Mala praxis policial

Admiten la querella de la joven que perdió un ojo por un disparo con pelotas foam de los Mossos

Los hechos tuvieron lugar el pasado 16 de febrero en una de las protestas por la detención de Pablo Hasel

Mossos antidisturbios, en una protesta contra el Consejo de Ministros en Barcelona
Mossos antidisturbios, en una protesta contra el Consejo de Ministros en BarcelonaMartí Albesa

El Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona ha admitido a trámite la querella de una chica que perdió un ojo en los altercados tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel, que presentó por presuntas lesiones contra un escopetero de Mossos d’Esquadra por disparar un proyectil de foam y contra su superior.

En un auto, el juez admite la querella de la joven de 19 años y la cita para declarar junto a un testigo y a tres policías que participaron en el dispositivo.

En abril, el Centre per la Defensa dels Drets Humans Irídia pidió personarse como acusación popular del caso, y señaló al agente que disparó y su mando directo --que autorizó, ordenó o no impidió ni supervisó el uso de proyectiles de foam-- por saltarse los protocolos de la policía catalana y dispararle “de manera intencionada”.

Los abogados de la joven y el centro Irídia han presentado dos querellas contra los agentes por un presunto delito de lesiones provocando la pérdida o inutilidad de un órgano principal y un presunto delito de tortura o contra la integridad moral.

La joven fue atendida de urgencias en el Hospital Clínic y ha perdido completamente el ojo derecho, por lo que se la tenido que colocar una prótesis ocular.

Los querellantes consideran que el agente se encontraba el pasado 16 de febrero en el cruce de las calles Bosch con Vía Augusta y que fue el responsable del disparo, mientras que el mando se encontraba también en el lugar y “autorizó, ordenó o en su caso no impidió ni supervisó diligentemente el uso de los proyectiles de foam que se estaba llevando a cabo de forma antirreglamentaria y contraria al más elemental sentido común”.

Añaden que se estaba disparando en la parte superior del tronco “poniendo en grave riesgo la integridad física de las personas que allí se encontraban” y lesionando a la joven. Además, las dos partes se reservan ampliar la querella a otras personas que, a la vista de la instrucción, se desprenda que colaborar y participar de cualquier otra manera en los hechos.

En la querella particular, relatan que el 16 de febrero alrededor de las 20.20 horas la chica se encontraba en la manifestación pero “alejada” del grosor de la misma. Añaden que “se encontraba de pie” cuando recibió el impacto de un proyectil de ‘foam’ en el ojo derecho. Aseguran que, gracias a imágenes y vídeos, han podido constatar que en ese punto se produjeron dos disparos de escopetas de ‘foam’ y que así ha sido corroborado por los periodistas y testigos del lugar.

Las partes defienden que las lanzaderas de ‘foam’ son armas de “extrema precisión”, a diferencia de otros proyectiles, y que no rebotan. Argumentan que por el alcance de las lesiones y la distancia del presunto lanzador “se sospecha que la bala utilizada lo fue del máximo calibre y por tanto utilizada también en este extremo, de forma antirreglamentaria”.

Irídia añade en su escrito que el agente, haciendo uso de la mira holográfica, “disparó en la cara un arma y un proyectil altamente lesivo, siendo consciente de que produciría unas lesiones graves o muy graves, aceptando la posibilidad de mutilar un órgano principal”. La entidad aporta una serie de imágenes y vídeos que argumentan esta afirmación y concluye que sólo pueden haber sido dos los agentes que dispararon.

Por otro lado, apuntan que los agentes deben recibir una “orden expresa” para hacer un disparo y sólo se puede hacer sin esta orden cuando hay un riesgo para la integridad física de los agentes. Los querellantes apuntan que no se daban estas circunstancias y aseguran que la chica se turbaba a unos 20 metros y de pie, lejos del cordón policial.

Por todo ello, consideran que se ha producido un delito de lesiones con la agravante de prevalencia de carácter público dada la pérdida del ojo. Afirman que la responsabilidad tanto del escopetero como de los mandos -que por ahora no han podido ser identificados- es “clara”. Irídia también considera que se ha cometido un delito cuenta la integridad moral.

La abogada de Irídia, Anaïs Franquesa, ha afirmado que han llegado a la conclusión de que “sólo pueden ser dos” los agentes responsables y esperan que durante la investigación se esclarezcan los hechos. Ha añadido que son unos hechos “muy graves” y ha considerado “incomprensible” que continúe sin ser público el protocolo sobre el uso de balas de ‘foam’, que el conseller de Interior en funciones, Miquel Sàmper, dijo que se publicaría.

El abogado de la víctima, Xavi Muñoz, ha confiado en que se abra el procedimiento judicial para determinar el alcance de las lesiones, la causa y si hay y cuál es la responsabilidad criminal de los hechos.