El desafío independentista
Junqueras puede rebasar a Puigdemont
Los «números» de los resultados de las elecciones generales no dan para Pedro Sánchez, ni ahora ni el 28-A. El 10-N fue una repetición electoral que buscaba un mejor resultado y no se dudó en volver a «repartir cartas», por si a la segunda intentona la fortuna favorecía al PSOE, pero no fue así. El juego electoral no es un juego de azar. El PSOE lleva más de una década con resultados en las elecciones generales distantes de ser un partido con músculo electoral suficiente como para poder gobernar el país en solitario. Con un 28,0% de los votos conseguidos el 10-N lo tiene incluso más difícil que Rajoy en 2016 con el 33,0%.
Los resultados del 28-A fueron agridulces para la izquierda: la suma PSOE y UP alcanzó el 43,0% del voto y 165 escaños, quedaron a 11 de la mayoría absoluta. Pero el 10-N rebajó las expectativas, socialistas y morados bajaron al 40,8% del voto y 155 escaños, quedando la mayoría absoluta más lejos, a 21 escaños.
Por ello era más imprescindible el concurso de ERC. Aunque sea con su abstención o con su voto afirmativo la investidura de Sánchez puede ser un hecho en breves fechas. Pero los independentistas catalanes no van a dar su apoyo directo o pasivo sin contraprestaciones que llevarían al PSOE a sobrepasar las líneas rojas de la legalidad por dos razones. La primera porque traicionarían a una parte de su electorado, más independentista que de izquierdas, y segundo, darían alas a sus grandes rivales históricos, a los actuales herederos de CiU, ante unas elecciones autonómicas catalanas que se prevén muy cercanas.
Por lo tanto, Sánchez depende de una de las dos grandes facciones del independentismo catalán, ERC, con su líder encarcelado por sedición. Mientras que Esquerra se halla condicionada por el uso electoralista que Junts per Catalunya hará, si los republicanos permiten un gobierno de izquierdas en Madrid, lo que supondría que los de ERC renunciarían supuestamente al rupturismo y volverían al cauce constitucional, cuyo coste electoral en unas elecciones al Parlamento de Cataluña sería muy elevado. ¿Aceptaría ERC su desgaste electoral en Cataluña para hacer presidente a Sánchez?
Desde 1980, año de las primeras elecciones autonómicas en Cataluña, hasta las antepenúltimas, las de noviembre de 2012, CiU ha superado con gran diferencia a ERC en voto y escaños. En ese periodo los dos partidos más votados fueron siempre CiU y PSC.
CiU fue el referente principal de lo que se conocía antes como voto nacionalista, que ahora ha devenido en independentista.
Pero la competencia por ese electorado separatista desde el inicio del «procés» hizo crecer las expectativas de ERC, hasta tal punto que Mas tuvo que proponer en 2015 a Junqueras una coalición entre los convergentes y los republicanos, por primera vez en democracia. Con un reparto equitativo de escaños entre ambas formaciones. Era una forma de reconocer lo que las encuestas de aquel momento ya avanzaban, una situación de empate técnico entre ambas formaciones, fundamentado en un importante trasvase de voto desde los convergentes hacia los republicanos. Fue el coste que los de Mas pagaron por la gestión al frente de la Generalitat de Cataluña, en plena crisis social y económica. Pero también por la asunción de postulados más independentistas por parte de ERC.
En las últimas elecciones, las de diciembre de 2017, se confirmó en las urnas el empate entre los herederos de CiU, el nuevo PDeCat (Junts per Catalunya), y ERC. Los de Puigdemont consiguieron el 21,7% y los de Junqueras, el 21,4%. En estas elecciones por separado, a diferencia de las de 2015, se certificaba nuevamente la división en dos del independentismo catalán.
ERC anhela superar por primera vez en las urnas autonómicas al partido de Puigdemont y éstos no se lo van a poner fácil. Si ERC «traiciona» al independentismo, aceptando un alto el fuego a cambio de un nuevo estatuto de autonomía, que necesariamente debería quedar dentro de la ley, haría que los sectores más separatistas de Esquerra volviesen o se pasasen a las filas de Puigdemont o incluso a la CUP. Esta moderación de ERC haría crecer a PDeCat y CUP, alejando la posibilidad de una mayoría ERC+PSC+CatalunyaEnComú (CEC) en un hipotético adelanto electoral que tuviese lugar en Cataluña.
✕
Accede a tu cuenta para comentar