Cataluña

El veto de Esquerra a Puigdemont da alas a otras elecciones

Los partidos tienen margen hasta el 26 de mayo para lograr la investidura de Pere Aragonès e impedir nuevos comicios en julio

A 16 días de la fecha límite (26 de mayo) para evitar una repetición electoral en Cataluña, las relaciones entre Esquerra y JxCat han estallado por los aires. Tanto es así que los republicanos han cerrado toda puerta ahora a un gobierno de coalición y su única prioridad es una investidura inmediata de Pere Aragonès e iniciar la legislatura en minoría. Desde Esquerra explican que no hay ningún contacto previsto con JxCat en los próximos días: su intención es recibir los votos de los postconvergentes para superar el bloqueo político y seguir negociando con el Govern ya puesto en marcha.

Si bien, esa vía se antoja complicada y, como consecuencia, el escenario de una repetición electoral ha cogido fuerza en las últimas horas.

De hecho, ninguna de las dos fuerzas independentistas descartan ya ese desenlace. En JxCat es un planteamiento que algunos sectores han tenido muy en cuenta desde que empezaron a envenenarse las negociaciones y ahora ha tomado más vuelo a raíz de la ruptura con Esquerra.

Los postconvergentes rechazan regalarle los votos a los republicanos y pretenden forzar hasta el final a la formación de Oriol Junqueras a continuar sentada en la mesa de negociación si quiere la investidura.

Lo cierto es que el acuerdo quedó casi cerrado tras una reunión celebrada el pasado sábado 1 de mayo en el centro penitenciario de Lledoners, pero las divergencias internas que hay en JxCat han dado el traste con esos avances. Los republicanos dieron varios días –hasta el lunes, 3 de mayo– a los postconvergentes para que rubricaran el pacto, pero ese sello no solo no ha llegado, sino que las diferencias han vuelto a agrandarse y la paciencia de ERC se ha agotado –sobre todo porque entienden que están ya en una zona de riesgo–.

Esquerra ha adoptado una postura muy tajante y que apenas deja margen para la reconciliación con el partido de Carles Puigdemont.

De hecho, los republicanos ahora están explorando el apoyo de la CUP y los Comunes. En total, sumarían 50 escaños entre los tres, insuficientes para una mayoría absoluta (68 diputados) o simple (previsiblemente situada en 54 diputados). Esquerra ya tiene un «acuerdo de mínimos» con la CUP, mientras que Podemos ya ha dejado entrever su intención de entrar en el Govern. Si Aragonès accede a integrar a la formación morada, el apoyo de JxCat se hará imposible por los vetos cruzados.

¿Y el PSC? Los socialistas catalanes continúan excluidos. Tanto es así que Esquerra prefiere ir a una repetición electoral –lo ha verbalizado hoy en «Rac1» Sergi Sabrià– antes que pactar con el partido de Salvador Illa y Miquel Iceta. En cualquier caso, todo está en manos de las bases.

JxCat tiene intención de consultar a la militancia qué hacer tanto si hay acuerdo como si hay desacuerdo, mientras que Esquerra abrirá un debate con los afiliados en los próximos días para valorar qué rumbo tomar.

¿Y cuáles son las diferencias que hay entre Esquerra y JxCat?

En esencia, el principal escollo que hay entre ambas formaciones está en el «procés». El Consell per la República, organización presidida por Puigdemont, permanece como obstáculo determinante ya que los republicanos creen que el expresident quiere convertirlo en el espacio de decisión del independentismo y, por tanto, tutelar a la Generalitat, mientras que JxCat lo niega.

Otro aspecto que también genera diferencias es cómo afrontar la mesa de diálogo: sí hay acuerdo sobre dar un plazo de dos años a la negociación con el Gobierno con el derecho de autodeterminación y la amnistía como exigencias, pero no hay consenso sobre qué plan B tomar si el foro no da frutos. Y, en este punto, JxCat pretende imponer la confrontación.

Otros asuntos, como la estructura de Govern –distribución de conselleries– o el plan de Govern presentan menos problemas y están más avanzados, aunque tampoco cerrados. En total, tras 83 días de negociaciones, el balance es de 27 reuniones, dos cumbres y 40 encuentros sectoriales entre Esquerra y JxCat.

Y, ahora, también se ha instalado un choque de relatos: mientras JxCat insiste desde el viernes en defender a nivel público que el acuerdo es «inminente», en Esquerra lo desmienten y aseguran que «todo lo contrario», que las posiciones están muy alejadas y JxCat ha vuelto al punto de partida (cuando se iniciaron las negociaciones tras el 14-F).