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Sale a subasta en Barcelona la fotografía del mal

Soler y Llach pone en venta una de las escasísimas imágenes en las que aparecen juntos Fidel Castro y Augusto Pinochet

La imagen que sale ahora a subasta, con Fidel Castro y Augusto Pinochet, a la derecha, saludando militarmente
La imagen que sale ahora a subasta, con Fidel Castro y Augusto Pinochet, a la derecha, saludando militarmenteSoler y Llach

Las hemerotecas pueden hacernos malas pasadas si recurrimos a ellas y vemos lo que hemos cambiado, a veces para peor. En ocasiones, al volver la vista atrás, nos encontramos documentos que en su momento pasaron desapercibidos, pero que hoy nos parecen depositarios de un relato dramático.

Eso es lo que ocurre con una fotografía que forma parte de la próxima subasta que organiza la casa barcelonesa Soler y Llach el próximo día 20 de octubre, y dedicada al coleccionismo de papel, es decir, libros, manuscritos, carteles o grabados. El lote 743, con un curioso precio de salida de 50 euros, es la imagen a la que nos referimos.

Según indica Soler y Llach, la fotografía contiene un sello al dorso del Departamento Fotografico Behemia, además de unas anotaciones a lápiz en las que puede leerse 1971 y «Fidel en Chile». Igualmente hay otro apunte curioso que reza: «ojo no publicar/en esta foto aparece Augusto Pinochet)».

Con estos datos tal vez podemos tirar de un hilo en el que se unen tres nombres. Por un lado hay dos jefes de Estado, Salvador Allende y Fidel Castro, y por el otro lado el comandante general de la Guarnición de Ejército de Santiago de Chile, Augusto Pinochet.

La imagen fue captada en noviembre de 1971 cuando Castro realizó una visita oficial a Chile. Buena prueba de la confianza que Allende tenía depositada en Pinochet lo demuestra el hecho de que el presidente lo nombrara representante de la delegación durante los 23 días del paso del dirigente cubano. Castro dijo que había llegado allí con una intención: «Hemos venido a ver algo extraordinario: En Chile está ocurriendo un proceso único».

Las varias fotografías que han sobrevivido de aquellos días, de aquellas tres largas semanas, demuestran que Pinochet, aparentemente, no sintió ninguna incomodidad por tener que acompañar a quien era ideológicamente lo más opuesto a lo que después sería el yugo pinochetista.

Fueron enemigos públicos y privados para siempre, especialmente tras el golpe de Estado que dirigió Pinochet el 11 de septiembre de 1973 y que le costó la vida a Salvador Allende. Cabe decir que Allende se suicidó con un rifle que le había regalado Fidel Castro.

La imagen, vista hoy, es un retrato del mal. Tal vez guardada en un cajón alguien pensó que lo mejor era que no se publicara, como se dice en el dorso. Ahora la podemos ver todos.