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Política

Arranca la legislatura en Cataluña con un Parlament más polarizado que nunca

El Govern busca consolidarse, ERC y los Comunes quieren más cesiones, y la oposición pretende marcar perfil propio

Parlament de Cataluña David ZorrakinoEUROPAPRESS

Esta tarde arranca el segundo curso de la XIV legislatura en el Parlament de Cataluña con la sesión de control al Govern. Mientras el ejecutivo de Salvador Illa busca consolidarse, reforzar la mayoría de investidura (el tripartito con ERC y los Comunes) y sacar adelante medidas clave, como los presupuestos o la intervención en el mercado de la vivienda, la oposición está preparada para desgastar al máximo al PSC fiscalizando hasta el más mínimo de sus movimientos.

El primer año estuvo marcado por la reubicación de los partidos tras el relevo en la Generalitat y por una creciente fragmentación en el hemiciclo. El PSC gobernó en minoría, arrastrado hacia la izquierda por ERC y los Comunes, sin presupuestos y con enormes dificultades para sacar adelante cualquier votación. Lo que empezó como un tripartito (PSC-ERC-Comuns) acabó convertido en un cuatripartito de facto gracias al apoyo puntual de la CUP.

Si en políticas de vivienda el Govern estuvo condicionado por la formación de Jéssica Albiach y en materia de cesiones por ERC, lo cierto es que el PSC articuló un discurso más cercano a la derecha en seguridad y delincuencia. No se quedó solo en palabras: los datos, al menos los oficiales, avalan el relativo éxito del llamado “Plan Kanpai” para combatir la multirreincidencia, desplegado el curso pasado en Cataluña. Sin embargo, Vox, PP y Aliança Catalana se encargaron en cada sesión de control de reprocharle a Illa que en Cataluña reina la inseguridad y, en el caso de Garriga y Orriols, alertar sobre los peligros de “la creciente islamización de Cataluña”. El escándalo de la DGAIA fue otro de los temas candentes.

Un curso más polarizado

Este segundo curso arranca con los mismos ingredientes: crispación entre bloques, bloqueo institucional y un PSC obligado a estrechar vínculos con ERC y los Comunes, mientras tantea un acercamiento con la CUP. La oposición, por su parte, intensificará su pugna interna: PP y Vox competirán por el electorado de derechas, mientras Junts y Aliança Catalana lo harán por el independentismo.

En el terreno parlamentario, la batalla central será la aprobación de los presupuestos. Son la pieza clave para que Illa despliegue su plan de “gran transformación” de Cataluña en materia de vivienda, seguridad y servicios públicos. Sin embargo, el president tendrá que sudar tinta para lograr el apoyo de sus socios. De momento, ni ERC ni los Comunes consideran que se hayan cumplido los pactos necesarios para sentarse a negociar las cuentas. Los republicanos reclaman avances en la financiación singular y en la gestión de las infraestructuras. Los Comunes, por su parte, no ven voluntad política de regular, al menos como ellos exigen, el mercado de la vivienda. Hasta que no haya avances, no negociarán los presupuestos de 2026.

Junts arranca el curso con divisiones internas y con el fantasma de Aliança en el horizonte. Su estrategia será endurecer el tono contra Salvador Illa, criticando la “falsa normalidad”, la “sumisión” a Sánchez y la “falta de sentido de país”. Además, cuando aborden temas como inmigración, inseguridad, okupaciones o empadronamientos, se apartarán de lo “políticamente correcto” para disputar el terreno a Aliança Catalana.

PP, Vox y Aliança Catalana se consolidan

En el bloque de derechas, PP y Vox alternarán la competencia con la cooperación. En Cataluña, la relación entre ambos es más cordial que en Madrid, lo que les permitirá unir fuerzas en la denuncia de las concesiones del PSC al independentismo. Vox se centrará en la inmigración y la “islamización” de los barrios, mientras que el PP pondrá el acento en la fiscalidad. Las encuestas, además, les otorgan un ligero crecimiento o, como mínimo, la posibilidad de mantenerse estables.

La gran incógnita del curso será la evolución de Aliança Catalana, que los sondeos sitúan ya en 19 escaños. La formación de Sílvia Orriols, que ha rentabilizado sus enfrentamientos directos con Illa en el Parlament, seguirá marcando la agenda con inmigración e islamización. Su crecimiento dependerá también de si Josep Rull mantiene el cordón sanitario y de la actitud del resto de partidos.