Salud

"Hay más enfermedad hepática que hace 20 años"

Pese a un mejor conocimiento de las patologías y la mejora de las herramientas de diagnóstico e intervención, en los últimos años se está evidenciando un crecimiento de la prevalencia de las enfermedades hepáticas y la mortalidad asociada a las mismas, principalmente por unos hábitos de vida poco saludables

Enfermedad del hígado graso
El hígado graso es una de las principales causas de desarrollo de enfermedad hepática avanzadaLa RazónLa Razón

A día de hoy disponemos de mejores herramientas, mayor capacidad de diagnóstico y un mayor conocimiento de la prevención en lo relativo al manejo de las enfermedades hepáticas, sin embargo, mientras la incidencia de cáncer va en declive y la de las patologías cardiovasculares decrece, la causa hepática sigue una tendencia al alza.

“Tanto la prevalencia de las enfermedades hepáticas como la mortalidad asociada a las mismas van en aumento. Hay más enfermedad que hace 20 años”, destaca Manuel Romero, presidente de la Asociación Española para el Estudio de Hígado (AEEH). Y la principal explicación a este incremento son nuestros hábitos de vida, poco saludables.

“La hepatitis C, que en su día fue una de las principales causas de muerte y de trasplante, es el ejemplo de que con una buena prevención, un diagnóstico precoz y una intervención adecuada es posible hacer desaparecer una enfermedad”, recuerda Romero, quien al respecto indica que “éste es precisamente el modelo a seguir respecto a las enfermedades hepáticas”.

Hígado graso y alcohol

Sin embargo, una vida cada vez más sedentaria y otros factores como el crecimiento de la prevalencia de la diabetes y la obesidad se han traducido en una afectación de la esteatosis hepática o, como se conoce popularmente, hígado graso, de cerca del 32% entre la población española adulta, una cifra que pone de manifiesto que “ésta se ha disparado”. “Y de ese 32%, en torno a un 10% está en riesgo de desarrollar una enfermedad hepática avanzada”, como cirrosis o fibrosis, indica el presidente de la AEEH.

Sobre esta problema de salud, indicar que tiene lugar como resultado del sufrimiento del hígado por un trastorno metabólico. Es decir, la acumulación de grasa por una excesiva ingesta de la misma que no se quema haciendo ejercicio, genera inflamación en el órgano y ello puede provocar la aparición de enfermedades graves como la cirrosis o la fibrosis.

De hecho, ocho de cada diez personas con sobrepeso presentan ya hígado graso y se encuentran en riesgo de desarrollar cirrosis a edades tempranas. En este sentido, hay que tener en cuenta que, en Cataluña, un 14,7% de la población adulta y un 11,7% de la población infantil padece obesidad.

Y es que si bien “en la enfermedad hepática puede haber un componente genético, lo cierto es que hay una parte importante que se relaciona con hábitos de vida poco saludables”, asegura Romero. En esta línea, cabe señalar que otro de las principales factores que contribuyen a incrementar el riesgo de desarrollar una patología hepática avanzada, junto al hígado graso, es el consumo de alcohol. “Es una sustancia tóxica que genera problemas salud, como neoplasias, enfermedad mental y enfermedad hepática”, destaca el doctor, para a continuación hacer hincapié en que “en los últimos años se ha evidenciado un aumento del consumo de alcohol entre los jóvenes y menores de edad”. Este hecho resulta muy preocupante, puesto que, entre otras cosas, el alcohol es el causante del 50% de los casos de cirrosis hepática, una dolencia cuya incidencia a día de hoy en Cataluña es de 460 casos por cada 100.000 habitantes

La dieta, causa y solución

En definitiva, tal y como señala Romero, “la dieta es una causa de enfermedad”, sin embargo también apunta que “ésta puede ser también la solución”. Y es que “una dieta mediterránea, ejercicio y evitar el consumo de alcohol no solo previene la enfermedad, sino que cuando ésta ya se ha instaurado puede revertirla para alcanzar la curación”. “Se puede incluso quitar la fibrosis”, señala el presidente de la AEEH.

Así pues, la prevención es una de las claves para conseguir reducir la prevalencia e incidencia de la enfermedad hepática, las otras dos son “el diagnóstico precoz y la intervención terapéutica”. Sobre la primera, Romero recuerda que “cuando se lleva a cabo una intervención antes de que aparezca la fibrosis avanzada, existe la posibilidad de inducir la curación total”. “De otro modo, no podemos garantizar que que ya no exista el riesgo de desarrollarla”.

“Por ejemplo, en el caso de la Hepatitis C, que estamos consiguiendo eliminar, miramos si ya hay fibrosis y si no es así, hacemos el tratamiento y curamos, pero si el paciente tiene fibrosis avanzada, pese a que en algún momento podemos alcanzar la curación, hemos de seguir vigilantes porque aún existe el riesgo de desarrollar cáncer de hígado”, explica el doctor, quien indica que “lo mismo puede suceder con las hepatitis virales, el alcohol o el hígado graso”.

Diagnóstico precoz

Por lo tanto, la evidencia sugiere que es necesario “generar planes de cribado” a partir de dos herramientas principales: el análisis de sangre y la elastografía. “A todo paciente diabético habría que mirarle el hígado en primera instancia”, comenta a modo de ejemplo Romero, pero para poder hacerlo es imprescindible “dar herramientas al médico endocrinólogo y a la Atención Primaria para que puedan seleccionar a los pacientes con riesgo de enfermedad hepática y, en consecuencia, les realicen la prueba pertinente para confirmar si existe alguna alteración hepática”,

En la misma línea, el presidente de AEEH recuerda que “dos de cada tres personas que ingresan en un hospital con cirrosis descompensada por alcohol desconocen tener enfermedad hepática” e insiste que es por ello que “hay que realizar cribados y estudios del hígado en personas con factores de riesgo”, así como también es necesario educar a la población y los profesionales y comunicar acerca de la enfermedad hepática y los factores que pueden favorecer su desarrollo.

Intervención

En cuanto a la intervención terapéutica, ,es imprescindible que el paciente adopte unos hábitos de vida saludables y solo con ello, con una dieta saludable, ejercicio y la eliminación del alcohol, las probabilidades de curación superan el 80%. Pero además, para quienes no responden, existen otras opciones terapéuticas, como la farmacológica.

Al respecto, el doctor Romero recuerda que “el problema de la enfermedad hepática no es tanto que provoque la muerte, pese a que se encuentra entre las diez principales causas de mortalidad, sino la pérdida de años de vida que supone para los pacientes jóvenes”.

Así pues, la enfermedad hepática es evitable con prevención y tratable con un diagnóstico precoz y una intervención adecuada, contexto en el que es imprescindible educar e informar a la población y dotar de las herramientas necesarias a los profesionales de la Atención Primaria para que ello pueda ser una realidad.

Por ello, desde la AEEH no solo se ha instado al gobierno a poner en marcha un plan de salud hepática basado en el hecho de que existe la posibilidad de cambiar el curso de las cosas, sino que además la entidad organiza periódicamente, en diferentes regiones españolas, la Semana de las Enfermedades Hepáticas, que esta semana se está celebrando en Cataluña con el objetivo de concienciar sobre la tendencia creciente a las patologías crónicas del hígado y la importancia de la detección precoz