Auge del extremismo

El nacimiento de la extrema derecha independentista en Cataluña

Aliança Catalana gana las elecciones en Ripoll y el FNC gobernará en La Masó

Una imagen de la localidad de Ripoll
Una imagen de la localidad de RipollLa Razón

Hasta hace poco tiempo, varios prohombres del independentismo presumían, y vaticinaban, que la extrema derecha, en alusión a Vox, no tendría nunca cabida en la sociedad catalana. Pues bien, no solo ha conseguido representación en buena parte de Cataluña, sino que, además, esa misma sociedad ha alumbrado a varios partidos de extrema derecha independentista en la Cataluña interior, tal y como se vio en las pasadas elecciones municipales.

Así las cosas, el Front Nacional de Catalunya (FNC) obtuvo el pasado domingo seis concejales, cuatro en el pequeño municipio de La Masó (Tarragona), donde ganaron las elecciones, y otros dos en Manresa. A su vez, una escisión, Aliança Catalana ha ganado las elecciones en Ripoll, falta por ver que pueda gobernar. Y un viejo conocido de la política municipal, Josep Anglada, el padre de la extrema derecha catalana, ha vuelto al ayuntamiento de Vic, dónde fue concejal durante 16 años consecutivos, con dos regidores.

Los focos, de momento, se sitúan en Sílvia Orriols, ganadora de las elecciones en Ripoll, tras abandonar al FNC, con un discurso abiertamente islamófobo. Durante la campaña de 2019, los partidos con representación, a propuesta de la CUP, acordaron establecer un cordón sanitario al FNC debido a su «ideología xenófoba». La ciudad estaba entonces conmocionada por los atentados de Barcelona, gestados en Ripoll, y se temía que esto avivara discursos de odio. Durante su mandato, el FNC no obtuvo apoyo de los demás partidos y mantuvo posturas muy agresivas con la inmigración. Sin embargo, Aliança Catalana logró posicionarse como la fuerza más votada, desbancando a Junts. En Ripoll viven unas 11.000 personas y, con datos del Ayuntamiento, solo un 13,97% son inmigrantes.

Con una participación cercana al 60%, Orriols conseguía más del 30% de los votos, a una gran distancia de Junts, la segunda fuerza más votada, con 3 concejales y un 17% de los votos. Junts, que había gobernado sin problemas durante 12 años en la ciudad, perdía cinco concejales y se ha quedado con solo tres.

Aliança Catalana se comprometió, si llegaba a la alcaldía, a cerrar la mezquita. En sus mensajes electorales no hablaba de inmigración, sino de invasión, y aseguraba que ocupas, ladrones y asesinos tienen más derechos y servicios que los jubilados. El partido de Orriols propone, además, declarar la independencia unilateralmente, restituir el estado catalán que, según sus palabras, «nos fue arrebatado militarmente hace 400 años», y levantar fronteras en Cataluña. Para la líder de AC, la inmigración es la culpable del retroceso del catalán, el aumento de la delincuencia y la devaluación de los salarios. El resto de formaciones con representación en el Ayuntamiento de Ripoll se enfrentan al dilema de reeditar el cordón sanitario e impedir que Orriols sea la alcaldesa o quedarse en la oposición con la posibilidad de activar una moción de censura en el fututo. Aparte de Ripoll, ha obtenido un concejal en Manlleu y otro en Ribera de Ondara, un municipio de poco más de 500 habitantes de la Segarra.

El FNC, del que se escindió Sílvia Orriols por moderados, ha obtenido representación en dos municipios: Manresa, con dos concejales, y La Masó, donde el FNC ha obtenido cuatro de los siete concejales en juego y, por tanto, la mayoría absoluta. Es el primer municipio donde gobernará esta formación de la extrema derecha, que ha echado a Junts de la alcaldía. En Manresa, apenas tendrá influencia, aunque su discurso antiinmigración puede coincidir con el de Vox, que ha sacado a un concejal. Por lo demás, FNC se define como nacionalista y es partidario de declarar unilateralmente la independencia. El partido fue fundado en 1999 por Xavier Andreu, antiguo militante neonazi, y Jordi Casacuberta, ambos miembros de Estat Català.

La extrema derecha de corte español, pero de adscripción catalana, también se asomó a las elecciones. Josep Anglada regresa al Vic, esta vez con las siglas SOMI, Som Identitaris, y dos concejales. En la capital de Osona, SOMI se ha presentado a las elecciones con propuestas concretas para la ciudad, como eliminar las barreras arquitectónicas o remodelar el mercado municipal, pero también con promesas populistas, como acabar con los empadronamientos fraudulentos que, según ellos, hace el Ayuntamiento, y también con el incivismo, la droga o la prostitución. Josep Anglada fue expulsado de Plataforma por Catalunya, el partido xenófobo que él mismo había fundado, en 2014, por apropiarse de fondos del partido, y creó la formación SOMI, que ya se presentó en las elecciones del 2019, sin obtener ningún concejal. Militante en la juventud de Fuerza Nueva, ha sido denunciado y condenado por insultos, amenazas y agresiones.