Cultura
Ni Sevilla ni Burgos, esta impresionante catedral es la que te acerca más al cielo
Se trata de la Seo más alta de España con 110 metros de altura
Todo el mundo sueña en que una vez que uno ya no se encuentre entre los vivos se te perdonen todos los pecados y vayas directamente al cielo. Pues antes de que suceda eso, si visitas una catedral en España estará más cerca tocar el cielo con la punta de los dedos. Y es que algo bueno debe tener contar algunas de las seos más espectaculares del mundo. Una catedral, también llamada seo, es un templo cristiano en donde tiene su sede o cátedra el obispo de la diócesis; por tanto, es la iglesia principal o mayor de cada diócesis o iglesia particular. La sede o cátedra episcopal es el lugar desde donde cada obispo preside la comunidad cristiana, enseñando el contenido de la fe y la doctrina de la Iglesia. También administra determinados sacramentos y órdenes. La sede o cátedra simboliza la función de gobierno del obispo. La Iglesia cristiana ortodoxa se refiere a sus catedrales como gran iglesia, aunque suele traducirse como catedral.
Los edificios eclesiásticos que encarnan las funciones de una catedral aparecieron por primera vez en Italia, Galia, España y el norte de África en el siglo IV, pero las catedrales no se universalizaron dentro de la Iglesia católica occidental hasta el siglo XII, momento en el que ya habían desarrollado formas arquitectónicas, estructuras institucionales e identidades jurídicas distintas de las iglesias parroquiales, las iglesias monásticas y las residencias episcopales. La catedral es más importante en la jerarquía que la iglesia porque es desde la catedral que el obispo gobierna el área bajo su autoridad administrativa.
Pues la catedral más alta de España es la de la Asunción de la Virgen de Salamanca, conocida popularmente como la “Catedral Nueva”, que consta de 110 metros de altura, solo seis más que la emblemática Giralda de Sevilla. Desde esa altura permite ver todos y cada uno de los rincones, hasta los más escondidos de la capital salmantina. La Catedral de la Asunción de la Virgen fue construida entre los siglos XVI Y XVIII mezclando los estilos góticos, tardío, renacentista y barroco. Se trata junto con la de Segovia, una de las dos últimas catedrales de estilo gótico que se construyen en España.
La Seo salmantina es una de las imágenes más reconocibles de la ciudad y hasta hace unos años solo aquellos que volaban en avión, las cigüeñas o halcones, eran de los pocos privilegiados capaces de disfrutar de estas vistas, junto al popular “Mariquelo”, que se encargaba de subir todos los 31 de octubre cada año a la torre, en agradecimiento a Dios porque el terremoto de Lisboa de 1755 apenas había dañado el edificio y no ocasionó víctimas mortales.
La Catedral Nueva de Salamanca, adosada a la Vieja, se comenzó a construir en 1513, inaugurándose en agosto de 1733. En la promoción inicial intervinieron los Reyes Católicos, a petición del Cabildo Catedral, quien, con los obispos sucesivos, actuó siempre como principal promotor.
Entre los grandes maestros arquitectos que dirigieron las obras durante casi dos siglos y medio figuran, entre otros, Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Juan de Álava, Juan Setién Güemes, Pantaleón Pontón, los hermanos Churriguera y Juan de Sagarbinaga.
Se comenzó a construir en estilo tardogótico y, aunque goza de la utilización de algunos otros estilos posteriores, conservará hasta el final una unidad estilística en este arte, impuesta y querida por el Cabildo. Se trata de una iglesia de planta rectangular, compuesta por tres naves y capillas hornacinas entre contrafuertes.
Se cubre por bóvedas de crucería con terceletes y combados dibujando complejos y hermosos diseños estrellados, en los que brillan especialmente las claves. En el crucero se yergue un magnífico cimborrio formado por cuerpo ochavado sobre pechinas con monumentales relieves de los misterios marianos, sobrepasado por un luminoso tambor cilíndrico liberado merced a los amplios ventanales y cúpula semiesférica. En el exterior remata en una falsa linterna; fue finalizado por Juan Sagarbinaga en 1765.
La Iglesia recibe la luz de casi un centenar de vidrieras, procedentes originariamente de Flandes aquellas que muestran un episodio bíblico. En sus muros también se extienden dos galerías corridas, en dos alturas, numerosos medallones con bustos de profetas, evangelistas, personajes de las Sagradas Escrituras y doctores, y otros tantos escudos catedralicios con el búcaro de azucenas.
Exterior
En el exterior cabe destacar la fachada principal, tremendamente profusa en detalles entre los que destacan sobre las puertas los relieves de las escenas del Nacimiento y la Epifanía, cobijado todo ello bajo un gran arco conopial que es culminado por un soberbio Calvario, flanqueado por las efigies de los Santos Pedro y Pablo. En esta fachada se complementa la escultura de la primera mitad del siglo XVI con la de la segunda mitad del siglo XVII, constituyendo un gran programa iconográfico de complejo contenido doctrinal.
La Portada de Ramos despliega un interesante conjunto iconográfico en el que destaca el grupo escultórico de la Entrada de Jesús en Jerusalén y los evangelistas que jalonan la puerta. Como sucede en la portada occidental, también combina la escultura del seiscientos con la del setecientos, cronología esta última a la que pertenecen las imágenes mentadas anteriormente. Siguiendo los criterios de evidenciar el momento histórico en el que un bien ha sido restaurado, fueron incorporados a la zona intervenida en 1993 una serie de elementos identificativos del tiempo, conjunto al que pertenece el ya famoso astronauta.
