
Opinión
Por el bien y el sosiego del Reino
"Don Felipe vive para servir a España y ser útil, hasta amar el imposible", que diría Quevedo

Como no pueden hacerle reproche alguno por su trabajo, que cumple a rajatabla, o por su conducta, que es pura abnegación, cercanía y sencillez, inventan las historias más alocadas.
Pero sus trapacerías dan en hueso. Porque, Don Felipe, vive para servir a España y ser útil, "hasta amar el imposible", que diría Quevedo. Cuando de la felicidad de los españoles se trata, el Rey va a donde sea, con tal de aportar algo, siempre con una sonrisa y un gesto amable y entre las muestras de cariño de los españoles.
Escucha mucho, hace alguna pregunta, se interesa y luego echa una mano, tan discreta casi siempre, que apenas nos enteramos. Todo le parece poco, para acompañar en la adversidad o alcanzar la convivencia y la prosperidad compartida. Don Felipe dijo, al principio de su reinado, que lo sería de todos los españoles y está cumpliendo su palabra.
Sus intervenciones sobre el terreno, especialmente en incendios y danas y otras calamidades, han sido audaces y provechosas. Ha atendido, junto a la Reina, a los afectados, se ha reunido con representantes de la sociedad civil que puedan aportar algo y sigue en contacto con los presidentes de las Comunidades Autónomas, para apoyar prudentemente y hacerse sentir.
El Rey hace y hace mucho. Imposible mayor implicación y liderazgo, desde la Jefatura del Estado, para buscar soluciones con la ayuda de todos y promover un clima de entendimiento. Don Felipe tiene, además, una probada habilidad para tomarle el pulso a los asuntos y hacerlo sin proclamas a los cuatro vientos, sino todo lo contrario: con cautela y tacto. Nunca sabremos los hilos que llega a mover, para atender a los que más cansados y sin fuerzas se encuentran.
España está mostrando, también, con este Rey, su sensibilidad y compromiso con la paz y la seguridad en el mundo. Lo reconoce la prensa internacional y lo recuerdan con frecuencia otros jefes de Estado y mandatarios. Y todo esto sucede "por el bien y el sosiego del reino", como se decía en tiempos de Isabel y Fernando. El Rey ha pronunciado, en estos días, en Arequipa, la ciudad blanca del Perú, durante el Congreso Internacional de la Lengua Española, un mensaje de concordia sobre el que vale la pena detenerse.
Don Felipe ha hecho incapié en que la lengua española, es "una obra viva que compartimos y que debe seguir siendo fuente de cultura, progreso y valores comunes, además de una herramienta para la paz y el consenso, en un panorama global incierto". Una reflexión más que oportuna, en un momento en el que se están produciendo tensiones entre la RAE y el Instituto Cervantes. "Vivimos en un mundo mestizo", asegura Don Felipe. Y añade: "Ninguna lengua nació para ser barrera ni muro".
Está claro que, al Rey lo que de verdad le importa, y por lo que trabaja, es por unas relaciones sanas y armoniosas, que promuevan la confianza y permitan el avance de España y de la Hispanidad, junto al bienestar de todos. Nada más.
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