Polémica

Salt frena los castigos a menores en mezquitas tras las alertas de las escuelas

El Ayuntamiento, los Mossos y la Generalitat actúan ante quejas de malos tratos en clases de árabe

En la imagen, la fachada del edificio del calle Japó de Nou Barris, en Barcelona, que acoge la nueva mezquita creada en el distrito
Una mezquitalarazon

Salt ha intervenido ante las denuncias de castigos físicos a menores en algunas de las mezquitas del municipio. La actuación, impulsada por el Ayuntamiento en colaboración con los Mossos d'Esquadra y la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat, ha permitido desactivar una situación que se arrastraba desde el curso anterior. La alerta la dieron varios centros educativos, que detectaron signos de malos tratos entre su alumnado, supuestamente recibidos durante clases de árabe en oratorios islámicos, informa Crónica Global.

La intervención comenzó a principios de este año tras los avisos de escuelas como La Farga y la Escola Pia. Personal municipal, liderado por el regidor de Educación, Adrià Martín (Junts), visitó sin previo aviso los centros religiosos más señalados, especialmente durante los fines de semana, cuando acude más población infantil. En febrero se logró detener el foco más evidente de malos tratos, aunque nuevos indicios obligaron a extender la supervisión a otras mezquitas.

La situación se produce en un municipio marcado por una fuerte diversidad cultural: Salt acoge a vecinos de 94 nacionalidades distintas y cuenta con siete oratorios islámicos, tres de ellos marroquís. La comunidad musulmana representa una parte significativa del tejido social del municipio, pero también plantea retos de integración y convivencia. Según fuentes de la comunidad, las clases de árabe tienen como finalidad preservar el idioma y la identidad cultural de los menores, aunque voces como la del activista antirracista Karim Sabni advierten de la falta de formación entre algunos docentes religiosos, lo que puede derivar en situaciones preocupantes.

Las direcciones escolares y el consistorio aseguran que, desde el último Consejo Educativo Municipal del 4 de junio, no se han registrado nuevas denuncias. El Ayuntamiento destaca que, pese a no haberse formalizado denuncias judiciales, se activaron los protocolos y se alertó a la Generalitat.

La problemática no es nueva: ya en el curso anterior se detectaron indicios similares que no se lograron atajar del todo. La tensión acumulada en el municipio ha generado un clima especialmente sensible en torno a los temas vinculados a religión e integración. De hecho, Salt fue noticia hace apenas tres meses por los disturbios generados tras el intento de desahucio de un imán que residía en un inmueble okupado. Durante varias noches se vivieron enfrentamientos entre jóvenes y la policía, en un contexto ya tensionado por la falta de vivienda y la precariedad social.

Este nuevo caso vuelve a situar a Salt como un termómetro de los desafíos de convivencia y multiculturalidad en Cataluña. Mientras el Ayuntamiento insiste en la colaboración con los líderes religiosos y en promover una educación sin violencia, la experiencia reciente evidencia las dificultades estructurales de algunas comunidades para adaptarse a las normativas locales y garantizar el bienestar de los menores.