Medioambiente

La planta que sobrevivió a los dinosaurios podría desaparecer en Andalucía

Alertan de que en los últimos 20 años se ha reducido un 60% la presencia de Posidonia oceanica en el Mediterráneo

Posidonia plantada en el Aula del Mar Mediterráneo que servirá para repoblar zonas con baja densidad
Posidonia plantada en el Aula del Mar Mediterráneo que servirá para repoblar zonas con baja densidadLa Razón

Su nombre es Posidonia oceanica y es una especie endémica del Mediterráneo. Puede parecer algo extraño, pero estamos muy acostumbrados a su presencia, ya que las praderas marinas se pueden encontrar a 30 o 50 metros de profundidad y cerca de las playas. Incluso menos si el agua es muy transparente. No es un alga, es una planta porque tiene raíz, tallo, hojas, se reproduce de forma sexual y asexual y produce frutos.

Se trata, por lo tanto, de un ser vivo de extrema importancia en el ecosistema marino que sobrevivió a la extinción de los dinosaurios hace millones de años evolucionando de planta terrestre a marina. En definitiva, una planta con flores adaptada a vivir completamente sumergida que, entre otras cosas, es hogar de cientos de especies, lo que ayuda a mantener y crear biodiversidad; produce gran cantidad de oxígeno mediante la fotosíntesis; son un gran sumidero de carbono porque absorben grandes cantidades de CO2, ayudando a combatir el cambio climático; mejora la calidad del agua y su transparencia; sus raíces estabilizan los sedimentos y evitan la erosión del fondo marino; y su presencia indica la buena salud del mar.

Sin embargo, Juan Antonio López, presidente y director científico de la Fundación Aula del Mar Mediterráneo, estima que «en los últimos 20 años ha podido desaparecer un 60%» de la población de Posidonia en las costas de Málaga, Granada y Almería, siendo la primera de estas la más perjudicada. Así lo dio a conocer el jueves, junto a la directora de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners Iberia, Carmen Gómez-Acebo, y representantes de la administración pública, durante la presentación del estudio «Bosques Sumergidos», realizado por Fundación Aula del Mar Mediterráneo (FAMM) y Mares Circulares de Coca-Cola, que mostró la necesidad de acometer «medidas urgentes» para la conservación de la Posidonia oceanica en la costa mediterránea.

Según explicó López, las causas principales del retroceso de estas praderas marinas son el aumento de la temperatura del mar, la actividad humana y, particularmente, la llegada de especies invasoras como la macroalga asiática Rugulopteryx okamurae, procedente de Japón, China y Corea.

Málaga, la más perjudicada

Varios ejemplares de Posidonia oceanica
Varios ejemplares de Posidonia oceanicaLa Razón

Con los resultados del estudio sobre la mesa, López advirtió que «la situación de la Posidonia oceanica en Málaga es crítica». De las ocho praderas analizadas entre Almería, Granada y Málaga, cinco ubicadas en esta última provincia mostraron un estado desfavorable. «Una pradera madura podría alcanzar hasta mil haces por metro cuadrado. Aquí, sin embargo, estamos viendo cifras preocupantes que apenas llegan al 20% de lo esperado, con zonas que no superan los 200 haces», recalcó.

En el municipio de Nerja, en los Acantilados de Maro y la playa de Burriana, se ha observado una «alarmante reducción» de la densidad de estas praderas, junto a una progresiva colonización de hasta el 95% del alga invasora.

Granada, aunque presenta un panorama menos alarmante, tampoco escapa a la amenaza ya que en la zona comprendida entre Lújar y Rubite la presencia del alga invasora es superior al 30%, lo que pone en riesgo praderas que están en buen estado.

No obstante, Almería mantiene en mejores condiciones sus praderas, especialmente en el entorno de Cabo de Gata. Allí, los muestreos realizados en 2024 registraron una densidad media que supera los 400 haces por metro cuadrado y alturas de hasta un metro. A pesar de ello, López aclaró que «el equilibrio en esta zona también podría romperse» si no se actúa a tiempo.

Las causas de su desaparición

La invasión del alga asiática, sumada a la pesca ilegal de arrastre, el fondeo indiscriminado de embarcaciones (anclajes) y las infraestructuras costeras están fragmentando progresivamente el hábitat marino. Esta fragmentación afecta especialmente a praderas maduras, cuyo crecimiento lento hace que su recuperación, una vez dañadas, sea muy compleja. El experto destacó que «una pradera madura es una auténtica barrera natural que se ha formado lentamente durante siglos» y que «nos ha salvado más de una vez», en referencia a la época de la extinción de los dinosaurios (Cretácico), en la que «consiguieron enfriar el planeta con la captación de CO2 y que hubiera de nuevo una gran biodiversidad». Como anécdota, explicó que hay «ejemplares con más de 100.000 años» y ocho kilómetros de longitud.

El ejemplo de otras regiones, como Islas Baleares, donde se ha implementado una estricta normativa desde 2018, la Posidonia representa alrededor del 50% de toda la existente en las costas españolas. En la Comunidad Valenciana tampoco tienen una situación alarmante. Y ahí es donde se quiere situar Andalucía. «Ellos reconocen vivir de la Posidonia, ya que es un baluarte turístico fundamental y un signo inequívoco de calidad ambiental», reconoció López.

Programa de replantación

Frente a este panorama, el proyecto «Bosques Sumergidos» actúa en la zona desde 2023. En Marbella, por ejemplo, ya se ha autorizado un proyecto de replantación. Esta iniciativa se irá desarrollando a lo largo de este año con la ampliación de los acuarios situados en el Aula de Economía Azul, en el centro de innovación social La Noria, con el objetivo de cultivar una mayor cantidad de esquejes destinados a futuras replantaciones. Además, en Málaga y Almería se desarrollarán sesiones formativas en colegios y se publicará una guía educativa específica para poner en valor estos bosques sumergidos.

Por un lado, el reto pasa por controlar la expansión de las especies invasoras y mitigar los impactos directos provocados por la actividad humana. Por otro, adaptar las estrategias públicas ante el cambio climático, aumentar la financiación para la investigación científica e impulsar la colaboración público-privada. «La Posidonia es parte del paisaje marino mediterráneo y un ecosistema único e irremplazable», concluyó López, que insistió en que «preservar estas praderas sumergidas es esencial para garantizar el futuro» de nuestras costas y las futuras generaciones.