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Venéreas y hepatitis A, epidemias que crecen

La alerta salta en Madrid, pero las cifras aumentan a nivel nacional. La hipótesis que cobra fuerza es las prácticas sexuales sin protección, que también son responsables de la escalada sin techo de infecciones de transmisión sexual, como sífilis y gonorrea, que duplican y triplican los casos en la última década

Venéreas y hepatitis A, epidemias que crecen
Venéreas y hepatitis A, epidemias que crecenlarazon

La alerta salta en Madrid, pero las cifras aumentan a nivel nacional. La hipótesis que cobra fuerza es las prácticas sexuales sin protección, que también son responsables de la escalada sin techo de infecciones de transmisión sexual, como sífilis y gonorrea, que duplican y triplican los casos en la última década

Insistencia. Una y otra vez los expertos intentan llamar la atención sobre el repunte de determinadas infecciones, muchas de ellas tienen que ver con las prácticas sexuales, ya que hoy frente al sexo sólo se pone anticoncepción y no protección. Desde la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología (Seimc), María Jesús Barberá, presidenta del Grupo de Estudio en Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), se muestra contundente con las cifras en la mano: «Los datos a nivel nacional indican que, entre 2005 y 2015, las tasas de incidencia de sífilis se han multiplicado por dos en este periodo. En el caso de la infección gonococia, las tasas se han triplicado en estos diez años».

Pero, el problema no se queda ahí. Dado el incremento de infecciones de hepatitis A, A TU SALUD ha consultado a distintos profesionales médicos si el aumento de casos, que es una tendencia a nivel nacional, se debe también a prácticas sexuales sin protección. Y todos se muestran de acuerdo: «Parece observarse un aumento de la hepatitis A en toda Europa, con elevado grado de afectación de los hombres que tienen sexo con hombres (HSH). En el pasado se han producido brotes de hepatitis A en HSH y en 2016-2017 se ha detectado un brote en diversas ciudades del territorio español», apunta Barberá. A lo que Matilde Sánchez Conde, médico especialista en Microbiología y Medicina Interna del Servicio de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, añade que «desde agosto de 2016 se ha detectado un incremento importante en los casos de hepatitis aguda A que persiste en la actualidad». En este caso, tanto las ITS como la hepatitis A concentran más casos en grandes urbes, como son Madrid y Barcelona.

Por otro lado, el jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañon de Madrid, Emilio Bouza, manifiesta que «la hepatitis A, en épocas de mala higiene pública, era adquirida habitualmente de forma subclínica durante la infancia y la mayoría de la población cuando alcanzaba la edad adulta estaba inmunizada. La mejor higiene actual ha permitido que una proporción cada vez mayor de la población alcance la edad adulta sin haber tenido contacto con este virus y por tanto en situación de susceptibilidad frente a esta enfermedad que es más grave y clínicamente más expresiva cuando se adquiere en la edad adulta».

Sin escudo

La hepatitis A sólo es la punta del iceberg del problema que supone en la actualidad el repunte de las infecciones de transmisión sexual (ITS). «Las enfermedades de trasmisión sexual (ETS) o ITS se encuentran en claro aumento y se calcula que se producen más de un millón de nuevos casos por día en el mundo. Infecciones por clamidia, sífilis, gonorrea e infecciones por trichomonas causan, al menos, 357 millones de casos nuevos al año, mientras que las genitales por virus herpes simplex superan los 500 millones. Las cifras vienen subiendo desde la falsa sensación de seguridad que se ha producido tras el control de la epidemia de infección por VIH», cuenta Bouza. Conde apunta que «tanto en Europa como en España desde el año 2001 los diagnósticos notificados al sistema de información microbiológica reflejan un incremento progresivo de las ITS fundamentalmente sífilis, infección gonocócica y clamidia».

