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El plantón de Óscar Puente a los "Rocinantes del acero"

Ciudad Real acoge el congreso nacional del transporte, un sector marcado por los altos costes energéticos y su atomización
Emiliano García-Page, en el XIX Congreso Nacional de Empresarios del Transporte de Mercancías
Emiliano García-Page, en el XIX Congreso Nacional de Empresarios del Transporte de MercancíasPiedad López
La Razón

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«Nunca un ministro de Transportes dejó de venir a un congreso como este». Son palabras del presidente de la Confederación Española del Transporte de Mercancías, Ovidio de la Rocha, esta semana en Ciudad Real tras la ausencia del ministro Óscar Puente a la reunión anual más importante del sector. Un sector que ha reunido en la capital manchega a los principales representantes y figuras relevantes de la economía para tratar de explicar los principales retos a los que se enfrenta en el panorama actual, dominado por la incertidumbre política y las indeterminaciones económicas.
Y es que pese a que ya han pasado un par de años, todavía late el tremendo daño causado por la impresionante subida del precio del carburante, que dejó al sector al borde de la ruina. De hecho, algunos de quienes hasta entonces se ganaban la vida en el transporte, han tenido que reconvertirse.
La cita ha contado también con la Exposición de Vehículos, Servicios y Componentes de Transporte, que ofrece las últimas novedades tecnológicas en el sector y que ha servido para comprobar la eficiencia de unos empresarios que se adaptan por momentos a nuevos entornos cambiantes.
En este sentido, el presidente de los empresarios del transporte de Castilla-La Mancha, Carlos Marín, ha destacado la impresionante gama de soluciones con que el sector ha respondido a los nuevos retos planteados con el encarecimiento de los costes.
Marín, que es natural del bello pueblo ciudadrealeño de Santa Cruz de Mudela, hizo además un paralelismo de los tiempos actuales con los del Quijote. «Quien escribió nuestra principal obra en lengua castellana, sabía y conocía muy bien cómo era la realidad de la España de entonces en la seguridad y salteadores de caminos… Siglos después, todavía parece que es una cuestión no resuelta». Marín se refería a esos camiones, los Rocinantes de acero, que surcan nuestras carreteras y las de Europa, no teniendo siempre como garantía el llegar a destino con la mercancía, como ocurrió no hace mucho tiempo con las mercancías agrícolas españolas en Francia.
Otra cuestión sobre la que Marín ha hecho hincapié es el asunto de las infraestructuras, sobre todo, en una comunidad autónoma, como Castilla-La Mancha, donde dos de sus principales capitales de provincia como Toledo y Ciudad Real, no están comunicadas por autovía.
Al Congreso acudió el propio presidente de la comunidad autónoma. Emiliano García-Page se mostró receptivo con los planteamientos del sector y se ofreció para buscar soluciones, por ejemplo, a la falta de conductores. Después Page tuvo la oportunidad de visitar la exposición que acompañaba al congreso y ver esos últimos avances tecnológicos que han posibilitado al sector competir en entornos muy complicados.
Han visitado Ciudad Real estos días figuras del mundo de la economía como Daniel Lacalle, quien pidió «mayor agilidad de la administración» para responder a los problemas que arrastra el sector y fundamentalmente, al encarecimiento de los costes.
Más de 700 participantes y cuarenta expositores han estado en la capital manchega. El presidente de la Diputación de Ciudad Real, Miguel Ángel Valverde, fue el encargado de clausurar el evento, mostrando su apoyo a los transportistas y reivindicando mejores infraestructuras por carretera.
Un sector, el del transporte, que sigue marcado por la excesiva atomización que conduce a la falta de un mecanismo sólido que permita la defensa de los intereses comunes. «No es posible que hagas un esfuerzo máximo para adaptarte, reducir precio y ser competitivo, y de pronto aparezca otro que lo hace por menos que tú el servicio, sabiendo que es imposible que no sea a pérdidas», decía uno de los profesionales del transporte.
Lo cierto es que sin ellos, ya lo vimos en la huelga de hace dos años y en la pandemia, un país se paraliza. El pequeño y mediano profesional autónomo ha sufrido y continúa haciéndolo en exceso. Las grandes empresas son las que mejor sobreviven a este entorno tan cambiante, difícil y exigente.
Sin embargo, el ánimo de los principales responsables es bueno, optimista, conscientes de lo imprescindible de su papel. Los Rocinantes de acero también están acometiendo su tarea de descarbonización. Pese a lo difícil, hay esperanza y ganas de remontar. Son Quijotes de la carretera.