La magia de los 50
Wolfman Jack: el arte perdido de ser un DJ de Rock
Fue el locutor musical más importante y popular en Estados Unidos durante dos décadas seguidas gracias asu excelente gusto y peculiar estilo
Ocurrió en 1995, tres años de que se apagara otra de las voces más famosas, carismáticas e inconfundibles del pasado siglo, Frank Sinatra. Simplemente, falleció el mejor “Disc Jockey” de la Historia de la música, uno de los pocos DJ dignos, y que escuchado ahora parece mentira que el concepto de este oficio haya cambiado tanto, y solo se relacione con la música electrónica.
Así es, las siglas DJ tienen un significado desde la década de los 90 que no tiene absolutamente nada que ver con el buen hacer de Wolfman Jack, con un carisma y “savor faire” que le llevó a aparecer en la inolvidable película “American Graffiti”, de George Lucas.
Robert Smith (nada que ver con el líder de The Cure, claro) murió a los 57 años de un ataque al corazón. Finalizaba así la vida de una persona al que el Rock, sobre todo el más primigenio, le debe casi tanto como a un personaje como Alan Freed. Son nombres que están tan asociados al concepto más puro del Rock’n’roll como Jerry Lee Lewis.
Casi nadie le conocía como Robert Smith, era Wolfman Jack y punto. Pese a que pueda parecer que inició su carrera en esos mágicos años 50 en cualquier emisora del “midwest” americano, lo cierto es que no dio el salto a la fama hasta la siguiente década. Se dio a conocer en millones de hogares con su voz profunda y quebrada, así como con los aullidos con los que presentaba clásicos y grandes canciones de Rock’n’roll, de Rhythm’n’blues.
Acostumbraba a emitir desde una estación localizada en territorio mexicano y que emitía sus ondas a 250.000 vatios, cinco veces más que la potencia permitida en Estados Unidos, con lo que llegaba a la mayor parte del país. Según sus colegas de profesión, Wolfman Jack se convirtió en un símbolo de la radio durante los años 60 y 70, su época dorada. No hace falta volver a insistir en la citada aparición en el emblemático film con una de las mejores bandas sonoras de la Historia.
A partir de ese momento, cuando alcanzó la popularidad, fue una figura muy común en programas de televisión e incluso en campañas publicitarias, y aún en los años 90, en sus últimos tiempos, el programa de radio seguía siendo escuchado por decenas de miles de incondicionales, hasta tres días antes de su muerte. Su espacio se emitía desde un restaurante de la cadena Planet Hollywood en Washington, propiedad de algunas celebridades del cine, y era retransmitido por unas setenta estaciones de todo el país
Orginario de Brooklyn, de adolescente ya se fijó en disc jockeys de la primera década del Rock, como Tommy Small, The Hound y Jocko. No obstante, el momento más decisivo llegó en 1954, cuando escuchó a Alan Freed en la radio y vio la luz. Se podría decir que fue como el 9 de septiembre de 1956, cuando Bob Dylan y Bruce Springsteen, entre otros miles de rockeros, vieron y escucharon a Elvis en el Ed Sullivan Show. Una fecha histórico para Wolfman Jack. Había descubierto al mejor DJ de Nueva York, y que encima pinchaba la música más excitante oída hasta el momento por la Humanidad en pleno.
Una semana, durante varios días, con la esperanza de conocer a Freed, el futuro DJ se colocó cerca de la puerta del escenario exterior del Paramount Theatre, donde su ídolo hizo importantes espectáculos de rock & roll. Mientras merodeaba fuera del teatro, Wolfman se hizo notar y recibió una gran oportunidad.
No solo conoció a Freed, sino que también consiguió un pequeño trabajo en el Paramount. El siguiente paso fue asistir a la Academia Nacional de Radiodifusión, en Washington. Mientras, también era vendedor de puerta en puerta.
El primer trabajo real en la radio fue en WYOU en Newport News, Virginia. Fue aquí en 1960, donde conoció al amor de su vida, Lucy “Lou” Lamb. Se casaron y rápidamente tuvieron dos hijos. En esta emisora, hizo tres shows con tres DJ diferentes; Daddy Jules, que pinchó Rhythm’n’blues, Roger Gordon, que puso música clásica, y “Big Smith with the Records, que permitió escuchar algunos de los éxitos del momento.
Cambio de década, y en 1961 se mudó con Lucy a Louisiana. Encontró trabajo en una emisora local, KCIJ. Ahí pinchaba la música ideal en el contexto lugar y momento, Country todo el rato, pero Wolfman no parecía satisfecho del todo, pese a que su programa era masivo. Buscaba algo diferente, y lo encontró dos años más tarde.
