Sucesos

Detenido en Marbella el "enemigo público número uno" de Países Bajos, capo de la 'Mocro Maffia', al que se le atribuyen amenazas a su Casa Real

Se han bloqueado 172 propiedades valoradas en 50 millones de una red que incluso intentó aprovecharse de la Embajada española en Tailandia

La Policía Nacional ha detenido en Marbella (Málaga) a uno de los máximos cabecillas de la organización criminal Mocro Maffia, que es una organización formada por ciudadanos holandeses de origen marroquí, apoyada en testaferros españoles, que es máxima prioridad para las policías europeas por su violencia extrema y amenazas a miembros de la familia real y del Gobierno de Países Bajos. Se dedica principalmente al tráfico de drogas.

Según informó la Policía este jueves, en esta operación han sido detenidas seis personas en Málaga y Melilla. En la operación se han intervenido 75.000 euros, joyas valoradas en 10.000 euros y dos armas de fuego, además de bloquearse 172 inmuebles de un valor cercano a los 50 millones de euros y cerca de tres millones en cuentas bancarias. La operación se extiende a Melilla y Barcelona.

El mafioso detenido en Marbella es uno de los delincuentes más buscados de Países Bajos y está acusado de blanqueo de capitales procedente del narcotráfico por valor de seis millones de euros. Se trata de uno de los máximos responsables de la Mocro Maffia holandesa y un veterano narcotraficante en la Costa del Sol, que actuaba como enlace entre grupos criminales internacionales dedicados al tráfico de cocaína.

Según ha informado la Policía, la operación contra la estructura criminal liderada por Karim Bouyakhrichan, el cabecilla arrestado en Marbella y ahora en prisión provisional, ha permitido bloquear 172 propiedades por valor de 50 millones de euros.

La investigación se inició en junio de 2018, a raíz del asesinato en Málaga del hermano del principal detenido. Los agentes de la UDEF han alertado de que se trata de una red de "dimensión internacional", con contactos con organizaciones de narcotráfico en América Latina, y que trató de aprovecharse de la Embajada española en Tailandia para ampliar su negocio ilícito.

La gran sacudida para la opinión pública neerlandesa se produjo cuando el periodista Peter R. Vries fue tiroreado en 2021 en pleno centro de Ámsterdam y acabó falleciendo debido a sus investigaciones sobre narcotráfico. Detrás de este ataque se cierne la alargada sombra de Rodouan Taghi, la principal figura del crimen organizado en Holanda, y que se encuentra encerrado en una prisión de máxima seguridad, pero cuyos secuaces siguen trabajando. Se sospecha que sus subordinados estaban detrás de las amenazas al primer ministro, Mark Rutte, quién ya cuenta con un dispositivo de seguridad adicional y de la joven princesa Amalia de Holanda. En 2022 se supo que la heredera al trono holandés había tenido que renunciar a su vida universitaria en Ámsterdam y se tuvo que trasladar a España ante el temor a un secuestro o un ataque.

El crimen organizado en Países Bajos empezó a operar en los años 80 y 90 del pasado siglo aprovechando los puertos de Rotterdam (Holanda)y Amberes (Bélgica) como lugares estratégicos a través de los que distribuir hachís por toda Europa. Pero los analistas coinciden en que fue a principios de este siglo cuándo estos grupos de origen magrebí se vuelven más peligrosos al entrar en contacto con los cárteles de droga latinoaméricanos que trafican con cocaína. Sus tentáculos no dejan de crecer y también comienzan a tener contactos con el norte de África.

Esta mafia holandesa puede ser menos conocida que la italiana, americana o rusa, pero no resulta menos peligrosa. El termino Mocro Maffia empezó a utilizarse en 2010 para definir a estos nuevos delincuentes conectados desde Holanda y Bélgica con las principales redes del crimen organizado internacional, pero que todavía no había sembrado el pavor en las calles.

En 2012 todo cambió con la lucha intestina entre dos clanes rivales después de la desaparición de 200 kilos de cocaína en el puerto de Amberes (Bélgica). Esto dio pie a una serie de sangrientos ajustes de cuentas que podrían haber desencadenado el asesinato de hasta 100 personas. En el año 2016 era ya difícil que la tranquila sociedad holandesa no se percatara de la violencia de estos grupos marginales.

El joven Nabil Amzieb, de tan sólo 23 años, fue asesinado en un coche y, para que no quedasen dudas sobre quién estaba detrás, fue decapitado. Posteriormente, su cabeza fue expuesta en una acera en Ámsterdam justo enfrente de un local habitual de las reuniones de la Mocro Mafia. Estos ajustes de cuentas han seguido propagándose en los últimos años y también han llegado a la española Costa del Sol.

¿Se puede definir a Holanda como un narcoestado? En 2018 la Asociación de la Policía del país (NBP por sus siglas en inglés) envió un controvertido informe al Parlamento en el que se aseguraba que el país “cumple muchas características de un narcoestado”. Un informe de Europol del año 2016 concluía Holanda se había convertido en el principal núcleo del tráfico de estupefacientes en el continente y que la gran mayoría del éxtasis que se consume en EEUU tiene su origen en laboratorios secretos del sur del país.

Las autoridades holandesas, si bien reconocen la magnitud del problema, creen que utilizar este término es exagerado. Defienden que los tentáculos de la Mocro Maffia no han alcanzado a sus instituciones. A pesar de que los funcionarios que vigilan los cargamentos de los puertos de Bélgica y Holanda han sido amedrentados, todavía no se puede demostrar que políticos, empresarios, jueces e incluso altos cargos policiales hayan sido comprados por la mafia, tal y como sí sucede en Latinoamérica. De momento, el gobierno holandés ha incrementado los fondos destinados a la policía para luchar contra el crimen organizado y esta cifra alcanzará los 100 millones a partir del año 2025.

Estas mafias operan en entornos humildes, muchas veces inmigrantes de segunda y tercera generación, que ven a los cabecillas de estos grupos como auténticos héroes. Comienzan a edades muy tempranas, incluso antes de haber llegado a la adolescencia, con trabajos de poca monta, a cambio de pequeñas cantidades, hasta que, desgraciadamente, su incursión en este peligroso mundo acaba costándoles la vida.