Tanto Bouza como Barberá se muestran de acuerdo en que España, comparada con otros países, sigue una misma tendencia. «A nivel europeo nuestras tasas son similares a las de los países vecinos. No obstante, hay que tener en cuenta que es difícil comparar datos debido a que los sistemas de vigilancia son diferentes», asegura la portavoz de la Seimc. Conde añade que, «este ascenso se empezó a detectar desde finales de la década de los años 90 del pasado siglo en países europeos, como Reino Unido o Alemania, posteriormente se vió reflejado también en los diagnósticos de nuestro país, manteniéndose hasta la actualidad». Bouza agrega y puntualiza con contundencia que, «en cualquier caso, y a mi juicio, la información recopilada es escasa, tardía y poco eficiente, con escaso retorno para el personal sanitario en general y con escasísimo o nulo impacto para la población». Y esto es fundamental para que se puedan hacer buenas campañas de prevención y conocer la realidad de las infecciones.

Por ello, España ha de adaptar el nuevo sistema de vigilancia que impone la UE y que pasa de registrar cuatro a seis enfermedades. Así lo explica Barberá: «Ahora se incluye la infección por chlamydia trachomatis y el linfogranuloma venéreo a las que ya se venían vigilando previamente (sífilis, sífilis congénita, infección gonocócica y el VIH). En el momento actual, las CC AA están en proceso de implantación de este cambio en sus territorios. Esta modificación supondrá aumentar la información existente hasta el momento y poder caracterizar mejor a la población afectada».

Resistencia

Junto al crecimiento de los casos «hay otros problemas emergentes que preocupan a los clínicos como la adquisición de resistencia antibiótica», apunta Barberá. El problema de cómo tratar las infecciones víricas y bacterianas con antibióticos es especialmente alarmante en los casos de gonorrea y Micoplasma genitalium –nueva infección descubierta por investigadores de la University College London en 2016–, «lo que ha condicionado un cambio de las pautas terapéuticas. Neisseria gonorrhoeae y otras bacterias sexualmente transmisibles han sido incluidas este año por la OMS entre las 12 para las que se necesita investigación y desarrollo prioritario de nuevos antibióticos ante la falta de alternativas», comenta la portavoz de la Seimc. «El hecho de que cada año veamos más resistencias a los antibióticos, como sucede en el caso de la gonorrea, y en otros como puede ser las infecciones por clamidia, hace que el diagnóstico precoz no sea fácil, y predomine esta sensación de que las ITS son relativamente fáciles de solucionar, lo que favorece la banalización del problema y eso es sea falso», subraya Joaquin Lopez-Contreras González de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

Por tanto, la preocupación que muestra Bouza por unos mejores servicios de detección y registros de casos queda más que justificada. «Un ejemplo ilustrativo es que hace unos años atendíamos hasta cuatro casos al año de gonorrea en una consulta y eso es lo mínimo que vemos hoy en nuestro hospital en un mes en cinco consultas», advierte Bouza. Por eso, desde la Seimc, Barberá concluye que «el cambio epidemiológico que estamos observando en las ITS es muy importante y se necesita que los servicios de atención a personas infectadas y de salud pública sean potenciados, que las autoridades sanitarias adopten decisiones efectivas en la lucha y que las entidades de ámbito comunitario, así como las poblaciones más afectadas y la propia sociedad seamos más corresponsables en la toma de decisiones que pone en riesgo nuestra salud».

También hay más casos de VIH

La incidencia del virus se mantiene constante a un ritmo de 2,6 millones de nuevas infecciones al año, según la Conferencia Internacional sobre el Sida. En este sentido, las cifras de ONUSida muestran un estancamiento del descenso de infecciones desde 2010 en Europa, lo que hace temer a los médicos que estemos ante una nueva eclosión de la epidemia. Santiago Moreno, como recogía A TU SALUD con motivo del Día Mundial del Sida apuntaba que las cifras son engañosas, ya que « si se desglosan encontramos que hay menos contagios en hombres que vienen de fuera, resultado del descenso de la inmigración, pero hay más entre varones que practican relaciones con su mismo sexo». Este experto demanda al mismo tiempo que con los datos actuales se puede configurar un perfi l de riesgo, que «pese a que nunca se ha querido definir quién es susceptible de contraer la infección, lo cierto es que las cifras dibujan uno más definido: hoy apenas hay contagios por compartir jeringuillas, también son pocos en parejas con relaciones heterosexuales, pero sí que hay más contagios y son hombres entre 25 y 45 años que mantienen relaciones homosexuales en lo que se ve un aumento claro de las infecciones. Se está definiendo la población de más riesgo».