Independentismo
Puigdemont y su Govern en el “exilio”, ¿abandonados por el independentismo?
Más de un año y medio después de que se creara, el Consell per la República ha logrado menos de un 10% de los inscritos que se propuso
Tras incumplir su promesa de regresar a Cataluña y ante la imposibilidad de ser investido telemáticamente después de las elecciones del 21 de diciembre de 2017, Carles Puigdemont ideó un plan B para continuar ejerciendo influencia en el independentismo desde Waterloo: impulsó el Consell per la República, una organización que nació hace ahora más de un año y medio con el objetivo de erigirse en un Govern paralelo en el “exilio”, tejer una “estructura institucional” al margen de la legalidad española e impulsar desde el extranjero la ruptura con España. Sin embargo, hasta el momento, ha tenido poco éxito y escasa receptividad en el propio independentismo pese a que pretendía proyectarse como un espacio de poder.
En este sentido, las cifras hablan por sí solas. Cuando se constituyó el 8 de diciembre de 2018, y al ser una entidad privada -creada bajo legislación belga-, Puigdemont abrió un registro para captar asociados –que podían inscribirse a cambio del pago de una cuota anual a partir de 10 euros- como vía de financiación y fuente de legitimación. Se planteó el ambicioso objetivo de alcanzar el millón de inscritos –incluso llegó a hablar de dos millones, en referencia al número de votos cosechados por las fuerzas independentistas en las elecciones del 21-D-, pero se ha quedado en 88.125. Es decir, hasta ahora, ha logrado un 8,8 por ciento de los inscritos que se impuso como objetivo. Y el margen de crecimiento tampoco parece muy amplio: a finales del verano pasado ya estaba en 70.000 asociados.
Tampoco ha conseguido concitar el apoyo de todas las organizaciones independentistas, algunas de ellas esenciales en el “procés”, como Òmnium Cultural o la CUP, que no se han integrado en el Consell de Govern –la dirección del Consell per la República-. Formado por doce miembros, Esquerra tiene ahora solo a un representante, Isaac Peraire -tenía a dos, pero Rut Ribas dejó el puesto al entrar en la Mesa del Parlament-. Puigdemont ejerce de presidente, acompañado por los exconsellers de la Generalitat fugados en Bélgica, Toni Comín, Clara Ponsatí y Lluís Puig. También destaca la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Elisenda Paluzie y el presidente de Demòcrates, Antoni Castellà.
El Consell per la República tiene un perfil bajo. Apenas logra levantar el vuelo, pese al cúmulo de iniciativas promovidas. Entre tantas, por ejemplo, está el multitudinario mitin de Perpiñán del 29 de febrero, que logró congregar a 200.000 independentistas, aunque los focos acabaron posándose sobre la figura del propio Puigdemont. Tampoco con los Consells Locals, agrupaciones municipales que se han ido creando –hay hasta 112 ahora (en Cataluña hay 947 municipios)- para trabajar por la independencia, aunque a la larga pueden convertirse en un elemento muy valioso para el expresidente de la Generalitat ya que pueden acabar sustituyendo el músculo territorial de la ANC, muy importante para las movilizaciones.
Lo cierto es que, internamente, el Consell per la República está todavía muy verde. El Consell de Govern se reúne cada 15 días -antes presencialmente, ahora telemáticamente- y aún está sin concretar su hoja de ruta. “No se han trazado los objetivos del Consell, ni la estrategia, ni se ha votado nada todavía", según explica Peraire (ERC), consultado por este diario.
El Consell per la República ha sido fuente de división en el seno del propio del independentismo. Buena prueba de ello es que no se hayan incorporado actores importantes y Esquerra haya mostrado siempre sus recelos. Según explica Peraire, los republicanos echan en falta a Òmnium Cultural y la CUP para proyectar una imagen de mayor unidad y fortaleza del separatismo; tampoco comparten el planteamiento de Puigdemont de mirar hacia dentro de Cataluña con la creación de Consells Locals, en lugar de centrarse en la internacionalización del “procés”.
En las últimas semanas, el Consell per la República ha lanzado una campaña contra la Monarquía. En este sentido, ha puesto en marcha una acción que plantea dejar de pagar “la parte correspondiente a la monarquía de la declaración de la renta” y se ingrese ese importe en una cuenta de la organización -Fondo Republicano de Acción Solidaria- para hacer frente al coronavirus. Activada el 16 de abril, ha recaudado hasta ahora 77.264 euros.
✕
Accede a tu cuenta para comentar