Ataque
La venganza de las orcas: han comenzado a atacar embarcaciones humanas
Un comportamiento aprendido, una especie de juego o una moda pasajera: esa es la hipótesis científica para explicar por qué las orcas atacan y arrancan los timones de los barcos en la costa española
Lejos de cualquier instinto de agresión territorial o de defensa, la explicación que cobra más fuerza para entender los desconcertantes encuentros entre orcas y veleros en aguas españolas apunta directamente al juego. Se trata, al parecer, de una especie de moda pasajera entre estos inteligentes mamíferos marinos, un entretenimiento novedoso que se ha extendido por sus complejas estructuras sociales. La actividad consiste en centrarse en una parte muy concreta de los barcos, el timón, y poner a prueba sus habilidades hasta conseguir romperlo.
De hecho, este comportamiento sigue un patrón muy definido en las costas de la Península, con especial insistencia frente al litoral de Galicia. Los cetáceos actúan con una precisión y una fuerza notables, concentrando sus esfuerzos exclusivamente en los timones hasta que logran inutilizar el gobierno de las naves. Una vez que el barco queda a la deriva, sin capacidad de maniobra, los animales pierden por completo el interés en la embarcación y se alejan, sin mostrar en ningún momento hostilidad hacia los tripulantes. Esta especialización en un objetivo concreto es una muestra de la diversidad de conductas en el reino animal, donde otras especies desarrollan habilidades únicas, como es el caso del terrorífico cangrejo que decapita a sus víctimas con una fuerza asombrosa.
Asimismo, los biólogos marinos que estudian a estas poblaciones descartan que se trate de actos aislados o del instinto de un único individuo. La principal hipótesis, una idea que respaldan desde Futurism, sostiene que es un comportamiento aprendido y transmitido socialmente. Bastaría con que un ejemplar o un pequeño grupo hubiera iniciado esta práctica para que el resto la adoptase por imitación, extendiendo la costumbre a lo largo de sus rutas migratorias. Este tipo de inteligencia social no es exclusivo de los cetáceos, ya que estudios recientes demuestran que incluso animales domésticos conocen su propio nombre y responden a él de formas que apenas empezamos a comprender.
Más que un ataque, una tradición cultural
Por otro lado, esta línea de investigación se sustenta en la observación de que los ataques se producen sin aparente intención hostil hacia las personas a bordo. La motivación, por tanto, no parece ser la depredación ni la defensa, sino más bien una forma de curiosidad o diversión. El objetivo de las orcas sería simplemente superar el desafío que ellas mismas se proponen, en una suerte de pasatiempo colectivo.
En este sentido, el fenómeno refuerza la concepción de las orcas como seres culturales, capaces no solo de aprender, sino también de iniciar, desarrollar y propagar conductas novedosas. La interacción con los veleros podría ser el último ejemplo de la asombrosa capacidad de estos animales para crear y compartir sus tradiciones, consolidando su estatus como una de las especies más complejas del océano.