
Tradición
'Dos y pingada', el calórico almuerzo hecho tradición gastronómica en Zamora
Se trata de un plato compuesto por dos huevos fritos, lonchas gruesas de jamón serrano hechas vuelta y vuelta en la sartén y una rebanada de pan

Zamora ha despedido la Semana Santa con miles de raciones del 'Dos y pingada', un calórico plato que se sirvió originalmente como almuerzo a los cargadores de los pasos de la procesión de la Santísima Resurrección, pero que ahora se ofrece de menú del Domingo de Ramos en la mayoría de restaurantes y bares de la ciudad.
Dos huevos fritos, lonchas gruesas de jamón serrano hechas vuelta y vuelta en la sartén y una rebanada de pan, con una 'aceitada' (una pasta típica de Semana Santa en Zamora) de postre, fue el plato original, que desde mediados del siglo XX, se servía en los dos bares que entonces tenía el barrio de La Horta de Zamora.
Se ofrecía originalmente a los costaleros de los pasos de la procesión al concluir el desfile, según ha explicado a EFE Santos Manjón, propietario de uno de esos establecimientos hosteleros.
Sobre el origen del nombre, Manjón ha indicado que puede deberse a los dos huevos fritos que se pingan con el pan, lo que explicaría también que para referirse al plato en ocasiones también se le añada una coletilla y se le denomine 'dos y pingada, y una tajada', en referencia a la loncha de jamón.
La elección de esos productos, a los que actualmente en los menús de hostelería añaden otros como chorizo frito, embutidos o lomo de cerdo, está vinculada también a la época del calendario religioso en la que se disfruta, ya que se trata de productos cárnicos de los que había que abstenerse los viernes de Cuaresma y en Semana Santa.
Manjón ha recordado que desde pequeño siempre recuerda el Domingo de Resurrección como un día de mucho jaleo en el bar, que entonces regentaba su padre, sirviendo platos de 'dos y pingada', que pronto pasaron a degustarlos todos los vecinos del barrio y no sólo los cargadores de la procesión.
Inicialmente fueron los costaleros los que lo hacían en almuerzos de camaradería para reponer fuerzas al concluir la procesión, unos en el desaparecido bar Herminia y otros en el bar Oviedo.
El plato se hizo popular en los denominados Barrios Bajos de Zamora, situados junto al río Duero, y fue a principios de este siglo cuando la tradición gastronómica se extendió al resto de la ciudad hasta el punto de que actualmente la gran mayoría de restaurantes, junto a algunos bares y cafeterías, lo sirven.
Se trata del colofón para la hostelería zamorana de una semana clave para el sector, como revela un estudio encargado por la Junta de Castilla y León que cifra en 7,2 millones de euros el gasto en la hostelería de la ciudad en Semana Santa.
También hay muchos zamoranos que prefieren degustar el 'dos y pingada' en su casa y por ello en los días previos algunas carnicerías han recordado a la clientela la tradición con avisos de que tienen jamón para el 'dos y pingada' e incluso con lotes que ofrecen las lonchas gruesas de jamón y los huevos.
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