
Aventura
El impresionante pueblo medieval que es ideal para los exploradores
Sus recursos naturales y sus cuevas lo convierten en un lugar único en España

Quién no ha soñado en alguna ocasión en encontrar un tesoro perdido en una cueva. Eso es lo que deben pensar los amantes de la aventura que aprovechan su tiempo libre para viajer y descubrir parajes únicos. Uno de esos espacios, en forma de pueblo medieval, que se ha convertido en el lugar ideal para los exploradores. Sus cuevas y sus recursos naturales convierten a este pqueño municipio en un lugar único en España para disfrutar de esta práctica deportiva.
Y es que la exploración geográfica es la actividad que consiste en viajar hacia nuevos territorios o espacios desconocidos, con el propósito esencial de descubrir su configuración geográfica; aunque además del aumento del conocimiento haya siempre algún interés en realizarla por distintos motivos, desde los estratégicos y militares hasta los económicos (vías de comunicación, rutas de comercio y mercados, recursos naturales -cazaderos, caladeros, tierras fértiles para la agricultura, materias primas de todo tipo, como especias, minerales de uso energético, industrial o suntuario-), ideológicos o religiosos (misioneros), incluyendo actividades de ocio en que la exploración produce más bien un descubrimiento para el que la realiza, que puede no serlo en realidad (la aventura, el deporte, el turismo).
La exploración geográfica ha existido desde el origen de la humanidad (migraciones humanas prehistóricas). Las primeras exploraciones humanas se dieron en la búsqueda de nuevos territorios por distintas especies de homínidos que partieron de África y llegaron a todos los continentes del Viejo Mundo. Únicamente la especie humana actual llegó a Australia, América y las islas del Pacífico (tras una serie de migraciones marítimas que todavía son objeto de investigación antropológica).
Las exploraciones geográficas históricas de las edades Antigua y Media estaban limitadas por razones tecnológicas, socioeconómicas o incluso políticas e ideológicas; y en todo caso siempre parten de un presupuesto: lo que es un "descubrimiento" para el "descubridor" (el explorador que llega a un lugar desconocido para su civilización) no lo es para la comunidad humana "descubierta", que presencia la llegada de un visitante de un lugar desconocido para ellos. Aunque en algunos casos los intercambios pudieron ser equilibrados, el choque cultural suele ser destructivo para el colectivo de menor desarrollo, y siempre "es el vencedor quien escribe la historia", según señala Wikipedia.
Puentedey
Pues en esta ocasión no hay que descubrir un nuevo lugar, porque este pequeño pueblo medieval ya lo está, pero si que se trata de una localidad que debe servir para el amante de la naturaleza, conozca un lugar único en España. Se trata del pequeño municipio burgalés de Puentedey, ubicado en la comarca de Las Merindades.
Esta pequeña localidad burgalesa, con poco más de 50 habitantes, se asienta sobre un puente de piedra natural, creado por el río Nela, aunque los vecinos hablaban de una construcción ideada por el mismo Dios, como reza su nombre: Puentedey. No se sabe con certeza los orígenes de Puentedey, pero sí que aparece nombrada por primera vez en el Becerro de las Behetrías, durante la baja Edad Media, en el siglo XIV. Por entonces pertenecía a la Merindad de Aguilar de Campoo, a diferencia del resto de Las Merindades que formaban parte de Castilla la Vieja. Ya en el siglo XVIII aparece la Junta de Puentedey, formando parte del partido de Castilla la Vieja en Laredo.
Además de Puentedey, formaban parte de ella las localidades de Quintanabaldo y Brizuela. La titularidad del señorío pertenecía a Don Antonio María de Porres, quien nombraba al alcalde que debía ser de Puentedey. Los integrantes de la junta se reunían al abrigo de la Cueva del Santo, hasta la segunda década del siglo XX. Pocos años antes la localidad se integró en la Merindad de Valdeporres, a la cual sigue perteneciendo hoy en día.
Visitar Puentedey es como hacer un viaje en el tiempo a varios siglos atrás. El enorme arco de piedra natural sobre el río Nela es su principal emblema. Por ambas orillas discurre un sendero que permite observar esta obra de arte de la naturaleza en todo su esplendor. En el pasado, los vecinos creían que el arco había sido construido por la mano de Dios.
Más allá de la cultura y la historia, el entorno natural de Puentedey es fantástico. El pueblo burgalés es el punto de partida de un gran número de rutas senderistas. Está considerado como el pueblo más bonito de España en 2022. Casas solariegas y construcciones populares forman un casco urbano revela un pasado histórico medieval que han marcado una personalidad propia que merece la pena conocer. De hecho, los vestigios de sus antiguas murallas quizá revelen que situarse sobre el puente, a quince metros por encima del río, tenía una intención defensiva.
Entre los edificios más destacados se encuentra la Iglesia de San Pelayo, un templo románico de una única nave. Su decoración con motivos ajedrezados, rombos y tallos de hojas, así como su sencilla portada decorada con la representación de un hombre que lucha con una espada y un escudo contra lo que parece una serpiente son sus elementos más destacados.
El carácter defensivo que pudo tener esta localidad a lo largo del medievos se manifiesta en el Palacio de los Brizuela, una fortificación levantada entres los siglos XV y XVI en el punto más alto del puente que da nombre al pueblo. Este palacio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
Además la Línea de Ferrocarril Santander Mediterráneo cruza Puentedey en sentido noroeste sureste. Presenta elementos de patrimonio histórico industrial como puentes y túneles.En la actualidad la línea, clausurada en el año 1985, se ha convertido en la Vía Verde F.C. Santander-Mediterráneo.
Otros puntos de interés
El Mirador de San Andrés
Ofrece la mejor panorámica de la parte trasera de Puentedey, con el caserío al filo del precipicio y la iglesia y el castillo en posición privilegiada. La pasarela ha sido construida con una estructura metálica que permite ver el vacío bajo los pies, por lo que no es apto para personas con vértigo. A sus pies discurre la Vía Verde del Santander-Mediterráneo, un camino natural que sigue el trazado del ferrocarril que pretendía conectar el Mediterráneo con el Cantábrico pero nunca llegó a ver la luz.
Cascada de La Mea
El visitante no puede abandonar Puentedey sin visitar la cercana Cascada de La Mea, ubicada a poco más de un kilómetro del casco histórico. Se trata de un estrecho cañón encajonado entre altas paredes rocosas, por el que discurre el agua proveniente de los Canales de Dulla. Con el tiempo el agua ha erosionado la roca, dando lugar a un cortado por el que se precipita el agua a más de 30 metros de altura.
✕
Accede a tu cuenta para comentar