Salud

Advierten de que la receta electrónica está aún poco aprovechada

Médicos y farmacéuticos comunitarios debaten en Segovia durante el IV Congreso Médico y Farmacéutico sobre cómo mejorar la accesibilidad a los tratamientos

Un momento del encuentro de médicos y farmacéuticos celebrado en Segovia
Un momento del encuentro de médicos y farmacéuticos celebrado en SegoviaLa RazónLa Razón

Médicos y farmacéuticos comunitarios han debatido este sábado en Segovia en el IV Congreso médico y farmacéutico sobre cómo mejorar la accesibilidad a los tratamientos.

Organizado conjuntamente por las sociedades científicas SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) y SEFAC (Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria), en este cónclave se ha puesto de manifiesto que existen numerosas barreras que dificultan la prescripción y dispensación de los medicamentos que necesitan los pacientes. Obstáculos que, según han apuntado los expertos, podrían solucionarse si los profesionales médicos y farmacéuticos dispusieran de un mayor respaldo de la Administración y herramientas tecnológicas de apoyo.

Durante la mesa redonda, moderada por Rafael Micó, vicepresidente de Semergen, y con la participación del presidente de Semergen, José Polo, y del presidente de SEFAC, Vicente J. Baixauli, distinguían tres bloques donde habría que mejorar para aumentar la accesibilidad y la calidad de la atención en primaria.

En primer lugar, sería necesario aumentar la comunicación bidireccional entre médicos y farmacéuticos a través de la receta electrónica. Sin embargo, según advertía Baixauli, esta herramienta tecnológica aún no está suficientemente aprovechada en este aspecto y existen diferencias entre las posibilidades que ofrece cada modelo autonómico de receta electrónica a la hora de comunicarse y de incorporar información. “Es imprescindible que haya una estandarización de los distintos modelos para que se incluya la posibilidad de que médicos y farmacéuticos nos comuniquemos de manera bidireccional para aportar la información clínica necesaria que pueda ayudar a mejorar la atención de los pacientes”, apuntaba.

Por su parte, Polo iba más allá al añadir que esa ausencia de estandarización se da también en la historia clínica: “En la actualidad no hay acceso a una historia clínica digital única, lo que en la práctica se traduce en que un médico, cuando atiende a un paciente, no siempre conoce su historial clínico de manera actualizada”, advertía.

Al respecto, aseguraba que esto es especialmente trascendente cuando se trata de atender a pacientes desplazados de su lugar de residencia habitual y dificulta prestar una atención de calidad, pues puede haber información terapéutica de los pacientes que se desconoce”.

En cuanto a las barreras existentes en la actualidad a la prescripción y dispensación de medicamentos, durante este encuentro citaban la existencia de visados como herramienta que promueve un uso racionado del medicamento, en lugar de un uso racional; la reserva de medicamentos para su prescripción y dispensación en el ámbito hospitalario sin una justificación sanitaria real y simplemente por motivos de control del gasto; o el establecimiento de algoritmos de prescripción en algunas comunidades autónomas que limitan la capacidad de actuación del médico.

Igualmente, en el terreno de las barreras a la dispensación de medicamentos, apuntaban hacia la necesidad de cambios en la forma farmacéutica o de las dosis, además de las recetas caducadas o prescripciones incompletas.

Durante el debate se ponía de relieve que muchos de estos problemas ahora mismo solo pueden resolverse con el regreso del paciente al centro de salud, pero podrían solucionarse con lo que ya se conoce como “dispensación excepcional”. O lo que es lo mismo: la posibilidad de salvaguardar el espíritu de la prescripción por parte del farmacéutico, ante una situación de urgencia o necesidad, en la que dispensa el medicamento más adecuado dentro de las posibilidades reales de las que dispone con el fin de garantizar al paciente su disponibilidad y uso adecuado de su medicación de acuerdo con el paciente y sus necesidades.

Esta realidad está regulada ya desde hace años en muchos países desarrollados como Reino Unido, Canadá, EEUU, Australia o Nueva Zelanda, y apoyada desde hace años por la Federación Internacional Farmacéutica (FIP).

La tecnología, complemento a la presencialidad

Por otro lado, y respecto a la mejora de la accesibilidad, los expertos apuntaban a la implementación de las nuevas tecnologías a las consultas médicas y farmacéuticas para mejorar la comunicación telemática con los pacientes. Este tipo de atención debería enfocarse como complemento a la atención presencial para aquellos casos que lo necesiten y sin perder la humanización en la atención.

En la actualidad, y debido a la pandemia de COVID-19, la consulta telefónica ya se ha instaurado en muchos centros de salud y esta puede evolucionar hacia la vídeo-consulta. Para ello, reclaman que es imprescindible que se dote a los centros de salud de los recursos y las inversiones necesarias, para que la atención primaria, que es el primer nivel asistencial, pueda responder adecuadamente a las necesidades de los pacientes.

Del mismo modo, en el ámbito farmacéutico, demandan que se debe desarrollar la teleatención farmacéutica (TAF), que se define como la práctica farmacéutica asistencial a distancia que utiliza las tecnologías de la información y comunicación para complementar la atención farmacéutica presencial que precise el paciente.

Tanto desde Sefac como desde Semergen confían en que desde la Administración sanitaria se tengan en cuenta estas consideraciones y se pongan los medios para facilitar la labor asistencial de médicos de atención primaria y farmacéuticos comunitarios para mejorar la accesibilidad de los pacientes a sus tratamientos farmacológicos.