Territorio

El curioso caso del pueblo que quiere anexionarse a uno de los municipios más ricos de Barcelona

Bellaterra, a 10 minutos de la capital catalana, busca separarse de Cerdanyola del Vallès desde hace años

Campus de la Universitat Autònoma de Barcelona
Campus de la Universitat Autònoma de BarcelonaUAB

Separarse de Cerdanyola del Vallès para unirse a Sant Cugat del Vallès. Este es el propósito de Bellaterra, ciudad al norte de Barcelona ubicada justo detrás de la imponente sierra de Collserola. Un pueblo de alrededor de 3.000 habitantes, descentralizado y colindante con la zona industrial de Sabadell y Terrassa.

El conflicto viene de lejos y su inicio se remonta a hace algo más de una década: después de diversas peticiones de autogestión, en julio 2010 Bellaterra consiguió su reconocimiento administrativo como Entidad Municipal Descentralizada, dependiendo del Ayuntamiento de Cerdanyola.

Cinco años después, en 2015, se llevó a cabo en el municipio una consulta acorde con la ley de consultas populares no refrendarias que se saldó con un rotundo resultado: más del 90% de los votantes se posicionó a favor de que Bellaterra fuera un municipio autónomo. Es decir, independiente de Cerdanyola. Sin embargo, el Parlament no concedió el nuevo encaje administrativo de Bellaterra y el pueblo siguió como estaba, siendo una Entidad Municipal Descentralizada.

El siguiente intento llegó en 2019 con la constitución de un movimiento ciudadano a favor de su unión con otro municipio vecino. La comisión Bellaterra és Sant Cugat recogió más de un millar firmas en 2019 que avalaban con más del 50% del censo la separación de Cerdanyola y la anexión a la localidad de Sant Cugat.

La situación dio un vuelco este otoño, cuando un juzgado de Barcelona dio la razón a Bellaterra e impugnó la resolución del Ayuntamiento de Cerdanyola (PSC más Comunes) que bloqueaba su separación. El Consistorio, no obstante, no da la batalla por perdida y ya ha anunciado que recurrirá el fallo abriendo un nuevo periplo en los tribunales.

La ubicación de Bellaterra y la cercanía social y comercial con Sant Cugat son los principales argumentos que esgrime la plataforma impulsora de la localidad para anexionarse a uno de los municipios más ricos de Cataluña, con la quinta renta por habitante anual más alta (unos 21.300 euros) -y más pareja a Bellaterra- además de ser un enclave de referencia del área metropolitana.

De hecho, entre Cerdanyola y Bellaterra pasa la AP-7 por en medio, mientras que la conexión con Sant Cugat es fluida gracias a la estación de los Ferrocarriles de la Generalitat que hay en medio del municipio.

De llevarse a cabo, el proceso de separación y posterior unión debería ser validado por la Generalitat. El enorme complejo de la Universitat Autònoma de Barcelona, situado en la parte sur, quedaría al margen al no pertenecer a Bellaterra y ser de Cerdanyola.