«Si escuchamos a los empresarios y sindicatos la crisis nos fortalecerá»

El salmantino David Castaño es desde hace apenas un par de semanas la voz de Ciudadanos en las Cortes. Una nueva aventura profesional que afronta con «ilusión y mucha responsabilidad», pero también con la humildad del que se considera igual que el último procurador de la formación naranja y solo piensa en el bien común.

Llega a este cargo, en el que ya ha debutado con un cara a cara con el presidente Fernández Mañueco, avalado por la experiencia que le da el hecho de haber sido cocinero antes que fraile como se dice por estos lares, tras ser alcalde de su pueblo, la localidad salmantina de San Muñoz durante ocho años, donde conoció la «política de verdad» y aprendió a escuchar mucho y hablar poco.

También llega respaldado por su labor como portavoz adjunto del grupo parlamentario, «una especie de fontanero que intenta que las cañerías del partido funcionen a la perfección», según cuenta a LA RAZÓN durante una entrevista que se realiza momentos antes de que Castaño firmara el pacto para la reconstrucción.

Un acuerdo que, en su opinión, tiene dos patas esenciales: la primera, que da una respuesta rápida para paliar los efectos de la pandemia y, la segunda y más importante, que pone los cimientos de lo que debe ser una Comunidad en el futuro. «El pacto habla de Sanidad y de un nuevo modelo residencial, pero no para financiar los gastos sino para llevar a cabo sendas reformas», afirma el portavoz de Ciudadanos, que considera que «si somos hábiles y escuchamos más a los empresarios y a los sindicatos, no solo saldremos más fuertes de esta crisis sino que además seremos capaces de aprovecharla económicamente».

Para Castaño, este pacto conseguirá eliminar «mucho ruido de fondo» además de «rebajar la crispación política» actual, «ya que permite que nos sentemos todos a escuchar y proponer».

Algo que considera vital debido al protagonismo que, en su opinión, va a tener ahora el Parlamento autonómico para dar respuestas a una nueva etapa plagada de incertidumbres. «Con este acuerdo podremos hablar de la Sanidad, de la industria, del empleo y la economía, de los servicios sociales pero también de la cohesión social y territorial», señala el procurador de Cs que también ve más cerca poder cerrar definitivamente la ordenación del territorio, cuya última fase, los mapas rurales, está paralizada en las Cortes por la falta de consenso entre la Junta y la oposición socialista. «No veo motivos para que no se impulse la Ley; estamos abiertos al diálogo pero queremos que se planteen cosas no solo pancartas», advierte.

Sector productivo intacto

Castaño pone un sobresaliente a la gestión sanitaria de la Junta y defiende su prudencia en la estrategia de desescalada. «Está dando sus frutos», apunta, aunque entiende el malestar y las tensiones por el aspecto económico. Si bien, y aunque cree que ahora hay que empezar por las empresas metiendo toda la liquidez que se pueda para que reanuden su actividad con fuerza, dice que el sistema productivo de Castilla y León está intacto. «No se ha destruido nada y hay vigor empresarial, por lo que en Cs creemos que la Región puede salir de la crisis en ‘‘V'‘».

«El campo solo no repoblará los pueblos»

Castaño es hombre de campo y de pueblo. Y destaca el papel de la agricultura y la ganadería en esta pandemia por llevar los alimentos a los hogares y por proteger al más débil de la cadena. Y lo revindica de cara al futuro «porque los que tienen un sector primario potente suelen crecer». Si bien, reconoce que dada la mecanización actual del sector «el campo solo no será capaz de repoblar los pueblos, que necesitan de más servicios e infraestructuras».

“En mi pueblo alguien con veinte vacas era rico y ahora la explotación media es de setenta, por lo tanto baja la mano de obra”, asegura el portavoz de Ciudadanos en el Legislativo, para quien las buenas infraestructuras como las autovías hacen que se despoblen más los pueblos”. Pese a ello, también tiene claro que hay que tenerlas para que las personas “sean libres de vivir donde quieran”. “La gente va donde está cómoda y tiene trabajo, pero no podemos repoblar los pueblos a través de la agricultura porque estaríamos haciendo trampas al solitario”, finaliza.