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La «microeliminación» de la hepatitis C, primer paso para hacerla desaparecer

Desarrollar acciones específicas en poblaciones de riesgo hace posible avanzar en la eliminación de la enfermedad

M. Río, M. Álvarez y R. Andrade durante la entrega de las Becas Gilead a proyectos de Microeliminación en VHC
M. Río, M. Álvarez y R. Andrade durante la entrega de las Becas Gilead a proyectos de Microeliminación en VHClarazon

El desarrollo de acciones específicas en poblaciones de riesgo hace posible avanzar en la eliminación de la hepatitis C al controlar la infección crónica por este virus. Es el caso de los centros penitenciarios, donde se concentra la población de riesgo y se conoce como microeliminación.

El Plan Nacional contra la enfermedad establece a la población reclusa como un objetivo prioritario en cuanto a la prevención, diagnóstico y tratamiento. Esto es así debido a que la persistencia de focos primarios de infección (adicciones a drogas por vía parenteral, población de prisiones, hombres que tienen sexo con hombres, inmigrantes, etc.) en los que la prevalencia de infección y reinfección es mucho más elevada que en la población general, exigen estrategias activas de eliminación en estos grupos vulnerables.

Esto es lo que sucede en el entorno penitenciario, donde la prevalencia de la hepatitis C es diez veces superior a la global debido, principalmente, a los hábitos de riesgo que presenta esta población. En concreto, los últimos datos reflejan que ésta se sitúa entre el 14,8% en las prisiones administradas por el Ministerio del Interior y en el 12% en las catalanas (donde la gestión está transferida). La prevalencia ha disminuido de forma ostensible durante los últimos años.

La aparición de los tratamientos antivirales de acción directa ha hecho que la hepatitis C haya pasado de ser una enfermedad con un pronóstico no demasiado halagüeño a poder tratarse en pocas semanas y con una tasa de curación de hasta el 95-99% de casos.

Estas cifras reflejan que el objetivo de la eliminación está mucho más cerca y puede ser una realidad si se identifican, diagnostican y trata a todas las personas infectadas; y de ser así, se estima que en 2021 la hepatitis C puede llegar a ser una patología residual en España.

Para la consecución de estos objetivos es necesaria la detección de los casos de infección crónica no diagnosticados, que se estiman entre 25.000-30.000 aún en nuestro país. Un elevado número de personas que desconocen estar infectadas y que permanecen así hasta que desarrollan síntomas más graves. La eliminación es posible gracias al trabajo de equipos multidisciplinares, el uso de las nuevas tecnologías y el apoyo de las instituciones y la industria farmacéutica. Tal es el caso de Gilead, que esta semana entregó las primeras Becas a Proyectos de Microeliminación en Hepatitis C, con las que se han reconocido cinco experiencias encaminadas a eliminar la enfermedad en sus campos de actuación más cercanas así como la necesidad de actuar de forma local para conseguir un objetivo global.