Día Mundial de la Música

Sant Joan de Déu pone en marcha el primer servicio catalán de musicoterapia a domicilio para pacientes pediátricos

Paralelamente, el hospital ha arrancado un estudio de dos años de duración para valorar el impacto de esta actividad

Nuria desarrolla sesiones de musicoterapia a domicilio con pacientes pediátricos con enfermedad crónica o en el final de vida
Nuria desarrolla sesiones de musicoterapia a domicilio con pacientes pediátricos con enfermedad crónica o en el final de vidaSant Joan de Déu

Hace ya 16 años, el Hospital Sant Joan de Déu, en colaboración con la Associació Ressó, puso en marcha un programa de musicoterapia en el centro, del que ya se han beneficiado muchos pacientes pediátricos ingresados allí.

Una de ellas fue Anita, quien desde 2011 a 2014, cuando falleció, pasó largos períodos de tiempo hospitalizada en la planta de oncología y allí tuvo contacto por primera vez con la musicoterapia. Tal y como señalaría su madre más tarde, cuando Anita afrontó el final de la vida en su domicilio, una de las cosas que más echaron de menos, tanto la niña como su familia, fueron precisamente esas sesiones de musicoterapia y ese fue el germen de la puesta en marcha el pasado mes de febrero del servicio de musicoterapia a domicilio para aquellos pacientes pediátricos que padecen enfermedades crónicas complejas que limitan su vida o bien quienes requieren atención paliativa.

Fue la propia Fundación Anita, la asociación benéfica que crearon los familiares de la niña tras su fallecimiento, la que consiguió la financiación necesaria para poner en marcha este proyecto, el primero en Cataluña de estas características, que en sus ocho meses de vida ya ha permitido completar más de 240 sesiones de musicoterapia a domicilio con 29 pacientes pediátricos de veinte poblaciones diferentes. “Actualmente, trabajamos con 19 niños, porque nuestra intervención dura entre 12 y 15 semanas para así poder llegar al máximo número de niños posible”, explica Nuria Bonet, musicoterapeuta encargada de desarrollar estas sesiones, quien además señala que “la actividad consiste en visitar a estos pacientes en sus casas, con una guitarra y una maleta repleta de instrumentos, de toda clase y tipo, como unas maracas, tambores, semillas, una cortina sonora... y desarrollar sesiones de media hora o una hora en función de cada caso”.

La actividad se adapta completamente tanto al estado de salud del niño como a las necesidades, suyas y de su familia. Así, por ejemplo, éstas pueden llevarse a cabo con un periodicidad semanal en el caso de aquellas personas que requieran de un control de pautas y tengan necesidades más graves, como quincenal cuando se trata principalmente de un acompañamiento. “Cantamos canciones, que procuro que se adapten al gusto musical del niño o adolescente, en ocasiones, usamos melodías ya conocidas y les cambiamos la letra, jugamos y manipulamos los instrumentos...”, relata Bonet, quien asegura que, en definitiva, se trata de “cuidar holísticamente a estos pacientes desde la música”. “Trabajamos para mejorar la parte emocional y eso genera una serie de hormonas que favorecen el bienestar del niño”, asegura la musicoterapeuta, quien atribuye a esta actividad un gran número de contribuciones beneficiosas para el estado emocional del paciente y su entorno.

“La musicoterapia para estos pacientes es una manera de romper con el ambiente de casa y la rutina, permite que alguien preste atención al niño desde otro punto de vista y que éste se pueda expresar y comunicar a través de la música sin ni siquiera darse cuenta, asimismo, favorece la interacción con sus cuidadores y reafirma el vínculo con la familia, así como mejora el bienestar emocional del paciente y promueve de manera activa el sentido de la vida y eso se refleja, de alguna manera, en su salud física”, comenta Bonet, quien añade que “la musicoterapia ofrece a estos críos la posibilidad de escoger, es una estimulación a nivel neurológica y sensorial, permite crear espacios y recuerdos positivos en un contexto que no suele dar lugar a estas cosas y hace que quienes participan de la sesión puedan evadirse”. Además, frecuentemente, “estas sesiones motivan a los niños a salir de la cama, a esforzarse para poder moverse, a vestirse...”.

Para comprobar si todas estos beneficios que la musicoterapia a domicilio ofrece a los pacientes pediátricos no son únicamente percepciones y sensaciones que recoge Nuria Bonet durante sus sesiones y evidenciar si esta actividad realmente funciona, de forma paralela al programa, se ha puesto en marcha un estudio experimental de dos años de duración, en el marco del cual se van a ir recogiendo datos antes y después de cada sesión para valorar el impacto de esta actividad en el bienestar del niño y la familia. El objetivo es que participen un total de 75 pacientes.