Historia

El día que Mussolini bombardeó Barcelona provocando casi mil muertos, más de cien niños

Se trató del primer bombardeo de saturación de la historia

El día que Mussolini bombardeó Barcelona provocando casi mil muertos, más de cien niños
El día que Mussolini bombardeó Barcelona provocando casi mil muertos, más de cien niñosWikipedia

Entre el 16 y el 18 de marzo de 1938, Barcelona vivió uno de los episodios más atroces de su historia contemporánea. Durante más de cuarenta horas, la ciudad fue sometida a una cadena de bombardeos aéreos ejecutados por la Aviación Legionaria italiana, aliada del bando franquista en la Guerra Civil. Los ataques, lanzados desde tres bases en Mallorca, dejaron una cifra oficial de 924 muertos, 118 de ellos niños, más de 1.500 heridos y decenas de edificios destruidos. Algunas fuentes elevan el número de víctimas hasta 1.300.

El primer bombardeo de saturación de la historia

Estos ataques son considerados uno de los primeros bombardeos por saturación de la historia, una táctica bélica diseñada no para destruir infraestructuras militares, sino para quebrantar la moral de la población civil, desorganizar cualquier intento de respuesta y paralizar la vida urbana. El objetivo era claro: provocar el terror y matar a tantos como sea posible.

En total se contabilizaron 17 incursiones en menos de dos días, muchas de ellas con apenas tres horas de diferencia. Aunque técnicamente la ciudad estuvo bajo bombardeo un total de 16 minutos reales, la alarma aérea duró más de 40 horas ininterrumpidas, generando un estado de angustia constante.

Muerte desde el cielo

La noche del 18 de marzo resultó especialmente trágica. Cinco aviones Savoia-Marchetti S-79 arrojaron sobre el centro de Barcelona ocho bombas de 250 kg, un centenar de 100 kg y una docena de artefactos incendiarios. Una de las bombas cayó en la intersección de Balmes con Gran Via, impactando directamente en un camión lleno de trillita. La explosión generó una columna de fuego y humo tan imponente que sorprendió incluso a los propios pilotos.

Otros proyectiles alcanzaron un autobús lleno de pasajeros, reduciéndolo a un amasijo de hierros calcinados. Las zonas más afectadas fueron Las Ramblas, la Diagonal y Plaza de Cataluña. Los proyectiles utilizados, muchos de ellos experimentales, tenían escasa capacidad de penetración pero una gran potencia expansiva, lo que multiplicó el número de víctimas entre viandantes, comensales en restaurantes y pasajeros de tranvía.

Mussolini bombardea Barcelona
Mussolini bombardea BarcelonaWikipedia

¿Conocimiento o consentimiento de Franco?

Aunque el bombardeo fue ordenado directamente por Benito Mussolini, desde Roma, existe controversia sobre si Franco lo consintió o no. Documentos posteriores, incluidas memorias de su primo y secretario Francisco Franco Salgado-Araujo, sostienen que “todos los bombardeos se hacían por decisión del mando español”. Lo cierto es que la aviación italiana gozaba de autonomía operativa en sus bases mallorquinas, y ya había atacado otras localidades sin autorización expresa del bando franquista.

Barcelona ya había sido bombardeada en varias ocasiones desde el inicio de la guerra, pero nunca con tanta intensidad. La respuesta de la población fue inmediata. Las estaciones de metro y del tren de Sarrià se convirtieron en refugios improvisados, y pronto el Ayuntamiento organizó una unidad de defensa pasiva, una red de vigilantes, farmacias, hospitales y refugios vecinales.

Gracias al tejido asociativo de la ciudad, comités de barrio, entidades vecinales, asociaciones civiles, se emprendió una movilización masiva para construir refugios antiaéreos en todos los barrios. Los materiales eran precarios: ladrillos, piedras de casas derruidas, restos de otras bombas. Participaba quien podía: las mujeres, los ancianos y los niños trabajaban bajo tierra mientras los hombres iban al frente.

Se difundieron protocolos de actuación en caso de alarma, y se instalaron sirenas que avisaban cuándo correr a los refugios. En junio de 1937, la Generalitat extendió la experiencia barcelonesa al resto de Cataluña. Se construyó una red subterránea de más de veinte kilómetros de túneles, con capacidad para entre 200.000 y 300.000 personas.

Guerra, diplomacia y silencio internacional

Mientras tanto, la situación internacional era crítica. Francia acababa de sufrir la dimisión de su gobierno y Hitler acababa de anexionarse Austria, comparando su acción con la guerra en España. El avance franquista hacia el Mediterráneo tras la toma de Teruel había alarmado a Francia y Reino Unido. Aunque el jefe del gobierno francés Léon Blum permitió la venta de armas a la República, rechazó enviar tropas para proteger Cataluña. Franco, consciente de que necesitaba evitar una intervención extranjera, llegó a sugerir a Alemania que podría prescindir de las tropas terrestres italianas, aunque nunca renunció ni a la aviación fascista ni a la Legión Cóndor.

Los bombardeos de marzo de 1938 sobre Barcelona no sólo marcaron un hito trágico en la Guerra Civil Española. También fueron un ensayo letal de las tácticas aéreas que poco después devastarían Europa en la Segunda Guerra Mundial. La ciudad fue laboratorio de la guerra moderna, donde los civiles se convirtieron en objetivo militar. Años más tarde, nombres como Guernica, Varsovia, Londres o Dresde resonarían con el mismo horror que entonces retumbó en el cielo barcelonés.