Un plan de cooperación para un mundo post Covid

Por primera vez en 20 años la pobreza mundial ha aumentado. La inflación provocada por los efectos de la pandemia de Covid-19 y de la guerra de Ucrania han provocado que el número de pobres se haya disparado: según las previsiones del Banco Mundial, en 2022 habría entre 75 y 95 millones más de personas viviendo en situación de pobreza extrema que en 2019.

El informe sobre el Índice Global de Pobreza Multidimensional relativo al 2022 y elaborado por el Programa de Naciones Unidas parea el Desarrollo también desvela un escenario devastador. Este informe calcula que 1.200 millones de personas de 111 países en desarrollo viven en una situación de extrema vulnerabilidad, con dificultades para satisfacer necesidades básicas, como la salud, la educación y el acceso a agua y saneamiento.

Además de los efectos persistentes del Covid y de los conflictos armados, el otro gran reto a nivel mundial en esta década marcada por los Objetivos 2030 es el cambio climático. La hoja de ruta para la acción climática en América Latina y el Caribe 2021-2025 del Banco Mundial augura que, para 2030, hasta 5,8 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema como resultado del cambio climático y, para 2050, más de 17 millones de personas podrían verse obligadas a abandonar sus hogares para escapar de los impactos climáticos.

Bajo este contexto la Junta de Andalucía tiene el difícil reto de elaborar el IV Plan Andaluz de Cooperación para el Desarrollo, ya que en este año finaliza el anterior, aprobado el 27 de diciembre de 2019. «En el último año de su vigencia, con el horizonte 2030 marcado a nivel global cada vez más cercano, en un nuevo contexto geopolítico condicionado por las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 y de la guerra de Ucrania con consecuencias devastadoras en los países más desfavorecidos, debe iniciarse un nuevo proceso para la formulación del siguiente Plan para los años 2024 a 2027, en paralelo al proceso marcado por la cooperación española», se lee en la orden publicada el pasado lunes en el BOJA.

Su elaboración recae en la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) adscrita Consejería de Presidencia. Para ello, contará con diversos agentes del tercer sector, como ONG, entidades municipales, universidades, agentes económicos y Organismos Multilaterales de Desarrollo.

Así, según lo aprobado en la nueva orden, el IV Plan Andaluz de Cooperación para el Desarrollo se articulará acciones en torno a objetivos relacionados con «la generación de procesos de desarrollo en los países prioritarios de la cooperación andaluza». También girará en torno a la acción humanitaria «para contribuir a salvar vidas, aliviar el sufrimiento y proteger los derechos de las víctimas de catástrofes naturales o guerras». Asimismo, estará alineado «con la defensa de los valores democráticos y la paz; con la educación para el desarrollo, la formación, investigación e innovación en materia de cooperación, para fomentar el ejercicio de una ciudadanía global, el fortalecimiento de las capacidades de los agentes de cooperación y la generación y de conocimiento».