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Mascotas

Victor Mañero, experto en conducta animal, señala el gran error al educar a tu perro: "Lo cometen el 99% de las personas"

Víctor Mañero, adiestrador canino, explica que el exceso de mimos sin establecer límites claros es un error común entre dueños de perros, afectando su equilibrio emocional y la convivencia

Este es el mayor error al educar a tu perro, según los expertos La Razón

Muchos dueños de perros, especialmente aquellos que acogen a un cachorro o a un animal con un pasado complicado, cometen un error habitual al dar demasiado cariño sin establecer límites claros. Esta dinámica, explicada por el adiestrador canino Víctor Mañero en una entrevista para el podcast Al Fallo Club, se ha identificado como la equivocación más común en la convivencia con las mascotas.

Asimismo, Mañero detalla cómo el 99% de sus clientes reconocen inmediatamente esta situación cuando se les expone. La justificación suele radicar en la tierna edad del animal, "porque es cachorro le vas a dar mucho cariño", o en una historia más dura si se trata de un perro adoptado, llevando a un exceso de mimos por parte de todos los convivientes.

Sin embargo, el adiestrador insiste en que este patrón, aunque parte de una buena intención, acaba confundiendo al animal. Dicha confusión no solo desorienta al can, sino que también afecta a su equilibrio emocional y repercute negativamente en la relación que mantiene con sus propietarios.

La clave para un perro equilibrado: cariño con disciplina

En este sentido, el adiestrador Víctor Mañero subraya que su propuesta no implica maltratar al animal ni eliminar las muestras de afecto, sino más bien marcar unas reglas esenciales desde el principio, según apuntan desde Al Fallo Club. Estas normas buscan proporcionar la estabilidad que el perro necesita para su bienestar.

“El error que cometen el 99% de personas con sus perros consiste en el exceso de cariño y falta de normas”

Victor Mañero

Entre estas pautas básicas, Mañero menciona la importancia de que cada miembro de la casa tenga su espacio definido, ejemplificado con el concepto de que el perro "tiene su sitio para dormir, yo tengo el mío". Además, durante la comida, el animal no debe molestar a los dueños. Otras recomendaciones incluyen no llenar de mimos al perro inmediatamente al llegar a casa y, en caso de nerviosismo, no reforzar esa conducta; el saludo solo debe producirse cuando el can se encuentra tranquilo y sentado.

En definitiva, la conclusión de Mañero es que un perro verdaderamente equilibrado requiere tanto el afecto de sus dueños como una disciplina coherente y normas bien definidas. El exceso de cariño proporcionado en momentos inoportunos tiende a reforzar comportamientos nerviosos o ansiosos, que con el tiempo derivan en problemas de conducta. Su mensaje final es rotundo: "No es dejar de dar cariño, sino aprender a darlo en el momento correcto".