Cultura

El precioso pueblo español que cuenta con la iglesia porticada más antigua del mundo

El municipio fue la frontera natural entre las tierras musulmanas y cristianas en tiempos remotos

Iglesia de San Miguel de San Esteban de Gormaz
Iglesia de San Miguel de San Esteban de GormazDiputación de SoriaDiputación de Soria

Muchos son los tesoros patrimoniales con los que cuenta España, hasta el punto de que algunos de ellos son únicos o los más antiguos del mundo. Es el caso de la primera iglesia porticada que se construyó, y que se mantiene prácticamente intacta en un precioso pueblo español, que en tiempos remotos su situación estratégica le convirtió en la frontera natural entre las tierras musulmanas y cristianas.

Una iglesia porticada es una iglesia que tiene un pórtico o galería porticada adosada a uno o varios de sus costados, funcionando como un espacio cubierto y abierto al exterior. Este pórtico, también conocido como atrio o anteiglesia, puede tener fines litúrgicos, civiles o incluso funerarios. Es una característica destacada de la arquitectura románica rural.

Los pórticos románicos constituyen un ejemplo vivo de la personalidad de un pueblo y su espíritu de libertad en contraste con una sociedad mayoritariamente feudal La presencia de pórticos románicos adosados a muchas iglesias es, junto al antiguamente llamado "románico mudéjar", lo más singular del románico castellano. Este espacio techado que cubre parte del atrio del templo y delimitado por arquerías.

Para entender el verdadero valor del pórtico románico hay que imaginar una Europa sumida en la sociedad feudal, donde las libertadas individuales se encontraban tradicionalmente conculcadas por las relaciones de vasallaje. En la Castilla meridional de los siglos XI y XII la situación era bien diferente. Además, al estar los pórticos unidos a la iglesia, con diferencia el edificio más importante de cualquier ciudad o aldea, fueron asimismo aprovechadas para todo tipo de actos cívicos, sociales, políticos y judiciales, además de como cementerio y lugar de refugio.

San Esteban de Gormaz

El primer templo de estas características en el mundo es la Iglesia de San Miguel de la localidad soriana de San Esteban de Gormaz. Una población situada en el suroeste a unos 69 kilómetros de la capital. Una y otra quedan unidas por la carretera N-122. Fue cabeza de una amplia comunidad de Villa y Tierra. Unos kilómetros antes de llegar a esta villa se deja a la izquierda, por la variante de la carretera, El Burgo de Osma, ciudad episcopal. La trama urbana de San Esteban y su conjunto patrimonial denotan la importancia que el lugar tuvo durante la Edad Media.

San Esteban de Gormaz pertenece a una de las comarcas sorianas con mayor concentración de edificios románicos conservados. Históricamente, fue zona fronteriza entre los siglos X y XI entre musulmanes y cristianos, hasta que estos últimos se hicieron con ella al caer la fortaleza de Gormaz hacia el año 1060 en tiempos del rey Fernando I y la reina Sancha.

Todavía se conserva parte del perímetro urbano amurallado, fruto del esfuerzo de ambas comunidades en defender una localidad expuesta por su favorable condición estratégica, al pie de un río Duero vadeable. Muy poco después de 1060 se levantaron las iglesias de San Miguel y del Rivero, dos de las cuatro románicas con las que contó esta población. Canónicamente ha dependido siempre de El Burgo de Osma, sede de la diócesis oxomense.

Iglesia de San Miguel

La iglesia de San Miguel debió erigirse muy poco después de la toma de Gormaz en 1060, ya que en 1081 se data la galería porticada que se adosa al costado sur de la nave del templo. La fecha, ofrecida por uno de los muchos canecillos figurativos que sostienen su cornisa, se considera a día de hoy la de mayor antigüedad de aquel idiosincrático elemento estructural, tan presente en el oriente castellano.

En origen, por tanto, el templo contó con nave única,cerrada mediante cubierta de madera, rematada por una cabecera de ábside semicircular y cortísimo presbiterio. Este modelo de ábside, cubierto con bóveda de horno en sillarejo y que sustituye al de planta rectangular, estará llamado a perpetuarse en el lenguaje del Románico de Castilla. De origen contó con la portada principal, al sur, y una portada menor al oeste. Toda la iglesia, instalada sobre un campo de silos musulmán, ya amortizado, y fuera del espacio amurallado de la villa, se levantó en mampostería con encintado de sillares tan solo en vanos y esquinas.

