Méritos e infamias
Silencio en el Sur
"Si no se pega su habitual tiro en pie, el PP sólo tiene que dejar pasar las hojas del calendario e ir cociendo a fuego lento cómo afrontar las próximas elecciones sin tener que pactar con Vox"
Esta semana Santos Cerdán hace feliz al PP desde su escaño, del que pese a toda la mierda que se ha descubierto no se quiere separar. Debe ser una actitud humana buscar refugio ante la tormenta, igual a la de ser un jeta o cobrar comisiones ilegales.
Decía lo de la felicidad porque a los populares les viene de perlas la destrucción, desde el interior, del PSOE, ese partido que venía a limpiar España de la corrupción. Parece que no lo han conseguido y que las manzanas podridas se reproducen, de momento, con una facilidad meteórica. Vinieron a limpiar la casa y acabaron repartiéndose el dinero, haciendo montoncitos para cada uno, como los ladrones después de dar el palo. Ahora, si no se pega su habitual tiro en pie, el PP sólo tiene que dejar pasar las hojas del calendario e ir cociendo a fuego lento cómo afrontar las próximas elecciones sin tener que pactar con VOX.
Éste es el único escollo, la pega real que los aleja de la Moncloa. No vale malgastar la suerte, porque a Feijòo lo ha salvado de la foto con Carlos Mazón (qué gran ocurrencia) el manganzo del trío Koldo-Ábalos-Cerdán a cinco columnas y en primera página “¡Suerte la mía!”, debieron pensar.
Donde peor lo tienen es en la calle San Vicente y más negro se les va a poner cuando en pocas semanas tengan que iniciar el proceso orgánico de poner su suerte electoral en María Jesús Montero (risas enlatadas). Es tan grande el batacazo, que la única voz que suena es la de Susana Díaz, reclamando que el PSOE convoque elecciones para que las pierda, claro. “Lo más grande”, hágame caso. Nunca den por acabada a la lideresa trianera, jamás, y menos sabiendo que en el punto de mira junto a Sánchez se encuentra Montero. Lo que verdaderamente nos distingue como especie es el cainismo, acosar a la víctima y colocar el silencio sobre la faz de la Tierra tras el último golpe.
Nadie en el Sur ha abierto la boca, nadie quiere saber por qué el puente de Sevilla no se acaba, por qué las obras con sobrecostes. Es imposible que los tres solitos lo hicieran, sin más colaboradores, sin que nadie supiera nada. Juan Espadas dijo unos días antes de que lo mandaran a su casa que había que comprar palomitas para ver el espectáculo. Pues se van a acabar en Andalucía.