Cultura
Titirimundi sigue tirando del hilo
Del 13 al 18 de mayo el festival transformará las calles, plazas, patios y rincones medievales de Segovia
Lleva desde 2018 al frente de Titirimundi, un festival que nació cuando ella tenía once años y al que llegó en 2000 como colaboradora de su fundador y director, Julio Michel, pero todavía se fascina con un mundo que "rompe todas las reglas", el de los títeres que "no son solo para niños", aclara Marián Palma.
Los títeres "son para todos los públicos, no solo para los niños, y tratar de inculcarlo ha sido una lucha muy dura", explica a EFE la directora del Festival Internacional de Títeres (Titirimundi) que del 13 al 18 de mayo transformará las calles, plazas, patios y rincones medievales de Segovia en un escenario al aire libre.
Es un festival "para el público y los artistas: queremos llevar las artes a todos los rincones con una programación para todos los públicos y abierta a todas las culturas", ha añadido Palma desde el recuerdo a Julio Michel, fallecido en 2017 y que le imbuyó esas premisas junto a la atención permanente de los artistas invitados.
"Su fallecimiento, en 2017, fue una ruptura emocional a nivel personal y laboral, parecía que todo se rompía y luego pasamos mucho miedo con la pandemia, pero al final hemos seguido con la misma línea de programación y el planteamiento de seguir con los mismos fines y filosofía que nos dejó como legado", ha proseguido.
Hablan los objetos
De guante, en varilla, de hilo o sombras, Titirimundi cobija todas las disciplinas y mensajes a través de objetos o muñecos: "Todos hablan, cobran vida, cuentan historias a veces con una manipulación y técnicas realmente prodigiosos" en función de los países, tradiciones y escuelas de donde proceden estos juglares del siglo XXI.
Entretienen al tiempo que lanzan mensajes, ponen a pensar "a todos los públicos porque los títeres también son cosa de niños", ha afirmado Palma invirtiendo el tradicional axioma que sitúa a los más pequeños como el destinatario de este tipo de espectáculos y reivindicar, a un mismo tiempo, la audiencia de los adultos.
La cercanía de los titiriteros con el público, en espacios inusuales como rincones, huertas, parques, jardines y entornos monumentales, no sólo remite a otras épocas y formas de transmisión oral, sino que "enriquecen mucho al poner también en contacto directo el patrimonio y las artes escénicas", ha insistido la directora.
Temáticas
"Hay muchos espectáculos relacionados con el recuerdo, homenajes a nuestros mayores, evocaciones de oficios tradicionales de personas y situaciones históricas, también juegos y espectáculos que sorprenden con distintos elementos que te llevan a otros mundos", ha precisado sobre la naturaleza de las propuestas en cartera.
Proceden de trece países, en su mayoría de España con larga trayectoria como Tanxarina Títeres y Teatro Mutis, o en fase de crecimiento y maduración como Minusmal (Raimon Ruiz), junto a compañías internacionales (Mamulengo, Hans Davis y Alex Marionettes) a través de una mezcla que Marián Palma considera positiva.
"En España se ha dado un pequeño paso o revolución, ha cambiado principalmente gracias a la formación, que es fundamental, y por otra parte a las relaciones con otras compañías y espectáculos internacionales, que ha sido muy positivo", ha analizado.
Subsistencia económica
Marián Palma es partidaria de las ayudas económicas para mantener los festivales como lugar de encuentro, creación e intercambio, pero duda de un sistema basado exclusivamente en subvenciones institucionales sujetas a una férrea burocracia que no se compadece con la libertad creativa.
"Muchas compañías se meten en estos círculos y producen como churros con el riesgo de desvirtuar todo cuando te sientes presionado por un sistema que te obliga a presentar un proyecto, justificar gastos... En el proceso creativo las prisas nunca son buenas", ha argumentado.
En cuanto a las ayudas privadas, Palma cree que también son complicadas, ya que "muchas veces te llegan en forma de compromisos verbales, nunca tienes la certeza en ciertas cuestiones y así resulta muy complicado programar, sin seguridad económica", ha añadido.
Para evitar contratiempos, en la medida de lo posible, el festival se gestiona a través de una entidad creada en 2023, la Fundación Titirimundi-Julio Michel Villacorta, para facilitar la llegada de más apoyos privados y mantener las ayudas públicas.