Al mismo tiempo, el interior de la iglesia contó con una tribuna perimetral en altura que recorrió su nave, de uso incierto, a la que se accedía por una portada situada en el muro septentrional. Una torre, también románica, se adosó al norte del monumento aprovechando la citada portada. Sus tramos bajo y medio, conservados, se fabricaron con buena sillería, y destaca la escalera de acceso, embutida en el espesor de sus potentes muros.

A finales de la Edad Media se abrieron arcosolios funerarios en los muros norte y sur, una tercera portada al norte, y se desmontó la tribuna elevada, cegando el correspondiente acceso. Esta operación logró liberar espacio para comenzar a enterrar en el interior de nave y presbiterio. Se habilitó la sacristía en la parte baja de la torre, prácticamente sobre sus cimientos, y se abrió, por debajo de la portada cegada, un nuevo acceso, rematado por arco conopial.

La cabecera se embelleció con pinturas góticas, que se conservan parcialmente por debajo de la línea de cornisa. Finalmente, se instaló un coro de madera a los pies del templo, que se retiraría a lo largo del siglo XX, y se recreció la torre para instalar el campanario.

El cementerio exterior habilitado en el siglo XIX, al norte del templo, apenas alteró su entorno, que volumétricamente ha permanecido (en longitud, anchura y altura) prácticamente igual desde su construcción hasta el día de hoy.

De las iglesias románicas sorianas, la iglesia de San Miguel ha sido seguramente la más analizada si exceptuamos algún templo de la capital y la ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga. Ha sido así por su antigüedad y el carácter paradigmático de su galería porticada. Este interés se ha vertido también en muy distintas intervenciones. Antes de 2007 el templo era una sala de exposiciones centrada en el arte románico y donde se acumulaba un rico lapidario romano y medieval. Desde ese año una intervención integral ha facilitado un mayor conocimiento del templo y ha acrecentado su importancia.

Otras actuaciones arqueológicas se sucedieron en el exterior, constatando la necrópolis medieval de la galería y el entorno próximo del edificio. El fin último era eliminar las humedades que sufría el edificio, provocadas por la acumulación de tierras al exterior y su situación en un lugar de fuerte pendiente.

Diez años de intervenciones han permitido el rescate del antiguo solado de madera del que dispuso la iglesia al menos hasta el siglo XVIII, la contemplación de sus revocos, cuajados de grafitos medievales de muy variado tipo, la habilitación del acceso al cuerpo de campanas de la torre, la restauración de las pinturas de la cabecera, la correcta iluminación del interior y, finalmente, la adecuación de todo el entorno próximo del templo, que perseguía la citada eliminación de humedades y la accesibilidad a personas con problemas de movilidad.

Otros atractivos de San Esteban de Gormaz

Además de la Iglesia de San Miguel, la localidad cuenta con otros atractivos turísticos, entre los que destacan, según la propia web del Ayuntamiento:

Castillo y Murallas

Será en la Edad Media cuando la localidad alcance su máximo protagonismo. Era San Esteban de Gormaz una de las cinco fortalezas de primer orden que, junto con otras de menor entidad y las atalayas, formaban la frontera musulmana de vigilancia y defensa contra los cristianos en la denominada Extremadura Castellana, es decir, la línea estratégica en torno al Duero sobre el que se conformó la “frontera” entre las dos culturas en torno a los siglos X y XI. Por este motivo , el lugar posee dos fortalezas: Castro Moro (o Castillo Viejo) situado más al nordeste de la población (del que apenas queda ya nada más que el cerro donde se ubicaba y dos lienzos de muralla de tapial que avanzan hacia el sur y hacia el oeste) y el denominado castillo cristiano, que vigila la población, y de menor tamaño.

La existencia de dos fortalezas unidas entre sí puede tener una explicación razonable. La fortificación musulmana originaria, erigida hacia el Norte para vigilar las incursiones cristianas dio paso a la cristiana, ubicada hacia el Duero con el fin de controlar los movimientos islámicos. Posteriormente, estos dos elementos defensivos se unieron mediante un amurallamiento para dar más seguridad al conjunto.

El castillo cristiano está mejor conservado que el musulmán. Permanece su lienzo norte, aunque el expolio de sillares al que ha sido sometido es evidente. Pueden observarse todavía restos de la muralla musulmana de tapial. Una hacia la zona de las bodegas tradicionales que, con grandes pérdidas, finaliza en un cubo en la parte de atrás de la casa n.º 77 de la Calle Mayor.La otra, dirección este, hacia el paraje denominado “Valdizán”, finalizando en un cubo que formaba parte de la Puerta de San Gregorio. El siguiente elemento es un torreón que da continuidad a la muralla, que gira paralela al río hasta la puerta de la villa.

