Imágenes desconocidas
El álbum de Jaime Gil de Biedma en Tabacos de Filipinas
El Arxiu Nacional de Catalunya conserva el fondo fotográfico de la firma en la que trabajó el gran poeta barcelonés
Jaime Gil de Biedma está considerado como uno de los grandes poetas de su generación. Su obra literaria sigue siendo leída, aunque resulta prácticamente imposible pensar que pueda aparecer algún texto literario inédito del autor de «Compañeros de viaje» o «Moralidades». Lo que sí puede ser más fácil es que salgan a la luz documentos sobre su labor como uno de los más eficientes empleados en las oficinas barcelonesas o en Manila de la Compañía de Tabacos de Filipinas, firma en la que, como su padre, trabajó toda su vida, ya fuera en distintas misiones en el país asiático o desde su despacho en el edificio de esta empresa en el número 109 de las Ramblas.
En la actualidad el fondo documental de esta empresa se encuentra en el Arxiu Nacional de Catalunya. Entre sus papeles, además de algunos manuscritos del propio poeta relacionados con su trabajo, este periódico ha localizado un puñado de imágenes, algunas de ellas inédita o poco conocidas.
Según indica Miguel Dalmau en su biografía del escritor, fue a finales de junio de 1955 cuando Jaime Gil de Biedma, por entonces un joven poeta, supo que el consejo de administración de la Compañía de Tabacos lo había admitido formando parte de la secretaría del director de la firma: don Luis Gil de Biedma, padre del poeta. Su primera nómina fue de 2.737 pesetas.
La vida de Gil de Biedma se dividió entre Barcelona y sus estancias por motivos laborales en Manila. Buena parte de las fotografías que se encuentran en los fondos de la Compañía de Tabacos de Filipinas nos muestra al poeta en la capital del país asiático, en muchas ocasiones acompañando al director de la empresa Manuel Meler. Igualmente curioso resulta encontrar a Jaime Gil de Biedma despachando de manera amistosa con Ymelda Marcos, primera dama de Filipinas.
Para el escritor su labor en Tabacos de Filipinas no era algo menor e, incluso, lo consideró como una parte importante de su producción literaria. Buena prueba de ello es que, tras la muerte de Gil de Biedma, apareció de manera póstuma «Retrato del artista en 1956». No es gratuito que en sus páginas, preparadas por el mismo autor, se incluyera un apartado, el segundo de este libro, titulado rimbombantemente: «Informe sobre la Administración General en Filipinas».
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