Hispanofobia
La prensa internacional se hace eco del ataque del independentismo radical a una heladería de Barcelona por atender en castellano
El diario Clarín califica de "fascista" y "supremacista" la vandalización del establecimiento
El tuitero @FalaciasStop ha difundido en la red social X un mensaje argumentando que el ataque independentista a una heladería argentina de Barcelona «exhibe rasgos fascistas» ya que «se señala al comerciante como ‘enemigo’ por no hablar catalán», además «se ejerce coacción social mediante vandalismo e insultos» y «se busca imponer uniformidad lingüística y se estigmatiza al disidente».
El diario más importante de Argentina, Clarín se hizo eco de esta campaña separatista contra la heladería iniciada por el consejero de ERC en el distrito de Gracia Guillem Roma. La heladería está en este barrio, que actualmente está en fiestas.
La ‘excusa’ de Roma para iniciar la cacería fue una presunta ‘catalanofobia’ ya que argumenta que a su pareja no le quisieron atender por hablar en catalán y le recordaron que estaba «en el reino de España». De hecho, la número 2 de la formación, Elisenda Alamany, ha avalado el comportamiento de Roma.
Por su parte, a número 2 de ERC, la secretaria general Elisenda Alamany, ha avalado la campaña contra la heladería. Ha contestado al regidor del PP Dani Sirera, que denunció que «ninguna causa, ninguna, justifica la violencia» diciendo que «estamos defendiendo pedir un puñetero helado en catalán en nuestra ciudad. Guillem Roma, nuestro consejero de distrito, formalizó la queja cómo tocaba y dónde tocaba con la paciencia, ciertamente, que algunos ya no tienen porque estamos hasta las narices».
Lo que hizo Guillem Roma fue un señalamiento en toda regla, difundiendo en redes sociales una fotografía con la fachada de la heladería para que otros separatistas practicaran el «a por ellos». Y lo consiguió, dado que el local fue vandalizado con pintadas altamente ofensivas, insultos en redes sociales y un aluvión de críticas negativas al local en Google. Así considera la número 2 de ERC que fue «formalizar la queja como tocaba y dónde tocaba».