Plaza Mayor y Casas Blasonadas

La Plaza Mayor es de forma cuadrada y la integran un conjunto de edificaciones porticadas. Allí se encuentra la Casa Consistorial. En 1966 se decide edificar un nuevo Ayuntamiento que hace perder a los sanestebeños su reloj municipal. En la década de los 90 y, según algunos, tras un incendio, se reconstruye el edificio a imitación del original del siglo XVII, de ahí que “sus cuatro balcones principales se abran sobre los cuatros severos arcos del pórtico” (Artigas y Corominas, P). En 1994 la Duquesa de Alba (entonces, y, hasta su muerte, Condesa de San Esteban de Gormaz) lo inauguró y devolvió a la plaza el esplendor perdido, junto a su reloj.

Pero lo que más destaca de este lugar son los soportales, que incluso continúan hacia la calle Mayor, elementos catalogados como de interés histórico o arquitectónico que deben ser protegidos. Con carácter general, los soportales de la Plaza Mayor se caracterizan por ser un lugar de encuentro y reunión para todos los vecinos, pero sobre todo para aquellos que no tienen su domicilio en esta Villa. Lo curioso de San Esteban es la madera elegida para hacer tales soportales, pues son de olmo.

Convento de San Francisco

La antigua iglesia anexionada al Convento Franciscano es ahora parroquia para los sanestebeños. La desamortización de Mendizábal de 1832 hizo cambiar la titularidad del templo a manos privadas hasta que, en 1849, el Ayuntamiento solicitó su cesión al propietario. Fue entonces adquirida por el obispado de Osma-Soria, y, tras su restauración se inaugura el 7 de junio de 1900. Pero no es hasta 1986 cuando todavía la iglesia de San Francisco se convierte en parroquial y cambia su advocación a la de San Esteban Protomártir. Las piedras de su campanario proceden de la desaparecida en 1922, antigua parroquia de la localidad, ubicada en la Plaza de San Esteban. En su interior, unos frescos franciscanos del siglo XVI, presbiterio y capilla sepulcral góticos, la imagen del Cristo de la Buena Dicha y la talla románica de la Virgen del Castillo.

Puente de los 16 ojos

El puente de San Esteban de Gormaz ha tenido, a lo largo de los siglos, las funciones derivadas de su propia naturaleza: vía de conexión para salvar el curso del río Duero y un gran desnivel, defensa y control del territorio (fundamentalmente durante la Reconquista) y de cobro de impuestos (pontazgo) en beneficio del señor titular de las tierras e incluso con el objetivo de conservación y mantenimiento del puente. Lógicamente, era común construir presas y molinos en sus inmediaciones, como ha ocurrido en la localidad.

Está construido en sillería caliza y posee 16 arcos (ojos) con bóvedas de medio punto y los dos estribos laterales. Tiene una longitud de 200 metros en alzado de lomo de asno y un ancho de más de 8 metros. Aunque la primera mención al puente de la localidad es del 21 de abril de 1068, diversos autores lo han considerado desde un primer momento, romano.

La importancia estratégica de San Esteban de Gormaz como Puerta de Castilla durante la Reconquista, y en siglos posteriores, supusieron la necesidad de realizar obras de restauración a lo largo de los siglos. Durante las obras de reacondicionamiento del azud a finales del siglo XX se encontraron varias inscripciones romanas, funerarias en su mayoría. Además, existe una inscripción de 1717 (ubicada en la novena pila desde la población) conmemorativa de la restauración efectuada en dicha fecha. No es romana, pero sin duda, es una muestra de, cómo, a lo largo de los siglos, se ha dejado constancia escrita grandes obras de ingeniería realizadas.

Arco de la Villa

La única puerta que permanece de las que pertenecían al recinto amurallado se abre hacia el sur, al río Duero, justo en la ubicación entre los dos puentes que lo cruzan. Sirve, por lo tanto, de unión entre el Duero y la Plaza Mayor, ya intramuros.

Iglesia de Santa María del Rivero

Bien de Interés Cultural desde 1996, se trata de un templo adorado por los sanestebeños, esta iglesia alberga en su interior a la venerada Virgen del Rivero, patrona de la localidad, en cuyo honor se celebran las fiestas patronales y el día de la Concordia, el 1 de mayo, en el que 30 pueblos acuden a la villa con sus pendones y ofreciéndolos a la Virgen.

Se trata de una iglesia románica porticada del siglo XII, que sigue el modelo de su vecina San Miguel, y que se erige en lo alto de un altozano presidiendo majestuosa la localidad de San Esteban de Gormaz.

