Escapadas
De ruta por una de las ciudades más interesantes e históricas del norte de España
Situada en un cruce de caminos entre las regiones de Castilla y León, La Rioja y País Vasco se encuentra esta villa señorial y monumental bañada por el río Ebro que es paso también de peregrinos hasta Santiago
Situada estratégicamente al noreste de la provincia de Burgos, en un cruce de caminos entre las regiones de Castilla y León, La Rioja y País Vasco, se encuentra la localidad de Miranda de Ebro, declarada ciudad hace 116 años por el Rey Alfonso XIII. Un municipio dividido por el gran río nacido en Fontibre (Cantabria) que lo da nombre y que distribuye el pueblo en los barrios de Allende y de Aquende, en su día amurallados.
Miranda de Ebro, además, es lugar de paso para el peregrino que ha elegido la Vía de Bayona desde Francia en su camino hacia Santiago de Compostela para abrazar al Apóstol, patrón de España, y por su ubicación geográfica entre la meseta y la montaña ofrece una amplia y variada diversidad de paisajes que el viajero que busca naturaleza y nuevas sensaciones que debería experimentar alguna vez en su vida, entre los que se encuentran valles, sierras y una red fluvial de primer orden que invitan a la aventura, el senderismo y el deporte.
Miranda de Ebro es, además, la segunda ciudad más poblada de la provincia de Burgos, tras la capital, y por delante de Aranda de Duero. Su centro histórico se encuentra junto al río Ebro, mientras que la parte más moderna de la ciudad se encuentra al otro lado del Puente Carlos III. Y es un asentamiento medieval catalogado de Conjunto Histórico.
Pero este bello municipio bañado por el Ebro es también un lugar para descansar y desconectar del mundanal ruido mientras se disfruta de sus comodidades y de una ciudad que ofrece mucho y bueno en lo monumental, artístico y gastronómico.
Sobre el río predomina el castillo de Miranda, ubicado en la cima del cerro de La Picota, y dominando el gran río que atraviesa la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo XIV pero no fue hasta un siglo más tarde cuando los condes de Salinas comenzaran la construcción de la fortaleza para hacerse con el control del comercio de la sal.
El castillo ha sufrido derrumbes y reparaciones, ha sido cárcel y cuartel militar e incluso se ha usado como granero y corral y abandonado en varias ocasiones a lo largo de su historia, hasta que en 2010 comenzó su restauración para reencontrar a la ciudad con su pasado a través de un bien patrimonial que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
En lo monumental, destacan sus iglesias de San Nicolás y San Juan, junto con la Casa Fuerte y el Rollo de justicia, el puente de Carlos III, así como su arquitectura de trazado tradicional, que son merecedores y considerados Bienes de Interés Cultural.
La iglesia de San Nicolás o del Espíritu Santo se construyó en los siglos XII y XIII, conserva de su primitiva construcción románica el ábside, siendo la portada de transición al gótico con arco ojival y arquivoltas decoradas sobre columnas con capiteles historiados. Destaca su ábside poligonal con cinco ventanales reunidos con mascarones en los capiteles. Fue restaurada tras un incendio en 1936, en ella prestaban juramento los querellantes en los litigios entre vecinos de Miranda con los de la orilla izquierda del Ebro.
La iglesia de San Juan Bautista, del siglo XIV, tiene como peculiaridad que se encuentra semioculta por varias casas adosadas a partir de 1875. Destacan en el edificio, las bóvedas de crucería, los relieves de los capiteles, la pila bautismal y los restos de pinturas.
El Puente de Carlos III, construido en 1777, es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Tiene una longitud de 106 metros y una anchura de unos 10 metros, y une las orillas de Aquende y Allende. O lo que es lo mismo, conecta el casco antiguo con la parte más moderna de la ciudad.
Es, además, uno de los pasos más importantes de todo el río Ebro por donde se han transportado mercancías por el norte de España durante muchos siglos. Si bien, antes de su construcción había un puente medieval del siglo XII, que fue destruido por la riada en 1775.
