Iglesia Católica

Crisis de sacerdotes en Cataluña: se pierden 250 en los últimos seis años

El número de catequistas también baja un 47%, de 7.758 a 4.097, y el total de religiosos pasa de los 5.764 de 2017 a 3.773 de 2023

Fachada de la Catedral de Barcelona, a 19 de diciembre de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). La archidiócesis de Barcelona es una circunscripción eclesiástica de la Iglesia católica en España. Se trata de una archidiócesis latina, sede metropolitana de la provincia de Barcelona. Desde el 6 de noviembre de 2015 su arzobispo es el cardenal Juan José Omella. 19 DICIEMBRE 2024;CATALUÑA;ARZOBISPADO;CATEDRAL;IGLESIA;ARCHIDIÓCESIS; David Zorrakino / Europa Press 19/12/2024
Sede del Arzobispado de Cataluña en la Catedral de BarcelonaDavid ZorrakinoEuropa Press

El número de curas en Cataluña cae un 16,3% en seis años, según datos de la Conferencia Episcopal Tarraconense. En 2023 constaban 1.313 sacerdotes, frente a los 1.569 de 2017.

En cuanto al total de religiosos, el año pasado había 3.773 sacerdotes, monjes y monjas, y otras personas relacionadas con la Iglesia, frente a los 5.764 registrados de 2017. En la misma línea, el número de catequistas ha descendido un 47 %, de 7.758 a 4.097.

El párroco del Seminario Conciliar de Barcelona, ​​Salvador Bacardit, admite a ACN el bajón del sentimiento religioso, por lo que cree que Europa debe recibir religiosos de otros continentes. Pero, al mismo tiempo, cree que hay un resurgimiento de la espiritualidad en general.

Bacardit reconoce que en casi toda Europa, y quizás en Cataluña un poco más, se ha "enfriado la religiosidad" y las tradiciones católicas se han ido perdiendo, salvo algunas manifestaciones más culturales, como la Navidad o la Semana Santa. Sin embargo, cree que la espiritualidad en general no ha disminuido, sino que incluso ha aumentado, vinculada al bienestar emocional, la psicología, la vida interior y la salud mental.

Esta disminución de la religiosidad se ha traducido en una reducción de la presencia pública del catolicismo, excepto en momentos puntuales, como la visita del papa Benedicto XVI a Barcelona en 2010 o las jornadas mundiales de la juventud en diversas ciudades. Bacardit también vincula esta disminución de la visibilidad pública de la religión al carácter "sobrio" de los catalanes, alejado de expresiones religiosas más festivas como Andalucía o Hispanoamérica.

Otro de los factores que cree que favorece el descenso de vocaciones religiosas, e incluso de las bodas por la Iglesia, es que los jóvenes de ahora son más “reacios a una opción de por vida”. "Hoy en día todo es más provisional, todo es mucho más inestable y está mucho más fragmentado", opina. También cree que el bajón de lanatalidad ha perjudicado tanto a la participación en ceremonias religiosas.

¿Qué debe hacer la Iglesia?

Para revertir esta situación, el párroco del seminario cree que la Iglesia católica no debe hacer propaganda ni proselitismo, pero sí “explicitar” el sentido que tiene para los cristianos la espiritualidad. "Debemos vivirlo y hablar sin complejos, debemos decir que es un camino que tiene sentido", remarca. "Hoy todavía es una opción válida, aunque el ambiente no acompañe demasiado, aunque sea ir a contracorriente", afirma.

En este sentido, dice que la Iglesia debe plantear su mensaje "en positivo". “Nosotros decimos que lo que hace más feliz, lo que da más sentido a la vida es poder confiar siempre en una persona, aunque cueste, que haya momentos de crisis; si uno va avanzando en ese camino, es una propuesta de realización humana, espiritual, que tiene sentido”, asegura.

Admite que a la Iglesia a menudo le cuesta explicarse bien y se refugia en su "zona de confort" para evitar las críticas externas o intenta pasar desapercibida en una sociedad "adversa", que a menudo destaca más los aspectos negativos de la institución . "No se trata de hacer propaganda, pero sí deberíamos ser más valientes y plantearlo en positivo", concluye.

Otra de las posibles soluciones al bajón de vocaciones religiosas, e incluso de asistencia a ceremonias religiosas, es justamente la llegada de recién llegados. Seminaristas o sacerdotes de fuera llegan a Cataluña para acabar de formarse y ayudar en parroquias, y algunos se quedan definitivamente. La Iglesia catalana acude a sacerdotes venidos de otros países o hijos de inmigrantes llegados aquí con sus familias. Vienen sobre todo de Hispanoamérica, pero también de África subsahariana y Asia. "Para ellos y para nosotros es una riqueza, ellos deben hacer un esfuerzo de adaptación a la cultura, a las lenguas, pero se acaban adaptando muy bien", asegura Bacardit.