Música

La guitarra de Lorca resuena en Barcelona

El músico e investigador Samuel Diz ofrece hoy un concierto en el que recupera a los compositores de la Generación del 27

Samuel Diz con la guitarra original de García Lorca en la Huerta de San Vicente
Samuel Diz con la guitarra original de García Lorca en la Huerta de San VicenteBeatriz Fontán

El Salón de Arte Miquel Llobet de Barcelona acoge hoy un concierto especial. Lo protagoniza Samuel Diz quien desde hace tiempo se está dedicando a rescatar del olvido la música de la Generación del 27. El intérprete cuenta con un buen aliado en esta actuación porque utilizará como instrumento una réplica exacta de la guitarra que tenía Federico García Lorca con la que interpretará un repertorio formado por temas de autores como Rosita García Ascot, Salvador Bacarisse, Manuel de Falla o Robert Gerhard.

Diz, en declaraciones a este diario, explicó cómo suena la guitarra de Lorca. «Es un instrumento vivo con una paleta tímbrica muy amplia, heredera de las guitarras de la segunda mitad del siglo XIX, que se caracterizaban por su caja estrecha y un sistema de construcción interior en abanico. Un sonido telúrico, especialmente en sus cuerdas más graves, en sus bordones, que Salvador de Madariaga relacionaba con la (desconocida) voz de Federico en su “Elegía de la muerte de García Lorca”», aseguró el músico.

Sobre el hecho de haber podido rasgar la guitarra original, con la que ha grabado el espléndido disco «Memoria de la melancolía», homenaje a María Teresa León, Samuel Diz reconoció que «tocar en ella composiciones como el “Homenaje a Debussy” de Manuel de Falla –obra que el propio Federico intentaba “sacar ¡a la fuerza!”, tal y como le compartía en una carta al compositor gaditano– es como descifrar un yacimiento arqueológico, donde el instrumento es una pieza clave para la comprensión y sentimiento del imaginario sonoro de una época en la que la guitarra fue metáfora de vanguardia en las artes plásticas y la literatura. También una oportunidad para comprender un poco más la obra de García Lorca. Por ejemplo, el dibujo “La guitarra” de 1927 que regaló al pintor Gregorio Prieto, en una visión comparada con la trasera de la guitarra, construida en cinco partes».

Samuel Diz ha rescatado con precisión arqueológica a aquellos compositores alrededor de la Generación del 27 que han sido silenciados injustamente con el paso del tiempo. Son nombres y sonidos que nos devuelven lo que fue la llamada Edad de Plata, rota con el estallido de la Guerra Civil. Esta labor, en muchas ocasiones a partir de la consulta de los fondos de estos músicos, recopilando partituras que se habían vuelto amarillas con el paso de los años, ha desembocado en varios conciertos y en trabajos discográficos en los que Samuel Diz demuestra su buen hacer.

Sobre lo que queda por indagar en el mundo del 27, el guitarrista declaró que «la música, frente a la obra pictórica o literaria de cualquier generación artística, necesita de intérpretes que lean y transformen una partitura en sonido. Creo que es una de las primeras causas del por qué la música es una de las disciplinas en las que todavía queda mucho trabajo por realizar. Al mismo tiempo, a la estética avanzada de muchas partituras, que no facilitó su estreno en el momento de creación, se une la dispersión de los manuscritos ocasionada por el exilio de la Guerra Civil. Numerosas partituras están a la espera en archivos públicos o privados de ser recuperadas, investigadas e interpretadas». Los que acudan hoy al concierto de Barcelona podrán comprobar la precisión investigadora y musical de Diz. «En este concierto, por ejemplo, incluyo el “Capricho basko” de Emiliana de Zubeldia, compositora navarra cuyo legado se custodia en la Universidad de Sonora, México, donde falleció en el año 1987. En enero presentaré en el CSIC una conferencia sobre las intérpretes y pedagogas musicales en el exilio, desde el reto que supone la documentación y salvaguardia de este patrimonio inmaterial». Queda mucha labor por realizar y por escuchar, aunque poco a poco ve la luz.