
Mascotas
¿Por qué tu perro baja las orejas cuando le acaricias? Ojo, porque tiene un significado oculto que has ignorado
La comunicación canina es un complejo entramado donde las orejas juegan un papel clave, revelando desde el bienestar y la demanda de afecto durante las caricias, hasta indicios de temor, dependiendo del contexto

Los perros, al igual que otros animales, emplean un lenguaje corporal complejo para interactuar con su entorno y con sus compañeros. Sus orejas, en particular, funcionan como un barómetro notable de su estado emocional y de sus intenciones, si bien su correcta lectura no siempre es sencilla para los humanos.
Asimismo, la posición de las orejas hacia atrás, un gesto bastante extendido en el mundo canino, suele interpretarse habitualmente como un indicio de bienestar o complacencia. Es una señal que un perro puede emitir al disfrutar de una caricia o al sentirse a gusto en un momento de calma junto a su dueño, buscando reforzar esa interacción positiva.
Sin embargo, esta aparente simplicidad esconde una complejidad considerable. Es crucial recordar que las orejas hacia atrás no siempre son una señal de agrado; en ocasiones, este gesto forma parte de un conjunto de indicadores que revelan miedo o incomodidad en el animal. La observación de otras posturas es, por tanto, fundamental para una interpretación precisa.
La lectura del lenguaje corporal canino, un desafío
En este sentido, descifrar el verdadero mensaje detrás de unas orejas bajas exige una visión de conjunto. Tal y como detallan expertos en etología canina, la misma posición puede denotar agrado o solicitud de afecto o alimento. Por ejemplo, un perro con esta postura puede estar buscando calmar una situación de tensión o mostrar sumisión ante el enfado de su propietario.
Asimismo, cuando esta postura se acompaña de señales adicionales como relamerse, encoger el cuerpo o esconder la cola, el mensaje cambia radicalmente. En estos casos, las orejas hacia atrás son un claro indicio de que el animal percibe una situación como amenazante o una caricia como demasiado invasiva. La variedad morfológica de las orejas entre razas, desde las erguidas hasta las caídas, añade una capa de dificultad a la correcta interpretación por parte de los dueños menos experimentados.
Por lo tanto, la capacidad de leer e interpretar con precisión el lenguaje corporal canino es de calado para el bienestar y la convivencia con nuestras mascotas. Esta comprensión refuerza, además, la condena a prácticas estéticas como la mutilación de orejas y cola, que privan a los perros de herramientas esenciales para su comunicación y desarrollo social, emocional y físico.
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