Los dos frentes del crucero (Norte y Sur) desarrollan también portadas monumentales que siguen una organización interna inspirada en los modelos tardogóticos anteriormente citados, pero que no puede ocultar la avanzada cronología en la que fueron elevadas. Su ejecución se desarrolla en los siglos del barroco y siguen los criterios de unidad de estilo que dictó el cabildo. Cabe señalar las dos imágenes realizadas por Alejandro Carnicero jalonando el vano de entrada meridional.
Interior
La Catedral Nueva, advocada a la Asunción de la Virgen, sigue los postulados del conocido «more hispano» en su configuración interior. Así, presenta en el medio de la nave principal el coro de los canónigos. Fue construido de 1710 a 1733, según las trazas de Joaquín Benito y Alberto de Churriguera. Se trata de uno de los grandes conjuntos barrocos españoles que brillan con luz propia, escondiendo un complejo programa teológico bajo sus profusos estilemas. Su estructura consta de coro alto y coro bajo, entre los que se reparten los diferentes estalos y escaños.
Los respaldares de los asientos del coro alto son los que desarrollan mayor altura, representándose en ellos en relieve las imágenes de cuerpo entero de Cristo Salvador, el Colegio Apostólico, Evangelistas, Santos de la Iglesia local de Salamanca, Padres de la Iglesia, Santos de la Iglesia hispana y Titulares de las principales sedes de la Corona española.
En el coro bajo aparecen los bustos de santas y vírgenes, excepto en el grupo vinculado al estalo del hebdomadario. Son obra de varios artistas como Múgica, Carnicero y otros, encabezados en la escultura por José de Larra. Cierra el coro y Capilla Mayor una reja realizada por el rejero francés del Duque de Alba, Duperier.
La Capilla Mayor de planta rectangular, realizada en la segunda mitad del siglo XVIII tras haber terminado con la originaria disposición de 1733, se encuentra culminada por una fastuosa bóveda policromada y dorada, que cubrió como baldaquino arquitectónico el magnífico tabernáculo realizado por los Churriguera.
Conserva hoy, presidiendo el recinto, bajo colgadura de terciopelo, una imagen de la Asunción realizada en 1624 por Esteban de Rueda, un sagrario y expositor de jaspes y mármoles de Gavilán Tomé, y las urnas de plata con los restos de San Juan de Sahagún (patrono de Salamanca) y Santo Tomás de Villanueva. Dieciocho capillas circundan la Catedral Nueva, enriqueciendo y dando mayor esplendor al conjunto catedralicio en las más diversas artes.
Además, hay numerosas capillas entre las que destacan La Dorada; que fue mandada hacer por el arcediano de Alba Francisco Sánchez de Palenzuela hacia 1515. Dispone de tribuna, órgano (hoy en la Catedral Vieja), púlpito, y sacristía en la cripta. Cuenta además con arcosolios que contienen hermosos sepulcros. El que más destaca es el del fundador con escultura del yacente, y al fondo pintura de la Virgen del Popolo. Destaca la profusa decoración de los muros de la capilla. Están ocupados por estatuas sobre repisas y doseletes, policromados y dorados.
Las imágenes de Adán y Eva se ven acompañadas por las de patriarcas, apóstoles, santos, sibilas y profetas. Llama la atención por su feroz realismo la representación de la muerte situada en un vano de la pared. El Calvario preside el retablo sobre el fondo de una pintura sobresaliente de Adiosdado de Olivares. Como la anterior, presenta zócalo con azulejos polícromos.
Por otra parte, la construcción del complejo de las sacristías comenzó en 1752, poco antes del terremoto de Lisboa (1755), el cual obligó a actuar de urgencia en otros lugares de la catedral y contribuyó a que se abandonara la culminación de todo el proyecto. Se sitúan al lado sur de la cabeza.
Fueron comenzadas por Manuel de Larra Churriguera, sustituido finalmente por Juan de Sagarbinaga, quien llevó a cabo la mayor parte del plan. Las estancias se componen por: Sacristía de Capellanes, Sacristía de Canónigos, Tesoro, Relicario, Sala Capitular, casa del sacristán y almacenes. En los arcosolios de las primeras quedan ubicados los vestidores con las cajonerías y espejos. El lavabo monumental realizado por Gabilán Tomé se alza en la Sacristía de Capellanes.
Ambas sacristías, al igual que el conjunto catedralicio, se encuentran marcadas por la unidad de estilo impuesta por el Cabildo, evidenciando formas tardogóticas generales que se mezclan con elementos y modos de hacer propios del momento en el que se está realizando la obra. Un ejemplo significativo del mencionado maridaje se encuentra en la decoración rococó que puebla los arcosolios o en las piezas que se incorporan en los accesos y el altar del testero de la Sacristía de Canónigos.
Destacan asimismo la cajonería, los extraordinarios espejos con rocallas, o la colección de cuadros en cobre donde se reflejan episodios de la vida de Cristo, legado de los condes de Crespo Rascón. El tesoro también tiene cabida en este espacio. De su riqueza tan solo podemos destacar de un modo breve las andas procesionales, el conjunto de relicarios de cronologías que parten del XV, urnas eucarísticas o el magnífico juego de objetos litúrgicos.