El Bloc
Medio grami
"Ser una rockstar, lo siento mucho, no es compatible con salvar a las ballenas o desayunar zumo multivitaminado y tostada de quinoa"
Ganador de cinco Grammy Latinos entre 2008 y 2019, Andrés Calamaro fue el gran añorado de la gala del jueves en Sevilla. Seguramente, su actitud de roquero indomable lo convierta en inapto para todos los públicos o, al menos, para el público adocenado, más bien adoctrinado, por los expendedores de gusto "mainstream".
Porque el alma de Los Rodríguez, sesenta tacos pasados y pelazo envidiable aún, se ha convertido en el abanderado de causas contraculturales como la tauromaquia o ese Javier Milei que hoy pugna por la presidencia de su Argentina natal.
La rebeldía se demuestra andando, como el movimiento, y la irreverencia punk de Calamaro excede el estrecho margen de tolerancia de la industria musical actual: medio “grami” más colombiano que latino, habría sido capaz de pedir, sólo por empatar, si llegan a invitar al gamberro que promocionaba un elepé olvidable con su amigo Diego Armando Maradona.
¿Aspiráis a ganar un Disco de Platino?, le preguntó un reportero. “Por ahora, aspiramos”, contestó con sonrisa de niña travieso y sorbiendo ruidosamente por la nariz. Nada que ver, convendrán, con estos malotes impostados de gimnasio y celofán que miden los centímetros cuadrados de nalga visible en sus clips para que Tik Tok no los censure. Ser una rockstar, lo siento mucho, no es compatible con salvar a las ballenas o desayunar zumo multivitaminado y tostada de quinoa.
Estas fiestecitas de buenos chicos ecofeministas iluminadas con la linterna del iPhone en vez de con el mechero de quemar grifa no dejan resaca, sino el aroma dulzón de la merienda amenizada por un catequista y su guitarra. “Yo tengo un amigo que ama”, la faltó cantar al coro de políticos con esmoquin que presidía el sarao. Y vaya preparando la cartera, amigo contribuyente, porque quieren repetir en 2025.
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