
Turismo
La recóndita aldea que toca el cielo a 1.500 metros de altura y es un tesoro arquitectónico
Un lugar privilegiado que vive del turismo pero tambien de la trashumancia y la ganadería

En pleno Parque Natural de Babia y Luna, en la provincia de León, y junto al lugar donde nace el popular río Sil que discurre por las provincias de León, Orense y Lugo y que los romanos llamaban el río de las arenas de oro, se encuentra uno de los pueblos más espectaculares de España, además de recóndito y remoto, ya que no es fácil acceder a él.
Se trata de una pequeña aldea sacada de un cuento en la que apenas viven medio centenar de vecinos, que se oculta entre las montañas y se sitúa nada más y nada menos que a casi 1.500 metros de altura. De hecho, uno de los municipios más altos de la Península Ibérica.
Un municipio que pertenece al término municipal de Cabrillanes, al igua que otros de la zona como Huergas de Babia, Lago de Babia, Mena de Babia, Meroy, Las Murias, Peñalba de Cilleros, Piedrafita de Babia, Quintanilla de Babia, La Riera de Babia, San Félix de Arce, Torre de Babia y La Vega de los Viejos, que es ideal para desconectar del mundanal ruido, pero sobre todo a disfrutar de un entorno sin igual.
Nos estamos refiriendo a La Cueta, un pequeño pueblo de apenas 40 habitantes que vive del turismo pero tambien de la trashumancia y la ganadería, que se divide en tres barrios separados: Quejo, Cacabillo y La Cueta situados a lo largo del estrechón de Bocarrío, un desfiladero natural formado por el Sil al poco de nacer en los puertos de Cuetalbo.
Una zona repleta de bosques en los que predominan las hayas aunque abundan los robles, fresnos, arces, tilos, acebos, tejos, abedules, castaños, encina carrasca y el quejigo o roble carrasqueño, y donde ha encontrado su hábitat el oso pardo, pero también se han visto lobos.
Como buen pueblo ganadero y trashumante que es con la oveja merina como protagonista, existen bastantes zonas de pastos y de matorral donde sobresalen los brezales, arándanos y enebros.
Pasear por las calles de La Cueta es una delicia también ya que se disfrutar de arquitectura popular basada en casas de piedra y madera con techo de pizarra es una delicia mientras.
Una aldea que ofrece también un rico y variado patrimonio que va desde la parroquia de San Mateo de las Cueta, en un altozano de la parte alta de la aldea, hasta la ermita Hijuela de Nuestra Señora de las Nieves de Cacabillo, pasando por el famoso puente de piedra en el que perduran aún algunos vestigios del cenobio medieval de Santibáñez, del que apenas se reconoce la planta de la iglesia.

En La Cueta son dignas de verse sus casas construidas con piedra, madera y pizarra, que reflejan la arquitectura tradicional leonesa adaptada al frío invernal.
Son típicas de estas casas sus escaleras exteriores para acceder al primer piso, donde se situaba la vivienda, mientras que en la planta baja se encontraban normalmente las cuadras para el ganado. Y luego está el tradicional horno de las casas babianas, cuya estructura redondeada es visible desde el exterior de los edificios.
También se conserva muy bien en La Cueta un antiguo molino harinero y las fábricas de luz local en cada barrio. En Quejo, también se conserva la ermita y, junto al río, dos fábricas de luz, una en el centro del pueblo y la otra, aguas abajo del puente de piedra.
Un pueblo que se puede visitar cualquier día del año y que en invierno ofrece una vista incomparable, ya que suele nevar bastante.
La Cueta tiene el potencial de convertirse en un referente del turismo de montaña en España y quien viiste este lugar no puede dejar de probar su excelente gastronomía con el cocido maragato o la cecina de León como platos estrella.
Un lugar también donde practicar el senderismo por el curso del río Sil hasta su nacimiento en los puertos de Covalancho y Cuetalbo, al pie de peña Orniz. Se trata de ruta señalizada permite descubrir uno de los paisajes más impresionantes de Babia, los puertos o pastizales de alta montaña. La distancia de ida y vuelta es de 13 km con un desnivel de 500 metros.
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