Municipal

La Girona gobernada por la extrema izquierda: quejas vecinales, suciedad y delincuencia

El barrio de Font de la Pólvora fue escenario de graves disturbios: un grupo de jóvenes quemó contenedores, atacó a los Mossos d’Esquadra y causó daños en un centro cívico

Suciedad en las calles de la capital gerundense
Suciedad en las calles de la capital gerundense La Razón

Las fiestas patronales, que antaño fueron motivo de diversión y reunión entre vecinos, se han convertido en una pesadilla en muchas ciudades de Cataluña. El motivo no es otro que la seguridad creciente que sufren los catalanes, y que encuentra en las ferias un espacio de impunidad propicio. El mejor ejemplo es Girona, municipio que esta semana, del 24 de octubre al 2 de noviembre, celebró las Fires de Sant Narcís.

Girona, ciudad gobernada por la CUP con el apoyo de ERC y Junts, atraviesa desde hace tiempo un acelerado proceso de degradación. La limpieza y la seguridad son las caras más visibles de este problema. Durante estas fiestas se han producido varios episodios que sacan a relucir la inseguridad que sufren los vecinos de la ciudad.

El primer fin de semana de la feria fue especialmente conflictivo, con múltiples robos, una pelea multitudinaria y una agresión sexual. Este último caso fue especialmente grave. Unas chicas menores de edad fueron acosadas por un grupo de jóvenes, entre los cuales un marroquí de 18 años que les hizo tocamientos y acabó siendo detenido por los mossos.

Por las redes circula también un vídeo que muestra una pelea multitudinaria en una de las zonas de la feria. La trifulca entre una decena de jóvenes acabó con un herido leve por arma blanca y el robo de un dispositivo móvil. La policía logró detener al ladrón, un joven de 24 años, pero el autor del apuñalamiento consiguió escapar.

La gestión municipal de Lluc Salellas, alcalde de Girona y dirigente de la CUP–Guanyem, se encuentra en el punto de mira por el aumento de las quejas vecinales y la percepción de inseguridad en varios barrios de la ciudad.

Durante los últimos meses, distintos sectores ciudadanos han criticado el funcionamiento de los servicios públicos, especialmente el sistema de recogida de residuos, así como la respuesta del consistorio ante los episodios de delincuencia y conflictividad urbana.

Basuras y malestar ciudadano

El nuevo sistema de recogida de residuos “porta a porta” y los contenedores inteligentes, implantados por el equipo de Salellas, han provocado un notable descontento entre los vecinos. Los fallos en la gestión han generado imágenes de contenedores desbordados y acumulación de residuos en la vía pública.

En algunos barrios, asociaciones vecinales han impulsado campañas de recogida de firmas, superando las 6.000 adhesiones, para exigir una revisión del modelo. El propio alcalde ha reconocido “problemas de implantación” y se ha comprometido a introducir mejoras, aunque defiende el sistema como “más sostenible y moderno”.

A los problemas de gestión se suma la preocupación por la seguridad ciudadana. En marzo de 2025, el barrio de Font de la Pólvora fue escenario de graves disturbios: un grupo de jóvenes quemó contenedores, atacó a los Mossos d’Esquadra y causó daños en un centro cívico. El Ayuntamiento anunció su personación contra los responsables, y Salellas condenó los hechos, aunque desde la oposición se le reprochó “falta de firmeza”.

Meses antes, en la verbena de Sant Joan de 2024, un tiroteo mortal en el centro de Girona dejó dos víctimas. La reacción del alcalde, calificada de “tibia” por parte de algunos vecinos y partidos, reabrió el debate sobre la capacidad del consistorio para garantizar la seguridad en los espacios públicos.

Salellas ha mantenido un discurso diferenciado sobre las ocupaciones de viviendas, señalando que “no todas son conflictivas” y defendiendo una respuesta proporcional que distinga entre la precariedad habitacional y la delincuencia organizada. Sin embargo, sectores vecinales del Barri Vell y de Sant Narcís han pedido una política “más clara y contundente” frente a los grupos que utilizan inmuebles ocupados para actividades ilícitas.

El gobierno municipal —formado por Guanyem, ERC y Junts— afronta ahora un clima de creciente desconfianza ciudadana, con encuestas locales que reflejan un descenso en la valoración del alcalde y un aumento de la preocupación por la seguridad.

Pese a las críticas, Salellas ha defendido que Girona “sigue siendo una ciudad segura y comprometida con la justicia social”, y ha anunciado un refuerzo de la policía municipal y una auditoría interna sobre la gestión de los residuos.