Martín Mesa rescata los nombres de 1.030 pueblos segovianos

Inquieto y amante de las tradiciones y la toponimia, José María Martín Mesa, profesor de Educación Secundaria, rescata, tras cinco intensos años de investigación y dos y medio de elaboración, hasta un total de 1.030 nombres de pueblos de Segovia.

Y lo hace a través del libro «Segovia y sus mil pueblos. Toponimia mayor de la provincia de Segovia», de Ediciones Derviche, que pretende trazar el origen y evolución histórica de la toponimia segoviana. Se trata de una obra monumental, que a través de sus más de 500 páginas y a modo de diccionario se detalle el probable origen de cada nombre, referencias documentales encontradas y evolución. Una joya para los amantes de las tradiciones. En declaraciones a LA RAZÓN, Martín Mesa asegura que durante la elaboración de la obra se ha encontrado con muchas anécdotas y sorpresas como es el nombre de Segovia, «que todo el mundo cree que viene de las raíces celtas seg- ‘‘victoria’’, y yo creo que viene de mucho antes y tiene que ver con los ríos que bañan la capital».

Además, señala que en la actualidad en la provincia segoviana existen 209 municipios y 17 entidades locales menores, «y yo he encontrado el nombre de un total de 1.030 pueblos, lo que indica que de 700 no quedan ni los cimientos», aunque garantiza que «en ningún momento se ha tomado el libro en clave de la despoblación, sino para ofrecer una información a los amantes de la historia». Se muestra «muy satisfecho» con la respuesta que está teniendo el público, «principalmente de Segovia», por ese motivo va a darlo a conocer donde le solicitan.

La próxima parada será en el Centro Segoviano de Madrid, el 21 de febrero. Además, José María Martín Mesa avanza que cuenta con una base de datos de más de 12.000 documentos, por lo que no cierra la puerta a elaborar otra publicación de estas características, «aunque va para largo».

Sobre cómo surgió la idea de escribir el libro, el autor indica que la investigación es algo que le «alegra» y le «entretiene mucho las tardes».

A pesar de ello, Martín Mesa lamenta que este tipo de investigaciones «se podrían perder», ya que para que las nuevas generaciones “es mucho más rápido y fácil utilizar Internet y no libros medievales”.