Una guía cinéfilo
Las películas con las que definir tu vida
Un libro recomienda qué cine ver según el momento vital en el que nos encontramos
¿Y si pudiéramos explicar la vida a partir de las películas que vemos? ¿Y si existiera una película para cada año que vivimos esperando que podemos ser centenarios? El crítico y periodista Alejandro G. Calvo sabe mucho del séptimo arte y responde a esas preguntas en un libro de reciente publicación. «Una película para cada año de tu vida», publicado por Temas de Hoy, es una guía personal y particular por títulos de la gran pantalla escogiendo los idóneos para cada edad, en un camino que nos lleva de los 0 a los 100 años.
Alejandro G. Calvo, en declaraciones a este diario, explicó que su libro «está construido mientras se hacía. No se podía hacer con una lista. Era un aparato nostálgico. Debía encontrar un punto emocionante del yo de 20 años con los que tienen 20 años ahora. Cada texto es un accidente. Cualquier capítulo no sabía cómo arrancaría y hasta dónde iba a llegar. Lo que ha pesado más es un relato personal, emocional. Cuando hablamos de nuestros miedos y alegrías es cuando más conectamos con la gente. Si te pasas puedes caer en lo cursi, en lo patético. Aposté por eso, pero no hay una primera persona. Me abro a sentimientos y emociones pero es algo que ha surgido mientras escribo».
Empecemos por el principio, por el año 0 de vida. Para ese momento, Calvo nos recomienda «El árbol de la vida», de Terrence Malick. «Es una película para los padres porque es exigente, pero que te acompaña cuando nacen tus hijos. Cuando nacieron los míos entendí el significado de la vida y ese milagro de ser padre lo retrata de una manera preciosa Terrence Malick. Pone en escena el inicio de la vida, algo que no había hecho nadie, esa belleza que yo viví. Fue el primer texto que hice para este libro».
En «Un libro para cada año de tu vida» nos llega uno de los primeros clásicos a los 13 años, de la mano de «La diligencia» de John Ford. ¿Es esa la edad ideal para empezar a conocer los clásicos? Alejandro G. Calvo reconoce que «hay edades en las que somos más sensibles, pero necesitas una educación para entenderlo. Si con 13 años ves “La Diligencia”, escuchas “Blonde on Blonde” de Dylan y lees “Rayuela” de Cortázar puede cambiarte la vida para siempre, igual que lo hacen los relatos de Borges o Poe. Nuestro trabajo es básico para que lleguen a los clásicos. Los jóvenes de ahora crean contenido, con una sensibilidad muy abierta. La cultura está más al alcance que cuando éramos jóvenes y cualquier disco o libro lo puedes conseguir al momento».
Probablemente llame la atención que se recomiende acercarnos a las dos primeras entregas de «El padrino» de Francis Ford Coppola a los 55 y los 56 años, respectivamente. Pero hay motivo y ese es que «para disfrutar bien las películas hay que disfrutar la vida. Es muy dura y triste y para entenderla mejor hay que saber lo que es tener hijos, perder a alguien... Porque soy de los que cree que el mejor crítico de cine no es el que se encierra a ver varios estrenos. No. Es el que sale de casa, se enamora, se rompe el corazón... Volviendo a “El padrino”, en el primer guion del libro estaban más separadas, pero cualquier película se puede ver a cualquier edad con excepciones de si tiene un contenido pornográfico. No se puede olvidar que Francis Ford Coppola es el mejor director de la historia del cine en esa pinza de edad y que en la década de los setenta hace esas obras maestras, además de “Apocalypse Now”».
El viaje concluye a los 100 años con una película que cierra el círculo. Es «2001: odisea del espacio», de Stanley Kubrick. ¿Por qué acabar con esta y no otra de las obras del maestro Kubrick? «Porque Kubrick tiene mucha conexión con Malick. De una manera visionaria y radical, te habla de lo que hay más allá de la vida. Con Arthur C. Clarke elucubra esa obra que es una delicia, abriéndote la puerta a otros mundos que son apasionantes. Tiene elementos que me parecen fascinantes, como mostrar que los astronautas son más fríos que la computadora Hal. Hay algo ahí, en ese hecho, que resulta espeluznante. No se puede olvidar que “2001”, tanto la película como el libro son anteriores a la llegada de Armstrong a la luna. Nosotros moriremos y esas películas quedarán, como quedan las pinturas de la Sixtina».
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