
El análisis
Jordi Gual: «Andalucía y Cataluña tienen liderazgos tranquilos»
El ex presidente de CaixaBank considera que este tipo de fórmulas de ejercer el poder son las que «generan confianza»

Jordi Gual fue presidente de CaixaBank entre 2016 y 2021, por lo que vivió de lleno la convulsa situación política que culminó con la declaración unilateral de independencia el 27 de octubre de 2017. Días antes, la entidad financiera, como otras muchas empresas, trasladó su sede social a Valencia –donde aún continúa– para proteger a «sus clientes, accionistas y empleados» ante la situación política y social en Cataluña. Siete años después, Gual ejerce como catedrático de Economía en IESE Business School y es presidente no ejecutivo de VidaCaixa. Ayer estuvo en Sevilla, invitado por la Confederación de Empresarios de Andalucía, donde disertó sobre su libro «Confiar no tiene precio», un trabajo en el que, entre otros asuntos, lamenta la desconfianza que se ha generado en el sistema de libre mercado por la pérdida de confianza en los liderazgos políticos y la propia erosión de la confianza en los demás.
Gual, sin entrar a valorar la situación política actual, sí observa cierta similitud entre los líderes políticos actuales que gobiernan en Cataluña y Andalucía, Salvador Illa y Juanma Moreno, y que, según su criterio, son «liderazgos tranquilos», una fórmula que «genera confianza», concepto sobre el que pivota las reflexiones de este doctor en Economía por la Universidad de California (Berkeley) y humanista que cree en el capitalismo y las políticas públicas como la fórmula más eficaz de garantizar el progreso de las sociedades libres.
Desde la introducción del libro, Gual admite que «las políticas económicas no han dado respuesta a los anhelos y las expectativas de la ciudadanía» y que en «muchas democracias liberales, la sociedad se ha fragmentado y la polarización política supone que la búsqueda del bien común ya no es un objetivo compartido en la sociedad». Es crítico con la «patrimonialización» de las instituciones, las políticas de «corto plazo» y el «clientelismo político». Pero también es optimista y marca el camino para recuperar la senda correcta: «Las sociedades con mayor confianza social son precisamente aquellas en las que las políticas de estado compensan de manera más efectiva las tendencias del capitalismo a generar desigualdad económica e inseguridad entre los ciudadanos».
En el libro, Gual encuadra a España como uno de los países «manirrotos» –junto a Francia, Portugal, Italia o Estados Unidos– frente a los «frugales» como Alemania, Holanda, Suecia o Austria. Este segundo grupo marca el camino porque «las políticas monetarias y presupuestarias deben perseguir la estabilidad macroeconómica. Por eso, lamentó ayer la «adicción crónica de España a gastar más de lo que ingresa», extremo que en el libro vincula a que «los líderes políticos no quieren asumir los costes electorales de reconocer la necesidad de financiar adecuadamente los gastos», problema que conduce en muchos países, «a esa situación crónica de elevados déficits presupuestarios».
En cualquier caso, Gual es optimista siempre que los líderes públicos y la sociedad civil regeneren la «confianza», punto de inflexión que servirá «para que la economía de libre mercado funcione de manera más armónica, generando bienestar para toda la población y mejorando así su legitimación social».
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