Otra de las visitas obligadas en Miranda de Ebro es la Casa de las Cadenas, un palacete ubicado en plena Plaza Mayor del municipio que data del siglo XVI. Originalmente se llama la Casa-Palacio de los Condes de Berberana, y pertenecía a la familia Gil Delgado, que posteriormente se convirtieron en Duques. También la visitaron personajes ilustres como Napoleón Bonaparte y el rey Fernando VII de España.
Respecto al nombre por el que se la conoce popularmente, “La Casa de las Cadenas”, hace referencia a las cadenas que se pueden ver en la parte de la fachada. Se dice que estas cadenas de hierro fueron mandadas a poner por el rey Fernando VII como recuerdo de su estancia en 1828.
La Plaza de España es el corazón del casco antiguo de Miranda de Ebro, y otro espacio que hay que ver en esta moderna ciudad. Es punto de encuentro para locales y el escenario de numerosos eventos y celebraciones durante todo el año. Además aquí se reúnen otras joyas arquitectónicas de Miranda como el edificio del Ayuntamiento o la Casa de los Urbina.
Y en el centro histórico, junto a la Iglesia de Santa María, se encuentra el Teatro Apolo, construido en el año 1921 y de estilo neoclásico. Se Un espacio escénico que se cerró y estuvo abandonado varias décadas hasta que hace ocho años abrió nuevamente sus puertas tras su rehabilitación y con una variada cartelera de eventos.
La gastronomía y el pincho es parte importante de Miranda de Ebro, con la morcilla de la variedad “delgadilla” -elaborada con sangre fresca de cerdo, arroz cocido, pimienta negra, nuez moscada, clavos de olor, comino, canela y manteca de cerdo, y el vino chacolí como protagonistas. También se pueden probar algunos de los platos típicos de la cocina de la provincia de Burgos, como la olla podrida o el lechazo o el tomate de las huertas del municipio además del gosuá, un postre típico a base de nata, crema y caramelo.
Miranda de Ebro natural
Miranda de Ebro y sus alrededores ofrece igualmente numerosas opciones para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Así, bajo el Puente de Hierro, en la margen derecha del Ebro a su paso por la localidad arranca un camino que lleva desde la urbe hasta la pequeña localidad vecina de Ircio. Una ruta, denominada de Pozo Redondo, que se inicia en el Paseo de la Arboleda, donde el caminante puede encontrarse con ánades y pavos reales hasta que el camino abandona la ciudad y se adentra en tierras de cultivo.
En dirección a Condado de Treviño, enclave burgalés circundado por la provincia de Álava que pertenece al Reino de Castilla desde el año 1200, en tiempos de Alfonso VIII, existe una ruta rebosante de atractivos naturales, arqueológicos, artísticos. Una encrucijada de caminos y vías naturales de comunicación que no dejará indiferente a nadie.
Para los amantes del ciclismo destacan los Montes de Miranda, también conocidos como Monte San Juan, donde hay una gran variedad de pistas y senderos con diversas rutas. Una de ellas, denominada Ruta de "Palos" se desarrolla junto a las orillas del río Ebro, pasando por el icónico Balcón de Castilla y ofreciendo sendas fluidas y sencillas. Otra de algo más de 22 kilómetros es la Ruta de Los Miradores, que como su propio nombre indica se puede disfrutar de varios como el de Mirando Miranda, Los del Santo, La Rioja y la Cruz de Motrico.
Y en cuanto al Camino de Santiago, en el trazado del Camino Francés confluyen muchos itinerarios entre los que se encuentra la Vía de Bayona, que atraviesa Miranda de Ebro. Esta ruta jacobea viene desde Francia y entra en España por Irún. Continúa por Andoain, Tolosa, Beasain, Zalduendo de Álava, Vitoria, La Puebla de Arganzón, Estavillo, Armiñón, Lacorzana, Miranda de Ebro, Pancorbo, Briviesca, Monasterio de Rodilla y Burgos, donde se une al citado Camino Francés hacia Santiago de Compostela.
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