"Méritos e infamias"

Pepearenzana

"Nada se dice en las miles de tertulias donde la profesión estabula mientras le lanzan el pienso"

El periodista Pepe Arenzana
El periodista Pepe ArenzanaKiko HurtadoLa Razón

El periodista José María Arenzana se sometió el otro día a las preguntas de nuestro compañero Andrés Mellado para contar la génesis de su último libro. Un personal repaso al lenguaje, a las palabras con gotas de ironía e inteligencia. Es decir, periodismo puro para contar las cosas por su nombre. El suyo, el de guerrero de la información, Pepearenzana, empezó a aparecer en mi cabeza en los tiempos iniciales de esta delegación: muchas ganas, mucho barrio de Santa Cruz y toneladas de juventud. Nada ni nadie se salva del sabor de los limones amargos, Durrell dixit. Pepearenzana brujulea por los recovecos de las realidades que se ocultan tras las letras haciéndole fintas al ruido y se acuerda de que al principio de todo fue el Verbo. Será así, pero estoy más de acuerdo con la de San Ireneo: "Del silencio surgió la palabra". En la vida el vacío es necesario para existir, para encontrarse, en el periodismo a veces se debe imponer. Sobre todo cuando la profesión se empeña en cacarear, apesebrarse, dejarse amancebar por el poder, convertirse en una cosa parecida al lomo de un perro a pesar de las consecuencias. Tela sabe de esto Pepearenzana, a robar van a venir a la cárcel, por eso su voz siempre se sale de un tiesto cada vez más estrecho donde sólo caben los mansos. Me gustaría parecerme un poco a este veterano periodista, a su sagacidad, rozar su rapidez mental, jugar a la finta dialéctica en su cancha, pero sobre todo lo que añoro son más Pepearenzanas para darle al poder en la frente. El mundo donde todos tienen opinión, esta no vale nada, como nada se dice en las miles de tertulias donde la profesión estabula mientras le lanzan el pienso. Mal asunto, el periodismo debe incomodar, ser una china en el zapato, sonrojar a los poderosos y moverte las tripitas. Eso lo saben bien los que se han jugado la vida por un reportaje, los que se la piden prestaba a la suerte por una foto o al que le parten la cara por tener ideas propias. Por eso me sigue apasionando el periodismo, por eso me gusta Pepearenzana.