Es de una sola nave, con ábside semicircular hacia oriente y galería porticada al sur.Añadidos posteriores son la sacristía, la capilla de San Lorenzo, el camerín de la Virgen y la espadaña. Curiosamente, la construcción de la sacristía ha permitido conservar intactos los elementos decorativos de la parte norte del ábside pudiéndose contemplar (se accede desde el interior del templo) el característico ajedrezado, la decoración de lo capiteles e incluso marcas de cantero con gran lujo de detalle.

La galería porticada, meridional, posee once capiteles, 8 hacia el sur y 3 hacia oriente. Conserva originales los 5 arcos del frente meridional y los dos del costado oriental. Al igual que en la primitiva iglesia de San Miguel, predomina la decoración con personajes vestidos a la usanza islámica, la temática animal (rapaces con sus alas desplegadas, a veces devorando liebres, serpientes y cánidos, el león devorando a su presa) y las decoraciones vegetales.

En el interior del pórtico, a la izquierda de la portada de acceso a la nave, hay un arcosolio de siglo XVI integrado en el muro del templo, con arco carpanel y los escudos de Don Diego II López Pacheco y doña Luisa de Centurión y Bobadilla, el primero con cuarteles de los Pacheco y Enríquez y el segundo con las señas de los Cabrera, Mendoza, Bobadilla y Noroña.

En el interior del templo se puede observar un retablo de 1626 con la Virgen del Rivero en el centro y una bóveda con pinturas del siglo XIII. Representan a Cristo en Majestad rodeado por el Tetramorfos bajo un cielo estrellado. Además, en el lado sur del muro encontramos la Capilla de San Lorenzo fundada por los Calderones en el siglo XVI. Frente a la puerta de acceso al templo hay un arcosolio funerario.

El equipo de Soria Románica encontró, tras una gran imagen de una concha, un calvario gótico con Cristo Crucificado y tres figuras dispuestas simétricamente a cada uno de lados. En el vértice del arco apuntado encontramos representados al sol y a la luna. Se excavó el enterramiento de dicho elemento y se encontró al difunto con una moneda de 1443 en la mano. Lo que es digno de admiración es el impresionante coro de 1558, de estilo mudéjar, realizado en madera de pino de la provincia y mandado realizar por el Obispo Acosta, tutor dela iglesia y cuyo escudo está representado en la parte superior del frontis. Se dice que el escultor se fijó en la decoración floral de la galería porticada para realizar el majestuoso coro.

Las obras que se realizaron en 1853 para poder acceder mejor a la Virgen a la hora de vestirla y adornarla, sacó a la luz un sillar con una cruz esculpida. Al extraer la piedra se encontró un hueco donde descansaba una caja de madera que contenía a su vez una cajita de fresno con una reliquia de Santa Leocadia o Cecilia y un fragmento de tejido musulmán enrollado con una bolsa de lienzo dentro. El tejido fue a la Real Academia de la Historia en Madrid y el resto de hallazgos se volvieron a depositar en el lugar donde habían sido encontrados.

El tejido musulmán resultó ser uno de los extremos del almaizar (turbante) de Hisam II (califa de la dinastía Omeya desde el 976 al 1013). La decoración se divide en tres espacios horizontales: la central es de color negro con 13 medallones octogonales (dos de ellos con figuras humanas y el resto cuadrúpedos y aves) y las 2 laterales muestran una decoración epigráfica con letras cúficas. Dice así: “En el nombre de Allah, clemente y misericordioso, la bendición y la prosperidad estén con el califa Hisam, favorecido de Allah y príncipe de los creyentes”. Sobre el hallazgo de semejante reliquia histórica en la localidad hay dos teorías: que se hubiera obtenido tras una victoria del bando castellano hacia el musulmán (la única fecha del reinado de Hixem II en que los musulmanes no son derrotados es en el año 978, cuando el Conde Garcí Fernández y Sancho de Navarra derrotan a Orduan, lugarteniente del Califa) o que hubiera sido un obsequio (en cuyo caso se plantea la posibilidad de que el hijo de Almanzor, Abd Allah, lo diera como presente cuando se pasa al bando cristiano y se refugia en San Esteban de Gormaz en el año 989).

Bodegas tradicionales

Unas 300 bodegas tradicionales horadan el cerro donde está ubicado el Castillo así como las partes más elevadas de la Villa. Estas bodegas, pequeñas y familiares, son, además del lugar donde se elaboran apreciados vinos, lugar de reunión para los sanestebeños.

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