El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha participado este lunes en el Lienzo Norte de Ávila en el III Congreso ITE+R ‘Oportunidades para la recuperación, transformación y resiliencia de las ciudades y territorios’, que organizan el Instituto de la Construcción de Castilla y León y la Junta con la colaboración del Ayuntamiento de Ávila.

Allí, reafirmaba su apuesta por la rehabilitación al recordar que Castilla y León lleva “muchos años” impulsando políticas de regeneración y recuperación en la vivienda “mirando más a la ciudad ya construida que a la nueva construcción”. Además, el consejero hacía un llamamiento a impulsar la rehabilitación de vivienda “ante la oportunidad” que, en su opinión, se presenta con la llegada de fondos europeos Next Generation que se destinarán a estos cometidos y que calcula que serán alrededor de 300 millones de euros de fondos públicos para ayudar al mundo privado y a las licitaciones públicas para la rehabilitación.

“Estos recursos van a ser una oportunidad muy relevante para incrementar los esfuerzos públicos y privados en las políticas de rehabilitación”, destacaba Suárez-Quiñones, mientras ponía como ejemplo, que la pandemia ha provocado también que “necesitemos avanzar en ese camino” marcado por Europa de transformación ecológica, digital, de cohesión social y territorial y la igualdad del hombre y de la mujer, unos ámbitos en los que, según el consejero, la Construcción tiene mucho que ver y que decir”.

Durante la jornada se volvía a poner encima de la mesa el problema existente con la mano de obra en el sector de la Construcción. Así, el presidente del Instituto de la Construcción de Castilla y León, José María García de Acitu, alertaba de las serias carencias que tiene este gremio en la actualidad.

“Falta de todo, desde material hasta mano de obra, lo que está provocando que las entregas de obras de edificaciones oficiales y de viviendas se están retrasando”, advertía mientras recordaba que la anterior crisis económica que empezó en 2007 se llevó por delante toda la industria familiar de la construcción y que, actualmente, ya no hay empresas familiares que trabajen ni tampoco aprendices de oficios que son absolutamente necesarios en la construcción. Entre ellos se refería a los albañiles, yesistas o escayolistas de toda la vida, pero también y sobre todo a los más especializados, como soldadores, instaladores eléctricos o instaladores de placas fotovoltaicas, “que no hay”.

Por ello, García de Acitu aseguraba, contundente, mirando al consejero, que hace falta formar mano de obra y hacerlo ya a través de una Forrmación Profesional adecuada para que el sector tenga gente y pueda ayudar en la recuperación.

Suárez-Quiñones, por su parte, reconocía esa carencia de mano de obra en la Construcción, que cifraba en 24.000 trabajadores que harían falta en Castilla y León para poder atender la demanda existente por parte de las empresas. Por este motivo, el consejero animaba especialmente a los jóvenes a apostar por este sector por el futuro y las posibilidades que tiene y, de paso, para ayudar a reducir el paro juvenil existente.

“La construcción es un motor de trabajo brutal ya que del 30 por ciento que se subvenciona se recupera casi un 40 por ciento en otro tipo de cosas”, finalizaba el presidente del Instituto de la Construcción de Castilla y León,