Política
Puigdemont presiona para romper el Govern
El president Aragonès reclama a Junts poder trabajar “sin ultimátums” y los posconvergentes se abren a fijar un horizonte “para la independencia”, pero rechazan los plazos de la ANC
Las complicadas relaciones entre Esquerra y Junts, dos partidos antagónicos pese a compartir el objetivo de la independencia, se han deteriorado de manera fulgurante en los últimos meses. La suspensión de Laura Borràs como presidenta del Parlament, el cambio de liderazgos y la Diada de la división con la ANC agitando la vía unilateral en 2023 -un órdago recogido a medias por los posconvergentes- han acelerado una ruptura severa y profunda a la que se suma ahora Puigdemont y su entorno.
A dos semanas del debate de política general del Parlament -fecha límite de Junts a Pere Aragonès para virar el rumbo del “procés”, con la amenaza de salir del Ejecutivo- los partidos negocian a la desesperada la supervivencia de un Govern en serio peligro. Este miércoles, ambas formaciones -con Aragonès y Borràs a la cabeza- se sentaron frente a frente en una “tensa” cumbre en el Palau de Pedralbes que terminó sin ningún acuerdo tangible.
Y este jueves, los posconvergentes se han reunido con la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en el Parlament, una cita llena de simbolismo después de que el president se citara con la entidad esta semana en el Palau de la Generalitat y diera carpetazo a su vía unilateral. En el encuentro, tanto Borràs como el secretario general del partido, Jordi Turull han aprovechado para poner sobre la mesa sus dos exigencias: reformular el Estado mayor del independentismo, una especie de sanedrín para tomar las riendas del “proces”; y considerar que el acuerdo de investidura “es compatible con fijar un horizonte en el tiempo para conseguir la independencia”, aunque han evitado concretar cuándo.
“Es en coherencia con el discurso del president de la Generalitat durante el debate de investidura, cuando aseguró que se presentaba para culminar la independencia”, aseguran desde el partido para señalar a Esquerra.
Por si fuera poco, Puigdemont y su entorno ya presionan y se muestran favorables a una hipotética ruptura con los republicanos en el Govern. Según ha avanzado “La Vanguardia”, Jordi Turull se reunió con el expresident en Waterloo, quien apostó por salir del Ejecutivo si no hay cambios sustanciales en la estrategia independentista.
En concreto, en Junts pone tres condiciones para evitar su salida de la Generalitat: crear el “espacio de coordinación, consenso y dirección estratégica del independentismo” que prevé el acuerdo de gobierno -el mencionado sanedrín-; unidad independentista en Madrid; y negociación de amnistía y autodeterminación en la mesa de diálogo con el Estado.
Las dos últimas parecen imposibles, por lo que ERC abre la puerta a constituir un nuevo “Estado mayor” del “procés”, aunque piden ampliarlo a nuevas entidades, sindicatos y movimientos sociales. Y Aragonès insiste en que Junts busca trasladar sus divisiones internas al Ejecutivo con esta pugna y hoy mismo ha reclamado a los posconvergentes poder trabajar “sin ultimátums” en un foro de La Vanguardia.
Los posconvergentes, por su parte, no son un partido monolítico con un único pensamiento: son varias las corrientes que abogan por continuar en el Govern. Los consejeros y los alcaldes no ven con buenos ojos abandonar esta parcela de poder -con los altos cargos y la cuantía que comporta- especialmente de cara a las elecciones municipales de 2023, mientras que dirigentes como Borràs o Josep Rius -este último muy cercano a Puigdemont- sí que agitan la carta de la ruptura.
Por si fuera poco, Puigdemont reúne este fin de semana en el sur de Francia a su Gobierno parainstitucional en un cónclave que llega en pleno debate sobre las relaciones entre ERC y Junts y con el Govern en el punto de mira. Y en todos los encuentros que ha protagonizado hasta ahora, Puigdemont siempre ha usado este altavoz para marcar una línea roja con los partidos y mandar reproches a los republicanos.
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