Opinión | Méritos e infamias

Esta vez sí

Aplaudo la decisión del Gobierno central de bloquear 66.000 pisos turísticos de los 368.295 que se ofertan en toda España

Candados y cajetines de seguridad que alojan llaves de apartamentos y pisos turísticos
Candados y cajetines de seguridad que alojan llaves de apartamentos y pisos turísticos Jesús G. FeriaLa Razón

Un juez condena al dueño de un bar y le obliga a retirar 50 veladores, 50, de una calle peatonal, informan los compañeros de Diario de Sevilla. Se trata de una megaterraza que durante años hace la vida imposible a los vecinos que tienen que convivir con las necesidades de «la primera industria de Andalucía». Es decir, el turismo, el ocio, la parranda sin fin; ponga el siguiente sustantivo que quiera, porque el monstruo generado desde hace casi 15 años abarca tantos espacios públicos como realidades privadas. El turismo genera un impacto económico de unos 30.000 millones de euros en Andalucía, una barbaridad de ingresos que nadie quiere dejar pasar y que los expertos entienden que aún puede crecer. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, el precio de la vivienda ha aumentado cerca de un 40% desde 2014, haciendo prácticamente inasumible su compra para la mayoría de los andaluces. Tampoco muestra alternativas el alquiler, que además de ofrecer unos precios alejadísimos de la economía familiar ve mermada su oferta porque se dedica al uso turístico. Volvemos al principio, al gigante económico que como Saturno devora a sus hijos, vorazmente, sólo por dinero. Por eso aplaudo la decisión del Gobierno central de bloquear 66.000 pisos turísticos de los 368.295 que se ofertan en toda España. Para que se hagan una idea, sólo en el centro de Málaga hablamos de más de mil. En cualquier mente civilizada, educada en la tradición europea para que nadie se sienta ofendido, estos datos explotan como un hongo atómico si se ponen en la balanza con los derechos de los ciudadanos tanto al descanso como a una vivienda digna. Derechos que las instituciones tienen la obligación de promover y asegurar frente a los intereses de terceras personas. No estoy de acuerdo con gran cantidad de las decisiones del Ejecutivo de Pedro Sánchez, pero la iniciativa de limitar el uso indiscriminado de pisos como establecimientos hoteleros me parece, al menos, un primer paso para poner coto a la destrucción total de ciudades, barrios y zonas costeras por las estúpidas lentejas que nos ofrecen los turistas. Durante muchos años se dijo que Andalucía se convertiría en la California del sur de Europa. Lamentablemente, vamos camino de darle el triste relevo a Magaluf.