En 1963 nació el personaje de Wolfman Jack. Un apodo muy adecuado a su aspecto, con la barba. Tuvo la idea de poner el nuevo Wolfman Jack Show en la poderosa estación de radio mexicana, XERF, una enorme estación de 250.000 vatios con una señal que cubría toda América del Norte. Cuando era niño, en Brooklyn, solía escuchar a otro DJ, Big X, que pinchaba música que le gustaba todo el día, pero dirigida a predicadores.
El joven Robert Smith se fijó en que Big X apovechaba el programa para pinchar música, predicar y ganar dinero vendiendo artículos. Este tipo de espacios generaban enormes beneficios esos años. Era su aspiración con su triunfal entrada en XERF.
Desde un principio, en XERF Wolfman explotó como personaje, con esa voz tan única, por su gusto y por la inocencia de esos años. Transmitía una energía electrizante a miles y miles de hogares norteamericanos, que empezaban a ver lejos la explosión rockera de tan solo siete años antes. La mezcla de Wolfman de Rock fuerte, sus divertidas frases y su buen gusto a la hora de ir descubriendo nuevas músicas, provocó que su personaje comenzara a tner una fuerte importancia en el mundo radiofónico.
Su popularidad en todo el país creció aún con más rapidez cuando empezó a aparecer en medios masivos como Time Magazine, Life Magazine y Newsweek, entre otros. Todo el mundo quería saber hasta el último detalle del DJ más carismático desde Alan Freed. Nadie se acordaba de Robert Smith, y de hecho Wolfman era Wolfman absolutamente todo el día. Siguiente paso, ya en la cima del éxito, ir a vivir a Los Angeles, en 1966. Su estilo causaba furor, gritando a “¡desnúdate!” a los oyentes con su voz ronca, moviéndose en el estudio, casi desgañitándose.
Para entonces, The Wolfman Jack Radio Show, había estado en XERF durante casi 5 años y ahora también estaba en la popular estación hermana de 100.000 vatios de XERF, XERB, que cubría toda la costa oeste de los Estados Unidos. Fue, aunque en otro contexto afortunadamente más feliz, el DJ estrella del momento. Lo demuestra el hecho de que, por ejemplo, primeras espadas de la Música como Todd Rundgren, Leon Russell, Freddie King y The Guess Who, todos produjeron grandes éxitos escritos sobre Wolfman.
A principios de 1970, todo iba muy bien para Wolfman. Vivía en Beverly Hills, tenía programas en dos poderosas emisoras que se escuchaban de costa a costa y se bañaba en oro. El problema fue que el Gobierno mexicano recuperó de golpe tanto XERF como XERB (estaban ubicadas físicamente en su país). Sucedió algo inaudito, ya que el DJ se quedó sin trabajo, pese al dinero acumulado. Muy desconcertado, sin ingresos fijos y con proyectos in mente, finalmente encontró trabajo en la estación KDAY, en Los Angeles. El salario era muy inferior a lo que estaba acostumbrado.
El mal trago terminó en 1972, y de qué manera. Fue contratado para ser el locutor, entrevistador y copresentador de la serie de música nocturna de NBC-TV, “The Midnight Special”. Un año más tarde, Lucas también acudió a pedirle que hiciera el memorable cameo en”American Graffitti”. Fue un gesto que recuerda bastante al que hizo dos décadas después Quentin Tarantino con John Travolta, al que visitó para convencerle de que participara en “Pulp Fiction”. Con su porcentaje en taquilla, Wolfman volvió a conocer el sabor del oro.
Se mudó a Nueva York, aunque no abandonó “The Midnight Special”. Finalmente, regresó a California, y fundó su propia empresa de distribución y fue el primer DJ de radio en distribuir su programa a nivel nacional. Su empresa de distribución, Audio Stimulation, distribuyó The Wolfman Jack Radio Show a más de 2000 estaciones en 53 países. Muy lejos quedaban ya los tiempos en los que en su jardín aparecían por la mañana cruces quemdas con la firma del Ku Klux Klan. Obviamente el motivo era su gran devoción por el Rhythm’n’blues.
Murió ayer en su casa en Belvidere, Carolina del Norte. La causa fue un ataque al corazón, dijo su hija, Joy Renee Smith. Aparte del vasto y extenso legado que se conserva en audio, es muy recomendable su autobiografía. , “Have Mercy: Confessions of the Original Rock-and-Roll Animal”,
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