Incendios Ávila
Los vecinos de Sotalvo a Sánchez: “No nos abandones”
El presidente del Gobierno es recibido en la zona afectada por el fuego en Ávila entre aplausos y gritos de ayuda, y firma en la pierna escayolada de una vecina: “Para Paquita, con cariño”
Numerosos vecinos de la localidad abulense de Sotalbo y de municipios cercanos afectados por el devastador incendio forestal que ha arrasado más de 22.000 hectáreas de monte, pasto y matorral en Navalacruz y Cepeda de Mora, acudieron a recibir a Pedro Sánchez y no dudaron en contarle su caótica situación tras el fuego en primera persona cuando el presidente del Gobierno se acercó a saludar.
Llegó el presidente del Gobierno en helicóptero a Sotalbo y desde allí hizo un recorrido a pie por la parte baja del pueblo hasta la vaquería donde entraron las llamas. Y con este paseo llegaron ya los primeros gritos en los que se escuchaba: “Ayúdanos, Pedro, zona catastrófica”. Tras estos primeros minutos, ya en coche, Sánchez se trasladó a la parte alta, desde donde pudo ver de nuevo la devastación de un incendio que tan cerca se quedó de las casas de Sotalbo. No faltó el saludo a los alcaldes que acudieron a la cita, y la foto de rigor, antes de hacer la declaración institucional en la que se cumplió el guion al anunciar la concesión de zona catastrófica.
Se escuchó algún grito aislado y abucheos también, pero lo cierto es que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fue, en general, muy bien recibido por los vecinos de Sotalbo y de localidades colindantes que se acercaron con la intención de contarle sus penas a Sánchez.
Entre estas personas estaba Alicia, natural de Sotalbo, que le comentó que su padre es ganadero y se le ha quemado la tierra, las pacas y se ha caído una nave. “Y es un hombre de 83 años que sufre todo el daño moral, le ha hundido más”, aseguró. Eso es precisamente lo que le contó al presidente del Gobierno. Más crítica, o quizá desesperanzada, se mostraba Nuria, que tiene a sus padres en el municipio seis meses al año. “Prometen mucho y hacen muy poco”, decía, mientras insistía en pedir “que miren por los ganaderos porque lo verde no se recuperará”. Dice que le comentó el presidente que sí van a recibir ayudas pero por lo menos, por ahora, afirma que “cuando lo vea, lo creeré”, con la esperanza en que no se quede en solo una foto.
Otros le pidieron que no les abandone y también se refirieron específicamente a ayudas para el turismo rural, que están damnificados, como sucede con la ganadería. Le hablaron de las cancelaciones de reservas que están sufriendo, algunas incluso para los meses de octubre y noviembre, y “él se comprometió a no abandonarnos”, se comprometió “con todos los sectores”. No quisieron olvidar la situación concreta de la localidad de Solosancho, con cuatro municipios y más de un centenar de plazas de turismo rural.
También tuvo un momento para firmar en la escayola queuna vecina de Sotalvo (Ávila) tiene en su pierna derecha, cumpliendo la promesa que le había hecho minutos antes de mantener una reunión con los alcaldes de los municipios afectados por el incendio de Navalacruz y Cepeda de la Mora.
Al salir del encuentro con los regidores, Sánchez se ha dirigido entre aplausos hasta el lugar en el que se encontraba sentada Paquita, para firmarle en la escayola y dejarle escrito: “Para Francisca, con cariño. Pedro”. Mientras escribía el mensaje con el rotulador que le había cedido previamente la mujer, Paquita se ha dirigido a Pedro Sánchez para hacerle una petición: “Presidente, no se olvide de Sotalvo”. ”No lo voy a hacer”, le ha asegurado el jefe del Ejecutivo quien, tras estampar su firma, le ha dado dos besos a la mujer -ambos tenían la mascarilla puesta- y se ha despedido de los vecinos que le han despedido con gritos de “¡presidente!, ¡presidente!”.
Mientras se producía la firma y numerosos vecinos la grababan en sus dispositivos móviles, una de las presentes se dirigía a la protagonista diciéndole: “Paquita, en la vida te verás en otra”.
Paquita, que se había lesionado uno de los días que salió a caminar, ha mostrado su intención de subastar la escayola cuando se la retiren, “por si sirve de algo para ayudar”.
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