El manto blanco de cerezos que sorprende al norte de España

Con la llegada de la primavera se produce, en gran parte de España, un fenómeno que atrae a miles y miles de viajeros ante la belleza de un paisaje único e inigualable. Estamos hablando de los cerezos en flor, estando en estos momentos en el momento culmen de su floración. Hay numerosos lugares mágicos. Uno de ellos el Valle del Jerte en Cáceres, aunque hay otros como Cieza /Murcia), que vale la pena visitar,

Pero hay un lugar en el norte del país, concretamente en la desconocida provincia de Burgos. Un valle precioso ubicado en el valle de Caderechas, dentro de la comarca de La Bureba y donde se pueden contemplar cientos y cientos de cerezos en flor junto a pintorescos pueblos de la zona, que bien merecen todos ellos una visita.

Hay tres accesos para acceder al Valle, Terminón, Salas de Bureba y desde el páramo de Masa, entrando por Hozabejas. Nos adentramos en una sucesión de valles interconectados y la erosión de las paredes calcáreas han conformado un gran meando fluvial. Un espacio con un llamativo paisaje, plagado de sensaciones para el viajero, y donde todo el protagonismo lo comparten los cerezos y manzanos, con el blanco colorido de esta época, en lo que es un paisaje soberbio e inigualable. Un espacio incluido dentro de la red "Natura 2000" por el destacado valor del medio natural que alberga además, con infinidad de aves y rapaces.

Son muchas las localidades que comprende como Aguas Cándidas, Bentretea, Cantabrana, Castellanos de Bureba, Herrera de Valdivielso, Hozabejas, Huéspeda, Madrid de las Caderechas, Ojeda, Padrones de Bureba, Quintanaopio, Río-Quintanilla, Rucandio, Salas de Bureba y Terminón. En todas ellas podemos encontrar un destacado patrimonio artístico, arquitectónico, cultural y etnográfico, pasando por muchos estilos que van desde el románico hasta el neoclásico sin olvidar la arquitectura popular y su patrimonio preindustrial.

Ejemplo de ello es Salas de Bureba, donde predominan las casonas señoriales. En Aguas Cándidas, que como bien indica su nombre, se encuentra rodeado de manantiales de aguas transparentes, y donde numerosas casas campesinas dan la bienvenida al viajero, para su deleite.

Pero también existen otras localidades misteriosas como Madrid de las Caderechas, un pueblo silencioso donde se pueden observar unas magníficas vistas o Rucandio, para adentrarnos en una localidad, aún hoy, con mucho sabor medieval o Huéspeda, también con una excelente panorámica sobre todo el valle, con sus tradicionales casas de piedra y que goza de uno de los templos más antiguos de la provincia como es la ermita de Santa Marina.

Y ya que estamos en el lugar, no se debe abandonar sin probar los frutos de estas tierras con Marcas de Garantía incluidas. Por un lado, la cereza con diez variedades, cuya recolección empieza en junio y se prolonga hasta agosto y la manzana reineta del Valle de Las Caderechas, con dos variedades, iniciándose su recolección allá por septiembre.