Retrato Surrealista
El Dalí de Raquel Welch, en venta
Christie's busca comprador para el retrato que hizo de la actriz el genio de Figueres
La recientemente fallecida Raquel Welch ha sido uno de los grandes iconos que ha dado el séptimo arte. Por eso no es raro que también inspirara a numerosos creadores, no solamente cinematográficos. Uno de esos casos fue el de Salvador Dalí que la convirtió en la figura principal de una obra que estos días busca comprador de la mano de Christie’s.
Fechada por el propio Dalí en 1965, «Le voyage fantastique», que es como se titula la composición, fue realizada por el pintor con motivo de la película de mismo título, conocida en nuestro país como «Viaje alucinante», uno de los clásicos de ciencia-ficción. En la cinta dirigida por Richard Fleischer, uno de los primeros trabajos de Welch para la gran pantalla, narra la historia de un viaje al interior del cuerpo humano por parte de un equipo del que forma parte la actriz.
El estudio que produjo la película, 20th Century Fox, pidió al pintor de Figueres que supervisara la parte artística de «Viaje alucinante», aunque su nombre nunca apareció en los créditos de la misma. Sin embargo, en lo que sí encontramos la firma daliniana es en una importante obra que estos días busca comprador a través de Christie’s. No se trata de una subasta sino de una venta privada en la que esta casa hace de intermediaria entre el vendedor, un coleccionista privado y el comprador. Este último, si quiere este original, tendrá que pagar entre dos y tres millones de libras, que es lo que se pide por este trabajo de 101,2 por 152,7 centímetros.
No cabe duda que a Dalí le fascinó el encargo y en él empleó todos los recursos que conocía para poder atrapar al espectador. Inevitablemente no olvidó que su obra giraba alrededor de la película. Por eso incluyó el rostro duplicado de Raquel Welch en un estilo cercano al Pop Art: por un lado se basa en el concepto de multiplicación de Andy Warhol, pero también realiza una ampliación de la imagen fotográfica original, concretamente los llamados puntos benday, que remiten a los cuadros de Roy Lichtenstein. No era la primera vez que el surrealista empleaba esta última técnica pues ya aparece, por ejemplo, en un óleo de 1963 titulado «Retrato de mi hermano muerto».
Volvamos a la actriz fallecida el pasado miércoles. En «Le voyage fantastique» también la encontramos desnuda y de espaldas en la parte inferior derecha de la composición. También la tenemos, aunque hay que forzar un poco la vista para encontrarla, caracterizada como Cora, su personaje en «Viaje alucinante».
Cabe señalar que Dalí y Welch se conocieron. Los dos participaron en un acto público en el que la actriz, solamente vestida con un biquini, posaba para un Dalí que no tenía en cuenta lo que tenía ante sus ojos. El resultado fue un cuadro abstracto en el que destaca, por encima de todo, la rúbrica del pintor. Aquello tuvo lugar en Nueva York el 7 de febrero de 1965 y, como era de esperar, fue debidamente fotografiado y publicitado.
Precisamente el cuadro que nos ocupa fue realizado por Dalí en su habitación en el hotel St.Regis, en la ciudad de los rascacielos. Allí lo presentó a quienes formaban parte de su círculo más cercano en el terreno neoyorquino. Uno de los que se acercó a la suite fue Andy Warhol, como lo demuestran algunas de las fotografías de la época tomadas por David McCabe. A Warhol le fascinó ese cuadro y fue testigo de excepción del proceso creativo. Gracias al trabajo de McCabe tras la cámara, sabemos que Dalí colocó «Le voyage fantastique» junto a uno de sus cuadros de grandes dimensiones también con ecos pop como es el caso de «Apoteosis del dólar». McCabe, en su libro de recuerdos sobre Warhol, narra el momento de su visita a lo que el de Figueres calificaba como «mi humilde taller de fabricación de dólares». Con la música a todo volumen, Dalí estuvo acompañado de un gato que había encontrado en las calles de Nueva York y que se mostró agresivo con los recién llegados. Mientras todo eso ocurría, Gala, la esposa de Dalí, entraba y salía.
El cuadro nos devuelve a la fascinación que Dalí sintió siempre con el mundo de Hollywood. El interés por colaborar con la meca del cine siempre fue una obsesión para el pintor, aunque no tuvo mucho suerte en su búsqueda. Con Alfred Hitchcock, en «Recuerda», tuvo muchos problemas al ser cortada buena parte de la secuencia que fue ideada. En otro caso, como es el de Walt Disney, el proyecto no pasó del papel, pese al empeño de las dos partes.
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