Elecciones Catalanas

14-F

La fragmentación en la derecha deja tocado al PP

La candidatura de Fernández, lejos de la formación de Abascal, pierde un escaño por Tarragona y conserva los 3 de Barcelona

El Partido Popular sobrevive en Cataluña con 3 diputados y algo más de 107.000 votos (3,83%, al cierre de esta edición), un resultado peor de lo esperado al inicio de una campaña difícil a raíz de las últimas encuestas, y especialmente después del inicio del inicio del juicio al extesorero Luís Bárcenas. «Es muy malo, no hemos conseguido ni crecer ni tener grupo propio», ha admitido el líder de la formación en Cataluña, Alejandro Fernández. Pese a no querer «edulcorar» la noche tras perder un diputado –por Tarragona– y quedarse en tres –por Barcelona–, el candidato popular ha reivindicado la vigencia de su proyecto y ha calificado de «imprescindible» la necesidad de articular un espacio «constitucionalista, europeísta y liberal», la llamada «casa grande del constitucionalismo».

Y es que el PP ha tenido que afrontar una campaña dura y a la contra, con el creciente empuje de Vox y la sombra del extesorero del PP. El partido de Santiago Abascal, con Ignacio Garriga como candidato, ha acaparado foco en esta recta final tras sufrir varios ataques en algunos actos y mítines electorales por parte de grupos radicales como en Salt o en Vic. También con los sondeos pronosticando un probable «sorpasso» de Vox que ayer las urnas acabaron de certificar situando a la formación de Abascal muy lejos, a ocho escaños y algo más de 100.000 votos de distancia.

En paralelo, Fernández y la candidatura del PP –con Lorena Roldán (ex Cs), de «número dos» y Eva Parera (antigua dirigente de Unió) de tres– han tratado de desarrollar una campaña propositiva, con un plan basado en la economía, la fiscalidad y la gestión en un contexto de fuerte crisis social derivada de la pandemia. La bajada generalizada de impuestos ha sido su principal baza en un debate siempre polarizado y bronco en Cataluña, con el independentismo tratando de imponer el «procés» y el candidato del PSC, Salvador Illa, acaparando el resto de espacio. También ha sido determinante la fragmentación del electorado de la derecha y la lucha fratricida tanto con Cs como con Vox.

El PP también ha jugado a la contra y ha tenido que hacer frente al fantasma de la abstención derivada de la pandemia, un factor que ayer Alejandro Fernández calificó de determinante –«la gente se ha quedado en casa»–y que perjudica a las fuerzas constitucionalistas.

A nivel político, el PP ha cambiado el paso en Cataluña con un discurso mucho menos beligerante, más «centrado» y con una apuesta por la convivencia y la concordia. En concreto y ante la plana mayor del empresariado catalán, Casado reclamó «salir del bucle», «pasar página de la política de bloques» y «superar las fracturas políticas, sociales y generacionales» que ha comportado el «procés» sin «revanchismo».

Esta última semana y en unas declaraciones en la radio, Casado aseguró que el 1-O se tenía que haber evitado desde el punto de vista judicial y político y explicó que se negó a comparecer antes los medios en desacuerdo con la gestión de Mariano Rajoy. Unas declaraciones que Vox ha usado con dureza contra el PP.